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Jara y sedal y el macho montés

Los cazadores, con sus panfletillos cinegéticos a modo de adalides degenerados, convierten en actos y muertes reales sus sentimientos y deseos
Julio Ortega Fraile
miércoles, 15 de diciembre de 2021, 09:23 h (CET)

Hace muy pocos días la página de escopeteros Jara y Sedal publicaba –con tono de hazaña- que J.A.B.S. había matado en la Sierra de Gredos el macho montés con el trofeo más grande de 2021. En el desarrollo de la “proeza cinegética” cuenta este adicto a terminar con vidas de seres inocentes que no tenía pensado ir a cazar ese domingo, pero le avisaron de que habían visto a ese animal después de dos años cuando ya pensaban que se había muerto, así que explica: “Sin dudarlo cambié inmediatamente mis planes. Aunque me encontraba en Madrid hice que llevaran mi rifle hasta Ciudad Real y de allí que me lo subieran a Gredos”. 


Emocionado cual Willi Mentz durante sus paseos nocturnos con pistola, acudió armado al lugar indicado y, cuando vieron al desdichado macho montés, tan ajeno a su espantoso destino, le disparó desde 250 metros. Lo hizo con un rifle Magnum de 7 mm y bala Norma. Es decir: desde lejos y con un artilugio que le aseguraba no fallar. Mató, sí, como matan los más cobardes.


Está claro que todo cazador acaba con vidas porque eso le entretiene y, en no pocos casos, cree que le ayuda a superar ciertos complejos que están ampliamente tipificados por la medicina en personajes como ellos, pero cómo sería en esta ocasión que incluso varios cazadores al ver la imagen de esa criatura - vieja criatura (15 años)- criticaron lo ocurrido con comentarios como: “Un ricachón matando un animal como ese sólo por el trofeo”, “El que pagó más lo ha matado y de tan viejo ni se marchó”, “De este tipo de caza enlatada no quiero saber nada”, “Estos que sobreviven tanto tiempo no se deberían matar”, “Un ejemplar excepcional al que no merecía la pena tirarle, pero si no le tira él lo hará otro”, “Debía ser un espectáculo verlo en libertad, id a por los gorrinos y dejaros de trofeos”, “Un seguidor menos de esta página”... Repito, los anteriores no son comentarios de animalistas sino de cazadores, cuyo desprecio al sufrimiento de los animales y respeto a su vida no difieren mucho de quien mató a este macho montés, pero cómo habrá sido en esta ocasión para que incluso entre ellos haya detractores. La verdad es que la imagen le revuelve el estómago y el alma al más flemático.


Macho montes

El cadáver de ese impresionante animal en primer plano y, detrás, el desnutrido moral que acabó con su vida. Sonriendo, como hacen los depravados después de causar un daño atroz. Echándose la mano a la cabeza, como queriendo expresar el esfuerzo –y acaso riesgo- que le supuso su repugnante acción, cuando como ya he dicho le descerrajó un tiro con un arma de altas prestaciones y desde un cuarto de kilómetro. Pero así son los cazadores: además de ir de respetuosos con la naturaleza y animales y de salvadores de la sociedad, se las dan de valientes, pero sólo son sádicos carentes de ética, valientes con una escopeta en sus manos, con las aptitudes físicas y mentales a menudo muy cortas pero rápidos de gatillo (demasiado rápidos, así luego confunden a ciclistas con conejos) y muy largos de violencia.


El caso es que los comentarios que suscitó esa publicación de Jara y Sedal hicieron que muchos internautas, asqueados con lo ocurrido, expresaran su opinión. Fue tal el rechazo y el asco demostrados que el Diario Público lo contó en su página incluyendo esos mensajes en tuiter, y a los de Jara y Sedal se les cortó su sangrienta digestión al comprobar la difusión de su publicación pero con el efecto contrario al que pensaban. Donde ellos esperaban admiración encontraron repulsa y una buena lección de lo que realmente la sociedad opina de su sangrienta forma de divertirse y presumir.


¿Qué hicieron entonces? Pues con unas pocas horas de diferencia entre ambas lanzaron dos publicaciones que, pretendiendo demostrar razón y fortaleza no podían disimular estar empapadas con babas de rabia porque el tiro les había salido por la culata. Estos eran los titulares: “Brillantes respuestas a los tuiteros que critican la caza del macho montés récord de Gredos” y “”9 razones por las que los animalistas deberían dar gracias al cazador del macho montés en Gredos”.


¿Qué Público muestra los mensajes de repudio? Pues nosotros enseñamos las contestaciones de los cazadores. Estas son algunas de esas perlas: “Ustedes jamás entenderán lo que es la caza”, “Ese animal tenía 15 años, ni dientes tenía, le quedaban dos años de vida máximo”, “Es un animal que ya ha cumplido su ciclo”... Eso de que no entendemos qué es la caza podría aplicarse a cualquiera que se dedique a matar porque, claro, desde fuera de su cabeza no comprendemos su (enfermiza) percepción al hacerlo, ¿no? Lo de quedarle dos años de vida máximo me venía hoy a la cabeza cuando veía en otra página de caza la foto de uno sosteniendo su rifle y esperando que se cruzase un animal para abatirlo, y estaba todo orgulloso porque seguía cazando con 92 años que tenía.


¿Que siguen comentando en nuestra contra en la noticia de Público? Pues nosotros contraatacamos explicando que encima nos tienen que estar agradecidos los anticaza estos, y para ello emplean entre otros estos argumentos (¿argumentos?): “Era un ejemplar perfecto para cazar desde el punto de vista científico”, “Tuvo una muerte piadosa”, “Ayuda a mantener poblada la España vaciada” o “Cumple con el tipo de caza apoyado por la mayoría de la sociedad”... Ya ni hago comentarios porque me entraría la risa si la bilis no se le adelantase. Supongo que utilizaron al mismo asesor del que tiraron Ortega Cano cuando dijo que si la tauromaquia no existiese los animales se comerían los unos a los otros, o Talavante aquello de que el toro amigo no puede ser porque no habla y enemigo tampoco porque tampoco habla. En fin, que con razón se defienden entre ellos taurinos y cazadores.


Que cada uno sea libre de tener su propia reacción ante la imagen que aquí se muestra, ante ese J.A.B.S. feliz y orgulloso posando junto al irrepetible ser que había matado unos segundo antes, pero algo está claro: la libertad de pensamiento y la libertad de acción transitan por caminos diferentes.


Puedes odiarme, puedes desearme lo peor, puedes pensar que mi sufrimiento no importa, pero no me toques un pelo. Y porque esta gente, los cazadores, con sus panfletillos cinegéticos a modo de adalides degenerados convierten en actos y muertes reales sus sentimientos y deseos, porque con ello constituyen un cáncer para la naturaleza y un peligro para la sociedad, porque esos animales merecen disfrutar de sus derechos básicos y nosotros salir a los montes sin regresar de él metidos en una bolsa para cadáveres, la lucha por alcanzar la prohibición de la caza como ya ha ocurrido en tantos países no va a terminar. Y que ese día los de Jara y Sedal se dediquen ya a tiempo completo al otro nombre por el que se les conoce y que les va pintiparado: Jarra y Pedal. (Sí, aparte de todas las demás atrocidades y mermas que les caracterizan, demasiado alcohol entre los cazadores, no ya después de sus matanzas, sino antes y durante). 

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