Aunque algunos se empeñen en lo contrario, el año y medio que llevamos, ora acuartelados, ora en semi libertad, ora en libertad vigilada, -pero siempre un tanto “acongojados”-, ha conseguido recuperar en buena parte el sentido solidario, la amabilidad, lo mejor de cada uno de nosotros. Últimamente la mayoría de las personas se está acostumbrando a guardar las colas con la distancia de seguridad, a ser más pacientes y comprensivos con el prójimo y, en suma, a ser más serviciales. Siempre hay excepciones, claro, pero esas desgraciadamente las tendremos per secula seculorum. Hemos vuelto a circular con prevención por las calles, a asistir a espectáculos públicos, a sentarnos en terrazas y restaurantes, a desfilar procesionalmente, etc. En todas estas actividades noto un cambio a mejor, bastante apreciable en cuanto a la convivencia. Hasta veo a los niños más centrados y respetuosos. Mi buena noticia de hoy se basa en esta apreciación mía, la cual creo que comparten mis lectores. (Hago la salvedad del mundo de los políticos. Estos no tienen enmienda). El pasado viernes, sin ir más lejos viví personalmente otra historia con un chofer de autobús. Una mañana de viernes con las colas de usuarios a tope y un maremágnum de tráfico. En una de las paradas se encuentra una usuaria que necesita la rampa de acceso porque viene en un carrito a motor. El chofer para el autobús. Sale de su cabina y se dirige a la puerta de acceso y ayuda a subir el carrito. A la llegada a la parada de destino de la usuaria con problemas, vuelve a hacer la misma operación. Todo ello con una sonrisa de boca a boca. No tuve más remedio que iniciar un aplauso. Mano de santo. La gente se miró sonriente. Se cedieron asientos. Se ayudó a bajar las cestas a los viajeros más mayores. Una auténtica delicia. No sé lo que durará esto. Pero la gente es más buena de lo que parece. Ahora está toda España volcada con la isla de la Palma, como antes estuvo con el incendio de Sierra Bermeja. Otra buena noticia: Canal Sur inicia una campaña a favor de “La Isla bonita” con quince días de eventos y una gala final el 27 de este mes. Una vez más los andaluces daremos la talla. No tengo más remedio que recuperar aquella frase de la peña “El Sombrero” malacitana: “To er mundo e güeno”.
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