- ¡La puta! Con un gesto, el americano ha parado al moro.
- No se fía de él, ni de Sánchez. - Les conoce ¿Los dos juntos? Vale, pero las bases son americanas. Rota y Morón para empezar. Y Torrejón de Ardoz de postre. Para los dos. - Lo de ‘Baiden’ con España no se ve bien en USA. Los republicanos no lo entienden. - Los demócratas ‘yunaitesteites’ tampoco. - España es Europa. Pero si se descorcha Mohamed a ver cómo se para. Sin florituras y con todos los respetos, son apuntes textuales de la tertulia con dos Ángeles: García y Marín. La celebramos en Navacerrada, no todos los días, a media mañana, con café en El Segoviano, antes de comprar el ‘pan de pueblo’ de Milagros. Nadie convoca, pero vamos. No hay cita previa, pero coincidimos.
Quinto Septimio Florente Tertuliano (160-220) nació y murió en Cartago. Tras pasar por Roma, adquirió fama de jurista. En el siglo XVII se puso de moda citar a Tertuliano en ambientes culturales; y, por asociación, se dio el nombre de tertulia a algunas reuniones. Coromines y Pascual, en el Diccionario Crítico Etimológico Castellano, sugieren la posibilidad del juego de palabras hecho con el nombre de Tertullius, leído ‘ter Tullius’ (el que vale tres veces más que Tulio, o sea, Cicerón). Lo recoge Ricardo Soca en su libro ‘La fascinante historia de las palabras’.
El diccionario de la RAE define tertulia como reunión de personas que se juntan para conversar o recrearse. En la práctica, ajena a los ejemplos que conocemos en radio y televisión, hay una forma de tertulia, la dialógica, basada en el interés de conversar y aprender en un clima afectivo que es instructiva y divierte.
Nuestra tertulia, de este verano en El Segoviano, es dialógica y ha salido improvisada. La apuntala uno de los Ángeles, Marín, que desayuna allí leyendo el periódico. La conversación se alimenta con los que vamos llegando. El tema del día, anteayer, tenía su origen en una información de El País: Una conferencia telefónica Biden-Sánchez, de 25 minutos, sobre Afganistán. Gobierno de talibanes. Éxodo y evacuación de americanos y colaboradores en peligro. Un follón descomunal. En medio, el aireado diálogo Sánchez-Mohamed VI que conoció Biden, ocupó portadas y telediarios; y produjo que en nuestra tertulia hubiera opiniones sobre dos asuntos: uno, de entidad menor, la conversación Biden-Sánchez, expuesta por el diario El País para exaltación de Sánchez, con la revisión de ABC sobre ella para acercar a Sánchez a Biden, pero marcando distancias entre los que USA entiende como aliados, 26, y la España, fuera de ese grupo, empequeñecida por el gobierno PSOE-UP, que preside Sánchez, capaz de alargar un paseo de segundos junto a Biden; o, por qué no, de disfrazar lo que acaso no fueran más que unas instrucciones: En Morón, Rota y Torrejón de Ardoz, manda USA y PSOE-UP, en posición de firmes, obedecen.
Y otro, más importante, sobre la posición USA frente a una realidad que, vista la deriva afgana, replantea el sistema de conciertos y alianzas generales y los equilibrios de poder allí, en el norte de África, entre el Mediterráneo y el Sahel, al sur de la UE, en el resto del mundo; y, lo más importante, revisa la postura estadounidense con todos: amigos, socios y aliados continuos u ocasionales, asociados vigilados estables o inestables y enemigos potenciales o reales.
Un gobierno norteamericano, demócrata con Biden, en la que el asunto Mohamed VI-Sánchez supera la entidad de sus actores. Mohamed VI, en Marruecos y sin salirse del tiesto, es útil para la estabilidad del mundo árabe, el equilibrio entre los intereses que hay junto al Mediterráneo y el personaje que, con la ayuda de su hermano Moulay Rachid, permite que la dinastía alauí sea el pilar, uno más, que sostiene el armazón que USA utiliza, atiende y mima. Pedro Sánchez, al frente de un gobierno de coalición con visos de transición, es en la actualidad el instrumento que hay en España, y en la UE, para campear un temporal difícil al final de la pandemia. Desprestigiado en la UE, frágil en una coalición que puede ser efímera, y trasto rentable y cómodo para los independentistas que lo sentaron y mantienen en la Moncloa, parece ser el pasmarote que personaliza el estatus neo socialista español que, con Zapatero, ofendió a la bandera USA, salió de Afganistán cuando quiso, o abandonó la escolta marítima en el grupo que defendía intereses frente a los piratas del Índico.
Superados los conceptos que personalizan el rey Mohamed VI y Pedro Sánchez, queda ocuparse de los intereses americanos. Importan a Biden, pero no sólo a él, ni siquiera principalmente. USA no puede permitirse perder el puesto de líder mundial ni supeditarse a un presidente casi octogenario por un quítame allá esas pajas, o la entrevista Sánchez-Mohamed de marras. Por eso, con Biden o sin él, también para después de él, USA ha de repasar la situación. ¿Con un aviso a Marruecos, para que Mohamed y su hermano Moulay Rachid no se aparten de lo que se espera de ellos? ¿Permitiendo publicar un diálogo telefónico Sánchez-Biden en beneficio del primero?
Puede que ver lo que hay y enseñarlo merezca la pena. Es prudente e instructivo. Para todos. Por eso, pasaron por la tertulia: Biden, Mohamed VI y Sánchez, con dos Ángeles.
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