Maribel Verdú actúa como abogada brillante en la serie ‘Ana Tramel. El juego’. El periodista que la entrevista le pregunta: “¿Qué ha aprendido usted del mundo del juego con esta serie?” La respuesta de la actriz es muy explícita: “Que el juego lleva a la ruina moral y económica y que destruye a familias enteras. En el primer capítulo estamos mirando con uno de mis compañeros una sala de apuestas en donde hay un rótulo que dice: “Todos llevamos a un jugador dentro”. Y mi personaje le dice: “Imagínate que es un anuncio de whisky o de ron y dijese: “Todos llevamos a un alcohólico dentro”. A nadie se le acudiría hacer una publicidad como esta”. En el tema existe mucha impunidad. Hoy en día lo que mueve a la industria del juego solamente en España son más de 40 mil millones de euros al año”.
Ana Tramel, así se llama la protagonista de la serie “tenía que enfrentarse a una enorme corporación de la industria del juego y sería como una lucha de David contra Goliat. Al final se da cuenta de que no se trata de una lucha contra el juego, sino contra un sistema que no funciona”. No es el sistema el que no funciona. Son las personas que aman excesivamente el dinero las que han pervertido al sistema.
Por presión popular, la publicidad de loterías y apuestas debe hacerse durante las horas que los niños no puedan verla. A pesar de ello los anuncios van precedidos de una cínica advertencia: “Juega responsablemente y si eres mayor de edad”. Sin remordimiento de conciencia sabiendo que el juego es dañino para los jugadores dicen que si le toca el gordo podrán vivir como marajás el resto de sus vidas. Podrán disfrutar el resto de sus vidas de los placeres sensuales que el dinero les permitirá.
Los anuncios de apuestas y loterías saben muy bien estimular la codicia humana, la insatisfacción perenne que impulsa con el incansable deseo de conseguir más dinero para conseguir los deseos que sin abundancia de dinero no podría satisfacer nunca. El deseo desordenado de felicidad incentiva a buscarla en lugares equivocados. Dicho hace que solamente en España se malgasten en la industria del juego más de 40 mil millones de euros al año.
Roberto Santiago, autor de la novela que inspira la serie 'Ana Tramel. El juego' dice que hizo una investigación exhaustiva sobre el mundo del juego. Todo lo que la serie expone sobre este tema “no me lo han explicado, lo he visto con mis propios ojos, la serie tiene este punto de verdad total y absoluta, aunque por descontado todo está ficcionado”.
La adicción al juego es un tema que a menudo ha sido tabú”, lo dice OMS la Organización Mundial d Salud. Ahora bien, es una enfermedad que no pueda curarse con fármacos.
La lucha contra la enorme corporación de la industria del juego es como una lucha de David contra Goliat, afirma Ana Tramel, protagonista de El juego. Se equivoca de enemigo. No es contra las grandes corporaciones del juego contra las que se tiene que luchar. Existen porque hay demanda de juego. Es cierto que la publicidad incide sobre el amor al dinero que hay en las personas. Si este amor desmesurado no existiese la publicidad que incita a jugar sería un fracaso total. Pienso que se tiene que ir a buscar la solución del problema en las personas que juegan, no en las corporaciones que hacen su agosto incitando a las personas a que jueguen.
Para salir victorioso en la lucha contra la adicción se tiene que planear bien la estrategia a seguir. El adicto tiene que empezar reconociendo el estado en que se encuentra y qué es lo que le ha llevado a la ruina moral y económica. Tiene que reconocer ineludiblemente que es su condición de pecador lo que le ha llevado a buscar la felicidad por caminos equivocados. Si se da este reconocimiento se ha dado un paso de gigante en la solución del problema de la adicción.
Ana Tramel hace mención del relato bíblico del enfrentamiento de David contra Goliat. David fue un adolescente pastor de ovejas que se enfrentó al poderoso Goliat con cinco piedras escogidas del riachuelo y guardadas en el zurrón y la honda en la mano. Goliat pertrechado para ir a la guerra. Nadie dudaba de quien sería el vencedor. Los pronósticos fallaron. Los espectadores desconocían que el adolescente David iba a enfrentarse a su enemigo amparándose en el Nombre del Señor (1 Samuel 17: 45).
Los Goliat a los que tiene que enfrentarse el adicto al juego no son personas de carne y huesos convertidas en poderosas corporaciones, sino contra “potestades, potencias cósmicas de la tiniebla de este siglo, contra espíritus de maldad en los ámbitos celestiales” (Efesios 6: 12). Para decirlo con más sencillez contra espíritus satánicos. Para vencer al poderoso Goliat que el adicto al juego lleva dentro de sí debe hacerlo en el Nombre de Jesús y revestido de su poder (Efesios 6: 10-17).
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