Me voy dando cuenta
de que he sido feliz, cada día respiro profundo y miro al cielo, por veces azul, por veces gris, pero siempre presente para mí. Cada día que deseo llorar, veo lo que tengo y me siento en el paraíso, las lágrimas huyen sin pensar y vuelvo a respirar profundo mirar al cielo y así, de esta forma sigo, sencillamente, viviendo. No nos damos cuenta de lo que tenemos y deseando más y más vamos perdiéndonos en lamentaciones, sin pensar... que la felicidad ya casi, nos rodea por completo.
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