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Bajo el lema ‘Un cambio de mirada’, el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, en colaboración con la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, organiza en Toledo el IX Congreso Estatal de Convivencia Escolar. Alrededor de 500 profesores y especialistas en la materia procedentes de todo el país se dan en este encuentro dedicado a la mejora del bienestar emocional de la comunidad educativa.
No es mi intención la de recapitular y comentar la ingente cantidad de despropósitos que últimamente padecemos los sufridos españoles en ámbitos como el de la política, la vida social o incluso la religiosa. Es innegable que hoy, después de muchos años de pacífica convivencia y entendimiento, estamos enfrentados como consecuencia del muro de la vergüenza que Pedro Sánchez ha reconstruido.
Crear puentes de solidaridad, nos ayuda a reconectar unos con otros, que es como se rejuvenece el espíritu cooperante, en medio de un poder desenfrenado y corrupto, que suele dejarnos dormidos bajo el paraguas de una nueva normalidad traicionera.
Hoy más que nunca se requieren gentes de paz, que aglutinen colectivos por la concordia, capaces de asegurar nuestro futuro común, rompiendo el ciclo de violencia y reconstruyendo ambientes armónicos. Será bueno, por ello, hacer frente a la desigualdad, la marginación y la exclusión, fortaleciendo las alianzas, con la disponibilidad de más recursos para la prevención y la consolidación de los acuerdos.
En mayor proporción de población o en menor, de distintas cuantificaciones y cualidades, podríamos decir, que al menos Europa es y será formada por siete grandes culturas. No hablamos de etnias sino de grandes conglomerados de culturas que estarán dentro del seno de Europa. En cualquier ciudad de las decenas de miles europeas existirán personas, en mayor cantidad o en menor de esas siete grandes culturas, al menos…
Hay que evitar el precipicio destructivo, huyendo de los anzuelos interesados, para volver a ser más alma que cuerpo, que es lo que nos injerta el rescate, abriéndonos a la puerta existencial que nunca fenece. Despojémonos pues de usuras materialistas, trabajemos con la fuente de la esperanza, que es la que nos sacia de visiones saludables, superando el miedo y el aislamiento.
La igualdad legal es o debiera ser un hecho normal en toda sociedad bien organizada. También lo sería la desigualdad material, porque es propia de las circunstancias personales. Mas, en un panorama social de igualdad legal, la excepcionalidad no debería tener cabida en ninguna situación. Sin embargo, por unos u otros motivos, la manipulación a la igualdad legal permanece al acecho.
El mundo hierve, mientras sus moradores se mueven en la necedad del atropello mundano, lo que requiere hacer un alto en el camino, para poder repensar las diversas situaciones que padecemos. Encerrados en nuestros propios intereses mundanos, resulta ciertamente inhumano y deshumanizante la situación, tanto colectiva como individual; cuando en realidad lo armónico es lo único que nos embellece, al hacer de la propia existencia de cada uno, una asistencia para los demás.
Buscar “normalizar” el desarrollo de la política y “convalidar” la sociedad por encima del “derecho” y el cuadrante Constitucional, nos llevará a la división social; volverán los buenos y los malos, los azules y los rojos, las leyes se convertirán en decretos; los viales, radiales hacia un centro unificador, se transformarán en caminos o senderos con destinos egoístamente personificados.
Dentro de poco llegarán los meses de calor y sol, donde millones de parejas y amigos se irán de vacaciones a lugares que no conocían o repetirán en aquellos que más les han gustado. Otros, con menos suerte o menos dinero, se irán a los pueblos o casas en la sierra, la playa o similares. Y es que, en todos ellos, existe un denominador común que es el de la convivencia durante esas épocas en las que, se supone, que uno sale para desconectar y olvidarse de todo.
El pasado viernes, un suceso desgarrador ocurrió en un parque de Valencia, cuando una niña fue gravemente herida tras ser atacada por un perro, habiendo de ser operada de urgencia. Este evento no solo ha generado una profunda preocupación local, sino que también ha despertado un debate sobre las medidas preventivas que se deben tomar para evitar futuras tragedias de este tipo. Contrario a lo que muchos podrían pensar, los incidentes de ataques caninos son más habituales de lo esperado. Estos eventos a menudo se derivan no de una predisposición agresiva de los perros, sino de un malentendido en la comunicación entre animales y humanos.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
A toda persona con un mínimo interés cultural le gustaría participar en “Cartas al director”, en sencillas “tertulias” a través de “whatsapp web” o simplemente a través de grupos de “whatsapp”. La inquietud intelectual en momentos de la vida rodeada de años de experiencia, hoy día, puede enriquecerse si las Redes Sociales o los Medios de Comunicación abrieran caminos sencillos de participación y localización de contenidos.
Todas las naciones son conscientes de sus tragedias internas y de sus desarrollos colonizadores abusivos por las épocas, pero hoy, siglo XXI, esas mismas naciones son conscientes de su responsabilidad en el desarrollo de aquellas colonias, hoy Estados en formación y necesitados de apoyos “neutrales”, al tiempo que “comerciales por intereses mutuos”.
Hay que cultivar todas las artes, con su sentido creativo y su quehacer persistente de elaboración mística, en nuestro diario existencial. Esta hazaña es un buen modo de reencontrarse. Somos gentes de acción expresiva, que deberíamos recuperar nuestro propio significado profundo, yendo más allá de lo meramente cotidiano. Son los cimientos de las sociedades armónicas, las que nos sustentan a través de esa fuerza auténtica, que nos impulsa hacia lo alto.
El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes ha presentado, en la reunión del Pleno del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, una herramienta para evaluar la convivencia en los centros educativos, que facilitará, además, el desarrollo de medidas para mejorarla.
Si acaso tratamos de asimilar nuestro aterrizaje en el mundo, ha de destacar a la fuerza el carácter menesteroso del hallazgo; ni sabemos de dónde, ni a donde, ni el porqué. Por lo tanto, es lógico que vayamos a remolque de cuantas impresiones percibimos, en un contraste sucesivo con la chispa interior de entrañables condiciones.
Las aulas, como los foros, siempre han sido lugares de confrontación sana de las diversas ideas que, por pura normalidad cívica, circulan de la mano de la ciudadanía. Los insultos y desprecios son signos de superioridad estúpida. La verdad tiene tantas formas como genes llevamos los hombres, por eso nunca es aceptable querer convencerse de que los míos, jamás elegidos, son mejores que los de los demás.
¿Qué esconde el poder, capaz de “pisar triunfalmente”, la alfombra de la indiferencia, el camino del populismo pagado y los más serio, las conciencias de cientos de personas insensibles a sus propios criterios, convertidos en “muertos vivientes”?
La vida es un permanente sumatorio de latidos armónicos, que requieren de un hermanamiento inagotable; de ahí, la necesidad de conjugar la amistad entre los pueblos y de activar los vínculos de la concordia entre sí. La rivalidad no tiene sentido, como tampoco lo tiene la desunión, el individualismo y la indiferencia, que genera aislamiento y mil formas excluyentes. La realidad es la que es y nos llama a cohabitar auténticamente.
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