Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Algo más que palabras | Humanismo | SOLIDARIDAD | Poder | Convivencia

Un mejor mañana para todos

La cuestión no radica en aferrarse al poder, sino en ponerse a disposición de los más desfavorecidos, en servir y no en servirse de los despreciados, a expensas de su debilidad
Víctor Corcoba
jueves, 12 de septiembre de 2024, 08:42 h (CET)

Crear puentes de solidaridad, nos ayuda a reconectar unos con otros, que es como se rejuvenece el espíritu cooperante, en medio de un poder desenfrenado y corrupto, que suele dejarnos dormidos bajo el paraguas de una nueva normalidad traicionera. Desde luego, tenemos que despertar, entrar en acción, al menos para allanar el camino y hacer frente a las enormes desigualdades dentro de los Estados y entre nosotros. No podemos continuar por esta confluencia que nos divide y separa, tenemos que hacer una elección diferente, trabajando el cumplimiento de los derechos humanos y los valores universales que todos compartimos. Realmente, nadie puede quedar excluido en la convocatoria de un mejor mañana para todos, nos necesitamos como familia, con lo que esto conlleva de unión y unidad. Sí, la cuestión no radica en aferrarse al poder, sino en ponerse a disposición de los más desfavorecidos, en servir y no en servirse de los despreciados, a expensas de su debilidad. En cualquier caso, exterminar la indigencia de los espacios vivientes no es un hecho de compasión, es un ejercicio de entereza.


Esos mundos diversos del planeta están ahí, con sus calvarios violentos, alimentando el discurso del odio y la incitación a la venganza. Asimismo, sus sociedades continúan enfrentándose al racismo, la discriminación, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, afianzadas por una crisis de liderazgos, encerradas en intereses y estereotipos enfermizos, a menudo arraigados en legados de colonialismo y esclavitud. Ante estas absurdas realidades, qué importante es el encuentro y el diálogo intergeneracional, para reconstruir un futuro más hogareño y menos atormentado, manteniéndose la luz, que es la que encauza la ruta humanitaria. Sin duda, los derechos humanos son correctores de las dinámicas abusadoras, lo que nos insta a cultivar una verdadera cultura de la libertad. ¡Podemos y debemos enmendarnos, para fraternizarnos! Y, haciéndolo, nos daremos cuenta de que las lágrimas de este siglo han preparado el terreno para una nueva primavera del espíritu condescendiente. En efecto, un planeta será fuerte e indestructible cuando lo sostengan las columnas de los vínculos complacientes del hermanamiento.


No olvidemos jamás que la tierra, nuestra morada, es de todos y de nadie en particular. Esto nos demanda políticas globales, capaces de aminorar la agitación, junto a gobiernos que cumplan con sus compromisos en el escenario internacional. Vivir es cosa responsable, su seriedad nos concierne a todos, por tanto. En consecuencia, tampoco se puede dejar en manos de los intereses de unos pocos o a merced de pasiones sectarias y nacionalistas. Por desgracia, multitud de pueblos han perdido la seguridad, el espíritu de concordia y la convivencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras. El futuro ha de ser, por consiguiente, trenzado con menos hipocresía y más trasparencia. La paz, como actitud del corazón, espera a sus artífices; mientras el alma desea sosiego, para abrazar la existencia de unos con otros, pero nunca de unos contra otros. Al fin y al cabo, ni el pasado está muerto, ni tampoco el mañana está aún escrito; es cuestión de alumbrarlo en comunión y de vivirlo en comunidad. El futuro depende, en gran parte, de la familia; lo que lleva consigo, el porvenir mismo de la sociedad.


Con razón se dice, que el por hacer, está oculto detrás de los humanos que lo laboran. Así es, nuestra propia vida representa, en la mayor parte de las ocasiones, una ecuación entre lo cohabitado y lo que nos resta por cohabitar. Por eso, hemos de estar dispuesto a entendernos entre sí y también a atendernos mutuamente, ya no sólo con un sistema fiscal internacional que sea plenamente inclusivo, además con un lenguaje a golpe de clemencia para ser activos transformadores que sueñan en grande, generando espacios ecuánimes y horizontes renovados. Sea como fuere, nada se consigue sin ocuparse de los demás y sin preocuparse por aquello que nos rodea y acompaña. Lo armónico se consigue con la participación, el cuidado y la generosidad; en vez de la indiferencia, la explotación y los intereses partidistas o particulares. Con la asistencia siempre hacia adelante, sabiendo que el porvenir es mucho más de los latidos que de las mentes; y que, amar, eso es lo único que nos enternece el pronto y nos eterniza el reposo. Cultivémoslo, pues. De lo contrario, no seremos tampoco nada para nadie.

Noticias relacionadas

En nuestra realidad circundante, en lo que solemos citar como nuestro entorno, el sistema judicial tiene como objetivo no la Justicia, abstracción platónica que nos trasciende, sino garantizar, con realismo y en la medida de los posible, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, que no es poco. Por eso hablamos de Estado de Derecho, regido por la Ley.

Estamos habituados a tratar con las apariencias, con la natural propensión a complicar las cosas en cuanto pretendemos aclarar los pormenores implicados en el caso. Los pensamientos son ágiles e inestables. Quien los piensa, el pensador o pensadores, representa otra entidad diferente. Y curiosamente, ambos se distinguen del fondo real circundante, este tiene otra urdimbre desde los orígenes a sus evoluciones posteriores.

Dejó escrito Salvador Távora sobre Andalucía que «la queja o el grito trágico de sus individuos sólo ha servido, por una premeditada canalización, para divertir a los responsables». No sé si mi interpretación es acertada, pero desde que vi por primera vez su obra maestra, Quejío, en el teatro universitario de Málaga creo que muy poco después de su estreno en 1972, el término adquirió para mí un sentido diferente al que antes tenía.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto