Nil novum sub sole. No haya nada nuevo bajo el sol, decían los latinos. Ciertamente es así, sobre todo si nos referimos a las persecuciones que han padecido los cristianos casi desde el momento en que Jesús subió a los Cielos, pero nosotros no podemos extrañarnos porque bien que nos lo advirtió Él, cuando nos dijo: Lucas 6:22 Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Antes el profeta Isaías, había predicho: Isaías 66:5,6 Oíd la palabra del SEÑOR, vosotros que tembláis ante su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, que os excluyen por causa de mi nombre, han dicho: ``Sea el SEÑOR glorificado, para que veamos vuestra alegría. Pero ellos serán avergonzados… Pero nuestro consuelo es que nos dijo: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"(Mt 28,20). Por ello el cristianismo está curtido por las persecuciones que ha sufrido a través de los siglos, así que no nos extraña que la guía interna que puso en marcha, hace unas semanas, la Comisión Europea para sus trabajadores en la que invita a felicitar las fiestas en lugar de felicitar la Navidad. El odio hacia el Cristianismo no puede ser mayor ni más inconsecuente. Precisamente lo que celebramos los cristianos durante los últimos días de diciembre es el nacimiento de Cristo. Con tal motivo se hacen fiestas, y nos felicitamos por ello, diciendo ¡Feliz Navidad! o ¡Felices Pascuas!, aunque propiamente la Pascua es tras la Semana Santa, por la Resurrección del Señor; de forma tal que si en diciembre no se conmemorase el Nacimiento de Jesús, no existiría fiesta alguna entre los cristianos, por ello no son consecuentes quienes atacan esta festividad. En el Eclesiastés 1.15 se lee: Stultorum infinitus es numerus (el número de tontos es infinito) y yo añado: Mayor es el número de malévolos y perniciosos. Hellen Dalli, Comisaria de Igualdad de la Comisión Europea ha publicado un manual en el que prohíbe el uso de la palabra Navidad. Vayamos por partes: Primero ¿Quién es esta persona para impedirme a mí, hombre libre, que diga lo que me venga en gana?. Segundo: ¿Cómo pretende eliminar la palabra Navidad en estas fechas, si la única razón de ser de las mismas es conmemorar la Natividad (Navidad) de Jesucristo, y estas no tendrían razón de ser si no fuesen por este motivo? Ítem más ¿qué derecho la asiste para decirle a los ciudadanos europeos lo que debemos de festejar y cómo hemos de denominar a nuestras tradiciones. Además, en el colmo de su falta de intelecto, prohíbe que a nuestros hijos o nietos les pongamos el nombre de María o Juan. ¿Cómo los bautizaremos, según esta, desde ahora en adelante, los llamaremos Abderramán, Alí o Mohamed? Parece ser que va por ese camino cuando ella no tiene reparo en felicitar a los musulmanes por la fiesta del Ramadán. Desde la Comisión Europea aseguraban que el objetivo es ofrecer siempre una comunicación inclusiva, garantizando así que todos sean reconocidos independientemente de su sexo, religión u origen étnico. ¿Acaso va a dejar de ser reconocida la criatura que se llame Antonio o Adela? Si se trata de eso tendremos que dejar de usar el masculino, el femenino o el neutro y nos tendremos que inventar alguna otra denominación para distinguir a las seres humanos. El documento en el que manifiesta esta sarta de sandeces ha sido retirado temporalmente, lo que no quiere decir que no vuelva a la carga con mayores majaderías y despropósitos. En mi tierra, Córdoba, llamamos “fartusco/a”, o faltusco a quien no tiene suficiente caletre para obrar o hablar cuerdamente. A esta persona le cuadra perfectamente esta denominación. Además pienso, y no considero que esté equivocado, que en todos los países europeos la forma de gobierno es la Democracia en la cual mi campo de acción y actuación termina en el que le corresponde a otro, así que no venga, con imposiciones propias de una dictadura, a obligarnos a decir o hacer como a ella le apetezca. ¡Que se vaya con viento fresco! Por ser educado.
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