Dicen que los andaluces estamos “curados de espanto” por los comportamientos de ciertos personajes que han gobernado malamente Andalucía durante casi cuarenta años. Sin embargo, yo no creo que estemos “tan curados”, porque cada vez que ha surgido alguno de los miles de episodios de mala gestión o prevaricación cometidos durante tantos años, se han criticado en todos los ambientes, aún a sabiendas de que no iban a cambiar de política, los Chaves, Griñan, Díaz, y sus millares de adláteres porque habían creado un “circulo mágico impenetrable”.
Y en vez de hacer lo que ellos hacen cuando gobierna la derecha, nos volvimos prácticos ante tanto “rodillo” y hacíamos “chistes”sobre aquella podredumbre. En esa etapa, la hoy ministra de Hacienda, la trianera María Jesús Montero, ya había demostradolo que era. Porque desde muy jovencita le “tiraba” la política izquierdosa y -con 20 añitos- era hippie, muy próxima a las juventudes comunistas y tenía verdadera obsesión contra los ricos.
Luego, ya se sabe, entró en “la PSOE” donde ocupó muchos cargos; cuando fue consejera de Salud se entretuvo en pagar 2,1 millones de más a 100 directivos de Salud y redujo la plantilla en 7773 sanitarios. Después fue consejera de Hacienda desde donde criticaba con verdadera furia al PP. Y se enfrentó a Rajoy exigiéndole una supuesta deuda del gobierno de España con Andalucía de 4.000 millones de euros. Ahora, curiosamente, la boca se le ha vuelto tafanario y no quiere dar al gobierno de Juan Manuel Moreno lo que ella exigía con insultos.
Y es que esta tipa con un lenguaje soez y maleducado, carece de las cualidades mínimas que se exige para un cargo como el que ella ostenta. Lo último de esta chabacana ha sido mofarse descaradamente del Tribunal Constitucional por el asunto de las plusvalías. La vimos todos, gesticulando y gritando como una posesa, con gran chulería y falta de respeto, con la siguiente frase “el lunes arreglo lo de la plusvalía”. Fue en Torremolinos en un acto en el que los asistentes socialistas aplaudían con gran entusiasmo y contentos, al parecer, de que se nos grave cada día con más impuestos. ¿Habrá gato encerrado?
|