Este miércoles el Presidente del Gobierno del Reino de España convocó a los medios de comunicación para, ante ellos, presentar el balance de las realizaciones de su Gobierno durante el año que acaba. En el escenario, sobre la cabeza y detrás de su imagen, podíamos leer en enormes letras la palabra “Cumpliendo”, ya que, según Sánchez, a lo largo de su discurso iba a desarrollar los logros conseguidos por el Gobierno PSOE/UNIDAS PODEMOS a lo largo de los 12 meses de este segundo año de pandémia.
Se le veía orgulloso de sus logros, todo había ido sobre ruedas durante los 365 días del 2021. Pudo ponerse las medallas de haber conseguido el “quorum” suficiente para aprobar los presupuestos para el año venidero y la de amigo del dialogo que alcanza acuerdos con el resto de fuerzas políticas.
Ni una palabra de los problemas por los que están pasando miles de trabajadores precarios que continúan temiendo la posible desaparición de sus puestos de trabajo. Ni una palabra sobre la institución monárquica ni sobre el anterior Jefe del Estado, el rey fugado y sus trapicheos de comisionista. Ni una palabra sobre una posible reforma de la Constitución para amoldarla a los tiempos actuales. La sombra de la duda iba desfigurando aquel “Cumpliendo”, paraguas sobre el que los socialistas van amparándose mientras esperan que escampe la tormenta, es la doctrina del “qui dia passa any empeny”, más o menos el “laissez faire laissez passer” francés, pensando que los problemas con el tiempo se solucionan solos.
Pero al final alguien le preguntó sobre la próxima reunión de la “mesa de diàleg”, y aquí afloraron la prepotencia y los nervios de Pedro Sánchez que, escondido entre las brumas de una pandémia a la que su Gobierno no ha sabido hacer frente con la contundencia que la situación requería, tiró balones fuera indicando que no era el momento oportuno para reunir la mesa de dialogo entre Catalunya y España. Una burda excusa que demuestra que al Secretario General del PSOE nunca le ha hecho gracia la citada “mesa de diàleg”, aceptada para poder aprobar los presupuestos con los votos d’ERC. Ahora, una vez aprobados, ya no tiene ninguna prisa por cumplir, por mucho que se refugie bajo un cartel con el lema “Cumpliendo”, con los compromisos firmados.
Una vez más el PSOE vuelve a desdecirse de lo prometido, firmado y escrito. Me temo que en el ADN del partido y de sus Secretarios Generales, desde la época de Felipe González, está el germen de la trapaceria.
Octubre de 1974. Se celebra el Congreso del PSOE en Suresnes, donde los socialistas del interior desbancan a los viejos dirigentes del socialismo español exiliados en Francia. En aquel Congreso emergen nuevos nombre en la dirección del partido, nombres afincados en España, especialmente en Andalucía. Es elegido Secretario General un joven abogado sevillano cuyo nombre de batalla,”Isidoro”, escondía la identidad de quien ocho años más tarde sería Presidente del Gobierno de España, Felipe González. En aquel Congreso se aprobó una resolución a favor del derecho a la autodeterminación de los pueblos de España. Ha llovido mucho desde entonces, y el PSOE en el tema de la territorialidad del Estado ha ido dando bandazos, pasando del derecho a la autodeterminación al Estado de las Autonomías, por el Estado plurinacional, por aquella federación asimétrica defendida por Zapatero para llegar al Estado federal indefinido de Pedro Sánchez.
Todas estas propuestas han quedado en agua de borrajas porqué el PSOE y muchos de sus militantes y dirigentes son centralistas y si algunos de ellos continúan defendiendo el “café para todos”, que es como entienden el Estado autonómico, es porqué es un buen banderín de enganche y una estupenda oficina de colocación para militantes y amigos.
Pasaron los años y el 6 de Octubre de 1981 Felipe González, todavía en la oposición ante la Comisión de Exteriores del Parlamento decía estas palabras “Nuestro partido no asume la decisión de integrarse en la OTAN, y, por consiguiente, estará en contra de la misma, con las consecuencias históricas que tenga mantener una coherencia lógica entre lo que decimos y lo que pensamos hacer”. Ya conocen las consecuencias, primero fue aquella farsa de “OTAN, de entrada no” para acabar viendo como un dirigente del PSOE alcanzaba a ser Secretario General de la OTAN. Toda una muestra de coherencia lógica entre lo que decían y lo que hicieron.
Seguimos viajando en la hemeroteca y nos situamos en el 13 de Noviembre de 2.003 en un mitín en el Palau Sant Jordi de Barcelona donde ante 20.000 personas Rodríguez Zapatero, entonces Presidente del Gobierno y ante Pasqual Maragall, candidato a la Presidencia de la Generalitat, dijo aquello de “apoyaré la reforma del Estatut que salga del Parlament”. Ya sabemos como acabó todo, el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, histórico dirigente del PSOE, recurrió, como también lo hizo el PP, aquella reforma que, años más tarde el Tribunal Constitucional recortó dejándola en nada . Antes a su paso por la Comisión Constitucional del Congreso, su Presidente, Alfonso Guerra, ufano iba diciendo a quien le quisiera oír “nos hemos cepillado el Estatut”.
Y así podríamos continuar llenando espacios con más y más ocasiones en las que desde el PSOE se han hecho promesas que, una vez conseguido el objetivo perseguido por los de la rosa marchita y el puño abierto no han sido cumplidas. Es lo que ha pasado ahora con la próxima reunión de la “mesa de diàleg” que debería celebrarse en las primeras semanas de Enero y que Pedro Sánchez en un alarde de prepotencia ha aplazado “sine die” dejando a ERC sin argumentos para defender la existencia de una mesa que ya nació coja, el Gobierno español no se toma en serio el dialogo con Catalunya y lo único que ha hecho hasta el momento ha sido dar largas y hacer promesas que sabía que no iba a cumplir.
Pedro Sánchez se equivoca, actúa con la prepotencia de los políticos que cuentan con mayoría absoluta, y no la tiene. Y eso se lo han de hacer saber los que le han ayudado a dar luz verde a los Presupuestos para el 2022. Sánchez tiene que dejar de ser un trilero de la política y actuar con aquellos de los que necesita los votos con la modestia de quien va a solicitar una ayuda y no con el orgullo de quien se siente superior a los demás. La “mesa de diàleg” no tiene nada que ver en la lucha contra la pandémia por lo que su suspensión no es más que una muestra más de lo a disgusto que el PSOE se encuentra sentado, de igual a igual, con los políticos independentistas catalanes. Soy un firme defensor del dialogo pero para dialogar hacen falta dos y que no se veten temas. ERC quiere el dialogo pero el PSOE lo esquiva, muchos de sus “barones” territoriales están en contra, lo mismo que la Brunete Mediática a la que los socialistas parecen tener mucho miedo. ERC debe hacer valer caro sus votos ante los engaños, mentiras y jugarretas de unos políticos trileros como los socialistas están demostrando ser con sus actuaciones.
Señores socialistas, sean conscientes que los votos de los españoles no les han dado barra libre para gobernar y que los votos, de momento favorables, de los partidos a su izquierda y los nacionalistas no son un cheque en blanco para que hagan lo que les venga en gana o mejor se adapte a sus deseos de continuar en el poder. El cuento de que viene el lobo del fascismo si ustedes son descabalgados del poder cada día es menos creíble, y si la derecha extrema y la extrema derecha llegan al poder una gran parte de culpa será de quienes ahora gobiernan siendo incapaces de hacer una verdadera política de izquierdas. No miren tanto a su derecha, a la patronal y a los señores del IBEX-35, bajen la mirada y miren al pueblo, a los trabajadores y a los pequeños empresarios que, al fin y al cabo, tienen que ser sus votantes. Hagan una política por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
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