Hay seres que se prodigan de tal manera que dejan huella duradera en el tiempo. Es característico que esos seres se entreguen en forma de puente, porque engarzan el pasado con el presente, de tal manera que, es previsible su visión esperanzadora de futuro. Futuro que es más cierto en la medida que las sociedades garantizan la conservación de sus raíces.
“Pichina” Hernández es –lo digo en presente porque sigue viva gracias a su obra– de esas esencias a las cuales todos les debemos algo sin importar dónde hemos nacido. Es probable que, usted, amigo lector, se pregunte: ¿quién es “Pichina” Hernández? Le platico a continuación.
Hace unos días, mientras aguardaba en la línea telefónica para ser entrevistado en el programa radiofónico Escenario (FM Faro 99.3 11:00 a 13:00 h, Mar del Plata, Argentina) el cual conduce mi estimado amigo Luis Epul, escuché por primera vez su nombre. Fue tal el cariño y respeto con el que se referían a ella que me di a la tarea de investigar acerca de su vida y obra.
“Pichina”, cuyo nombre completo es María Esther Dell Era de Hernández (28 de agosto de 1921 - 7 de diciembre de 2017), fue una practicante, estudiosa, protectora y difusora de las danzas nativas, el folclore y las tradiciones argentinas, en particular las relativas a la región de Mar del Plata. Su agrupación tradicionalista “El Ceibo”fue el vehículo para lograr su propósito de preservación cultural.
De acuerdo con diversos reportajes de los medios locales marplatenses, “Pichina” cosechó más de 700 premios y distinciones nacionales e internacionales, entre las que destaca el nombramiento de Ciudadana Ilustre de Mar del Plata. Una placa conmemorativa junto al Árbol del Ceibo en la Plaza de San Martín, da cuenta del afecto y respeto que los marplatenses le prodigan.
Inicialmente, Luisito Epul y Perla Carlino propusieron la instauración del “Día Municipal de las Danzas Folclóricas Argentinas”, el día en que nació “Pichina”, afortunadamente la iniciativa ha cundido y ahora otras personalidades y colectivos han hecho suya la idea; pero eso no ha quedado ahí, todos ellos buscan que esa fecha sea declarada en el futuro: “Día Nacional de las Danzas Folclóricas Argentinas”.
Así, después de recorrer la huella de la nacida en Dolores, entiendo por qué Luisito Epul hace visible la conexión entre ella y Amalia Hernández, quien pasó a la historia como la más grande bailarina y coreógrafa del folclore mexicano.
Recordar a “Pichina” es la ocasión para reflexionar sobre la labor de quienes dedican su vida a rescatar nuestras raíces; mujeres y hombres que quedan en el anonimato nacional, pero, son recordados por estudiantes, padres de familia y público en general, debido a los múltiples festivales, encuentros y celebraciones de carácter folclórico.
Mi reconocimiento a todas las personas que dedican su vida al rescate de nuestras raíces folclóricas. Desde aquí nuestro deseo de que el “Día Municipal de las Danzas Folclóricas Argentinas”se consolide y dé pie a la instauración del“Día Municipal de las Danzas Folclóricas Argentinas”. Así sea.
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