Más de seis millones de refugiados y desplazados se enfrentarán a graves recortes en las raciones de alimentos si no se produce un aumento inmediato de la financiación. Esta es la cruda advertencia que World Vision lanzó durante la celebración del Foro Mundial de Política Humanitaria de la ONU, la pasada semana, mientras muchos refugiados adultos reciben menos calorías al día que las recomendadas para un niño de cuatro años.
“Debido a los recortes en las raciones de alimentos, ahora nos vemos obligados a reducir las entregas a las familias que las necesitan para dárselas a otras familias que se encuentran en peor situación. Una vez más, los más vulnerables del mundo se llevan la peor parte de una crisis global”, explica el director de ayuda humanitaria de World Vision International, Justin Byworth. “Las familias, que se han visto obligadas a huir de sus hogares a menudo a causa de los conflictos o del cambio climático, dependen ahora de la ayuda alimentaria para sobrevivir. Y esa ayuda alimentaria tan básica se está recortando y seguirá recortándose a menos que la comunidad internacional cumpla con las promesas anteriores de ayuda alimentaria".
El impacto de la COVID-19 ha llevado a los gobiernos donantes a reducir la financiación de la ayuda alimentaria para las personas más pobres del mundo, al mismo tiempo que las necesidades se disparan. Ahora mismo 45 millones de personas están al borde de la hambruna. Esta cifra ha aumentado desde los 42 millones de principios de año y los 27 millones que se hicieron públicos en 2019.
En junio de 2021, los líderes del G7 aprobaron su Pacto Mundial para la Prevención de la Hambruna y las Crisis Humanitarias, prometiendo 8.500 millones de dólares para satisfacer las necesidades más urgentes en los países de mayor riesgo.
Lamentablemente, esos compromisos han tardado en materializarse en forma de recursos en manos de quienes los necesitan desesperadamente. Esto significa que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) se ve obligado a tomar decisiones difíciles, como redirigir la ayuda alimentaria de un grupo vulnerable a otro grupo aún más vulnerable, para poder estirar los limitados recursos.
La ONG World Vision, el mayor socio del PMA, ha llevado a cabo recientemente una revisión de sus beneficiarios en cinco países (RDC, Somalia, Sudán del Sur, Tanzania y Uganda) y ha advertido que 659.000 han visto recortadas sus raciones de alimentos en una media del 36,34% entre octubre de 2020 y junio de 2021. Basándose en estas cifras, la ONG predice que otras 6.345.620 personas desplazadas por la fuerza en todos los programas de seguridad alimentaria de World Vision podrían enfrentarse a recortes de raciones similares durante el próximo año.
"Las réplicas de la COVID-19 tienen el potencial de cobrarse un peaje mayor en el mundo que el propio virus. La pandemia ha sido devastadora para todos, pero aún más para los más pobres del mundo, incluidos los refugiados, y ha provocado la pérdida de puestos de trabajo y la disminución de los ingresos. Esto, combinado con el impacto de los conflictos y el cambio climático, ha creado la tormenta perfecta, lo que podría ser la peor crisis de hambre en generaciones. Y los más vulnerables, incluidos los refugiados, son los que corren mayor riesgo", añade Byworth.
"Estamos viendo los efectos devastadores del hambre en países como Afganistán, donde millones de niños están pasando hambre. Muchos se han visto obligados a huir de sus hogares, pero corren el riesgo de pasar hambre allí donde busquen refugio. Hay alimentos suficientes para todos. Si no se destinan fondos para proteger a los más vulnerables del hambre y la inanición grave, seremos responsables de un fracaso moral catastrófico. No podemos permitir que otros seis millones de personas desesperadas vean recortadas sus raciones de alimentos esenciales. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que priorice y preserve este derecho tan básico", concluye Byworth.
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