Así considera nuestro insigne “Príncipe de la Mentira” y los que cogobiernan con él a esta, por su causa, desdichada España.
La nueva Ley sobre la Seguridad Ciudadana pone a los pies de los caballos a las fuerzas de Orden público, Guardia Civil, Policía Nacional y Policía local. Desde ahora serán carne de cañón para los que viven al margen o fuera de la ley; en una palabra, estarán a merced de los malhechores y depravados que podrán realizar sus iniquidades sin miedo alguno, porque a quienes vigilan para que se cumpla la Ley y cuidan de nosotros, los ciudadanos que mantenemos a este atajo de inútiles y depravados que nos gobiernan con nuestros impuestos, se les va a coartar en el ejercicio de sus funciones. Aunque considero que la mayoría de las personasque lean este trabajo, los conocerán, a continuación enumeraré, están a disposición de quienes quieran consultarlos en Internet, alguno de los puntos más importantes de esta Leyque deja de meros figurones a quienes vigilan nuestra seguridad: Se siembra la duda sobre los atestados policiales, que tendrán poco o nulo valor, cuando los levanten en casos de transgresión de las Normas con las que nos gobernamos. Se permitirá grabar a los componentes de las Fuerzas de Orden público y difundir sus imágenes, con el único propósito de que sean reconocidos por los delincuentes y que estos puedan tomar revancha contra los mismos; sin embargoquienes nos custodian no podrán grabar a los infractores de la Ley, y ¡Viva la Pepa! (permítaseme esta digresión). Cosa que va contra la privacidad e intimidad a la que todos tenemos derecho y más aún quienes nos protegen. Esto podrá ocasionar que los componentes de las Fuerzas de Orden Público se lo piensen detenidamente antes de actuar en cualquier ocasión en la quesea necesaria su intervención por miedo a las consecuencias adversas que puedan ocasionarles perjuicios; además de admitir la eliminación del ordenamiento jurídico de difundir imágenes de personas sin su consentimiento. Sin lugar a dudas este punto favorece las agresiones a los defensores de nuestro bienestar; se tienen contabilizadas, 30 o más diarias, pero no solo va en contra de los referidos, sino que socava el principio de autoridad de todo funcionario del Estadoen el ejercicio de su trabajo requiera que se acaten sus indicaciones: maestros, médicos, enfermeros y cuantas personas que, por su profesión, han de cuidarnos. Hartos estamos de oír noticias por las cuales conocemos ataques a los antedichos, en muchas ocasiones con secuencias funestas. Otra permisión es que las manifestaciones espontáneas están permitidas sin necesidad de comunicarlas a la autoridad competente, siempre que no se cause violencia. Esto suena a guasa. Hoy día con los medios de comunicación de los que disponemos, cualquiera puedeorganizar una manifestación “espontánea” en las que se transgredan todas las normas de convivencia. Estas no dejan de ser unas algaradas con las que va en contra del artículo 21.2 de la Constitución que señala la obligación de comunicación previa a la autoridad en los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones;para los agentes existe un riesgo mayor y se encuentra en la enmienda que propone limitar la responsabilidad de los incidentes en una manifestación únicamente a los organizadores de la misma, de manera que quien no convoque formalmente un acto público, o lo haga desde el anonimato de las redes sociales,como antes hemos dicho, estará exenta de cualquier responsabilidad.
Así que se puede destrozar mobiliario urbano, escaparates de tiendas, bancos o todo aquello que le venga en gana a la turbamulta descontrolada, de forma que todos los incidentes violentos que se producen en las concentraciones multitudinarias, como los botellones, y los comportamientos incívicos vinculados a esta forma de ocio en la que se ocupan espacios públicos y se produce la consumición de alcohol, no tendrán repercusión alguna ante la Ley. Caso práctico, un ciudadano pacífico y honrado marcha hacia su casa a una hora algo intempestiva, pongamos a las doce de la noche, y se encuentra con unos energúmenos que le cierran el paso y lo agreden. No podrá defenderse por la multitud de sus atacantes y porque, llegada la ocasión, tampoco podrá llamar a los guardias municipales, porque están limitados en el ejercicio de sus funciones. Ciertamente es un escarnio a la autoridad que la palabra de un malhechor tenga el mismo valor que la de un agente del Orden público, es más, se le dé memos valor a la de este que a la del transgresor del Orden. El tiempo de la detención de un delincuente se reduce dos horas en contra de la norma anterior que permitía retenerlo hasta seis. ¿Alguien podrá explicarme qué diligencias se pueden realizar en dos horas para identificar sin equívocos a una persona? ¿Demuestra un absoluto desconocimiento de los procedimientos y trámites identificativos o es un coladero y argucia para permitir a los infractores de la Ley que campen a sus anchas sin que haya tiempo suficiente para catalogarlos? Pero lo que es de recochineo es que la Autoridad tenga que llevar al delincuente al mismo lugar en el que fue detenido, teniendo que ser su taxista y pierda el tiempo en asuntos de mayor gravedad que requieren su intervención. Pienso que hay que tener muy poco caletre o tenerlo obstruido para no darse cuenta de que lo que pretende este Príncipe de la Mentira y el Engaño es preparar para él y sus conmilitones en el Gobierno una situación que les favorezca cuando dejen el poder para organizar todo tipo de tropelías, injusticias y arbitrariedades. Caso de que llegue ese momento, ¡ojalá sea pronto!, quien se haga con las riendas del Poder podrá derogar esta ley que solo habrá estado vigente durante el mandado de esta panda de desalmados y trapisondistas que nos gobierna.
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