Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | 11-S | Terrorismo islamista | EEUU | Afganistán | Yihad

​Yankee, don't go home

Luego de veinte años el único cambio radical se observa en el paso del ensordecedor grito en contra de la guerra al omnipresente murmullo de indignación ante la retirada
Augusto Manzanal Ciancaglini
viernes, 17 de septiembre de 2021, 09:55 h (CET)

El 20 aniversariode los atentados del 11 de septiembre, junto a la caótica salida de Estados Unidos de Afganistán, obliga a los medios y a sus consumidores a tranquilizarse sobre los dóciles conceptos absolutos que se despiden en forma de titular. El que desee entender los intrincados códigos de la geopolítica, principalmenteen sus trazos imperiales, deberá remontarse bastante en sus estudios. Allí podría encontrar a Cayo Claudio Glabro o a Publio Quintilio Varo.


Osama Bin Laden ha simbolizado, como Abu Bakr al-Baghdadi, SadamHuseíno Muamar el Gadafi, el ciego empecinamiento de la inmolación solo para su propia década de fama histórica: con el avispero alborotado, la umma sigue igual o más dividida, Al Qaeda se ha enredado hasta lo microscópico y los talibanes están obligados a inyectar a su régimen algo de pragmatismo. 


Mientras tanto, las diversas formas de ISIS, enemigo de Al Qaeda y los talibanes, violentamente se encienden y apagan agujereando indiscriminadamente el mapa de la estabilidad y del apoyo a la yihad global.


En la guerra contra el terrorismo, Estados Unidos, entre los agobiantes y confusos túneles que atraviesan victorias aplastantes y humillaciones públicas, sobre la transformación de dictaduras enemigas como Irak, Libia, Siria o Sudán en Estados fallidos, expone su maleable invulnerabilidad, la cual se retuerce hacia un mayor desarrollo tecnológico desplegado encima de una menor dependencia energética y un aumento de la fuerza de sus rivales estratégicos. Todo esto le da aire a su continuado dominio de los mares; desde ahí seguirá intentando regular la válvula que bombea constantemente una división contenedora.


Los objetivos concretos de aquella empresa en Afganistán están cumplidos y se amparan en un masivo apoyo de sus ciudadanos para retirarse en un ineludible repliegue táctico con el fin de focalizarse en zonas de mayor relevancia en la actualidad, dejando a su paso un escenario complejo para sus adversarios. Solo Pakistán podrá estar conforme: en cambio, esuna invitación a mayor implicación para la India, un cercano mal recuerdo para Rusia y una perspectiva agridulce para China, teniendo en cuenta la alianza entre los talibanes y el Partido Islámico del Turquestán que busca la independencia de Sinkiang de China.


Además, si la situación se estabiliza bajo las riendas de los talibanes, subyacen oportunidades económicas como la de la petrolera estadounidense Chevron de llevar gas natural desde Turkmenistán a China, lo cual aflojaría el lazo energético entre Pekíny Moscú.


Luego de veinte años el único cambio radical se observa en el paso del ensordecedor grito en contra de la guerra al omnipresente murmullo de indignación ante la retirada. Paralelamente, el mundo sigue transformándose continuamente entre contradicciones que derraman varios tipos de triunfos y derrotas simultáneas para todos los implicados; sean estos un puñado de guerreros montañeses, redes internacionales de terroristas, férreas dictaduras, potencias regionales o la única superpotencia.                                                                         

Noticias relacionadas

Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.

Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.

Sophie Barut transforma el bronce en historias de resiliencia. Esta arquitecta de interiores, escultora y escritora francesa ha convertido su propia experiencia vital en un testimonio sobre el poder transformador de la fragilidad y la belleza que emerge de las circunstancias más adversas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto