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Política del cuidado

Un planteamiento que comprende la vida, desde una perspectiva que expresa la manera en que los seres humanos experimentan, lo que sucede en la existencia y convivencia de todos
José Manuel López García
sábado, 11 de enero de 2025, 12:04 h (CET)

La filosofía del cuidado es necesaria en un mundo tan caótico y convulsionado como es el actual. En realidad, es la aplicación de un planteamiento que comprende la vida, desde una perspectiva que expresa la manera en que los seres humanos experimentan, lo que sucede en la existencia y convivencia de todos. Conscientes de la brevedad de la vida, adquiere una relevancia especial una actitud ética y reflexiva, con la finalidad de apreciar y valorar el profundo significado de cada momento. Es preciso, por tanto, la creación de prioridades y prestar atención a lo esencial, en concordancia con los valores éticos, frente al consumismo, la deshumanización y el relativismo.


Luigina Mortari es una filósofa italiana, que trata cuestiones relacionadas con el cuidado y su vinculación con la ética y la política. En relación con la epistemología o teoría del conocimiento es evidente, que el cuidado está basado en el respeto que se plasma, en el entendimiento de la complejidad de los fenómenos. De este modo, tanto la ciencia como la educación y la política deben estar al servicio del bienestar humano y los planteamientos ecológicos, en beneficio de las personas y del cuidado del planeta. La reflexión en el aprendizaje es crucial. En una sociedad dominada por el ruido y la superficialidad en numerosos ámbitos, se hace cada vez más indispensable una actitud crítica y constructiva, con el objetivo de lograr una adecuada calidad de vida para todos. Actuar de manera ética es absolutamente exigible y no es algo negociable. De hecho, una sociedad justa está basada en el principio del cuidado, lo que significa que la política de cada país debe estar al servicio del interés general. Se trata de garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables. No se puede priorizar el éxito económico o el poder político sobre el bienestar humano. Sin embargo, es lo que está ocurriendo con el neocapitalismo salvaje actual. Vivimos en la era del capitalismo de la vigilancia como establece la pensadora Shoshana Zuboff y es indudable que es preciso cambiar el estado de cosas existente. Por tanto, es entendible que Luigina Mortari afirme que es vital un cambio de actitud, que coloque el cuidado, en el centro de la vida pública. El cuidado a los demás y el cuidado personal, ya que ambos son la manifestación evidente también de la necesidad de reforma de las instituciones existentes.La responsabilidad compartida es uno de los ejes sustentadores de la política del cuidado. Frente a la indiferencia y el individualismo, se observa la necesidad de políticas, que promuevan la igualdad, la justicia y la solidaridad. El cuidado es algo propio del ámbito privado y público.


Es imprescindible en la política pública, en la democracia social y de derecho. En este sentido, en su libro La política del cuidado Mortari considera que la protección de todos, debe ser entendida como un bien común. Lo que se pretende garantizar es que nadie quede excluido o desatendido, ya que la potenciación de una sociedad más equitativa y compasiva es fundamental. Todo esto es aplicable a todos los campos de la realidad ciudadana: la salud, la educación y las políticas sociales. Hacen falta políticas inclusivas, pero que lo sean de verdad y no solamente de palabra. La justicia social está conectada directamente, con el cuidado de los demás y con el apoyo social y económico a las capas de la población que lo necesitan. Además, este cuidado siempre será necesario para todos los ciudadanos, en los distintos periodos de la vida.


Se trata de construir un mundo más equitativo y solidario. Es la plasmación real de la fraternidad universal. También el cuidado del medio ambiente es realmente una responsabilidad política. Pero esto no se logra, a no ser que se produzca una transformación social profunda. Es la línea de acción y pensamiento promovida también, por la filósofa Adela Cortina con su ética mínima, y que coincide con los planteamientos de Luigina Mortari, que reafirman una ética basada en la solidaridad, la compasión y el respeto mutuo.


El cambio cultural parece difícil, tal como está una parte de la sociedad y del mundo, pero es alcanzable con un profundo cambio de mentalidad. El cuidado refuerza los principios democráticos y esto favorece y promueve una sociedad más solidaria y equitativa. La filosofía del cuidado debe formar parte de la gobernanza, de todos los países del planeta. Las amenazas y los peligros están aumentando, de forma exponencial, en un mundo en el que existen conflictos armados, que duran años y se extienden en el tiempo. La explotación de los recursos y la excesiva contaminación están causando daños, que no son admisibles ni para la generación actual ni para las futuras, pero que son una realidad negativa, a la que no se hace frente. Es preciso poner freno a todo esto y los encargados de hacerlo son los gobiernos de los países, que dirigen las políticas, y que deben ocuparse de la sostenibilidad del mundo natural y humano. Estamos en una encrucijada.

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