En la organización de eventos, para su correcta planificación, lo primero que hay que identificar es el tipo de acto a organizar teniendo en cuenta a su emisor y su campo de actuación. En este sentido, la clasificación básica es la de actos privados y públicos.
Los actos privados son los que se celebran en el ámbito familiar e íntimo y se organizan tanto por personas físicas como jurídicas. Estos actos, tal y como explica María Teresa Otero Alvarado, son «celebraciones a las que se acude por relaciones interpersonales de estricta consanguinidad, amistad o compromiso social. Su carácter de privado no quiere decir que se realicen en secreto o informalmente».
Por su parte, los actos públicos corresponden al ámbito de la vida pública de las personas físicas o jurídicas. Estos, siguiendo con las enseñanzas de Otero, «se llevan a cabo en la vida de estas organizaciones (presentaciones, apertura de parlamentos, partidos de fútbol, procesiones, verbenas populares, funerales oficiales, exposiciones y conciertos o ferias internacionales)». En consecuencia, los banquetes de Nochebuena y Navidad son actos privados revestidos de solemnidad, tal y como indica la definición de acto del Diccionario de la lengua española: «celebración pública y solemne».
La solemnidad de estos actos reside en el motivo de su celebración, el nacimiento de Jesús. Y la manera concreta de celebrarlo es con la organización de un banquete ya sea en la propia casa o en un establecimiento hostelero. Y, teniendo en cuenta su carácter religioso, desde esta perspectiva también se une a la celebración de Nochebuena y Navidad, la santa misa.
Bajo estas premisas, ya podemos elaborar la lista de invitados. Esta se diseñará en relación a los grados de parentesco por consanguinidad y afinidad del anfitrión.
Otro de los elementos a planificar en estos banquetes es el menú que contará, seguramente, con un plato tradicional de la familia.
Y para que la celebración de Nochebuena y Navidad no pierda su identidad, realizaremos una lista de villancicos para cantar delante del belén tras la cena del 24 de diciembre.
¡Feliz Navidad!
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