Hace cuatro años, un grupo de activistas de No Name Kitchen, tras haber recogido en tan solo 10 días desde la localidad serbia de Sid (cerca de la frontera con Croacia) las historias de 123 personas que habían sido devueltas en caliente desde la Unión Europea, en muchos casos con violencia, decidieron crear la red Border Violence Monitoring Network. Lo hicieron de la mano de Rigardu, una organización también independiente que operaba en ese momento en Subotica, cerca de la frontera con Hungría.
Hoy, cuatro años después, desde No Name Kitchen recordamos que las devoluciones son ilegales. Que cuando una persona pide asilo en territorio de la Unión Europea tiene el derecho a que comience un proceso que analice esa petición. Y rechazamos que nuestras fronteras estén marcadas por la violencia contra personas. Una violencia que es casi diaria y está pagada con los impuestos de los ciudadanos y ciudadanas de la UE.
Cuando generamos esta red, el objetivo era el dar visibilidad a estos ataques a los derechos humanos perpetrados por agentes de policía de países de la Unión Europea en contra de toda legalidad. En No Name Kitchen habíamos sido testigos casi a diario de cuerpos heridos y habíamos escuchado muchísimas historias sobre devoluciones y violencia desde nuestro nacimiento en febrero de 2017. Hoy, cuatro años después de la creación de la red Border Violence Monitoring Network podemos afirmar que las devoluciones y la violencia contra las personas en busca de asilo en las fronteras externas de la Unión Europea es una práctica sistemática y muy común.
Una violencia rutinaria
¿Cómo podemos saber que existe esta violencia? En No Name Kitchen trabajamos en localidades de Serbia, Bosnia y Grecia, tres lugares que suponen una frontera con algún país de la Unión Europea (en el caso de Patras en Grecia, la frontera es con Italia, ya que se conectan por ferries a diario).
Repartimos comida, agua potable, ropa limpia y de abrigo a personas que están en busca de asilo, protección, o que quieren comenzar una nueva vida en otro país. Casi a diario, durante nuestras distribuciones, conocemos a personas que o bien tienen claros signos de violencia en su cuerpo (moretones, sangre en sus ropas, huesos rotos…) o bien se acercan a nosotros a contarnos que han sido víctimas de una devolución desde algún país de la Unión Europea.
Hemos visto a jóvenes menores de edad con la nariz rota y sangre en sus ropas que nos han contado que habían llegado a Croacia con el objetivo de pedir asilo y que la policía los encontró, los devolvió a Bosnia y Herzegovina a escondidas por el bosque y los golpeó con porras. Hemos conocido a niñas y niños de muy poca edad con moretones en el cuerpo y sus familiares nos contaron cómo iban en los brazos de su padre o madre y que la policía había golpeado a estos adultos y los niños o niñas habían caído al suelo. Ha habido muertes durante las devoluciones: Entre Croacia y Bosnia y Herzegovina hay un río y en diferentes ocasiones nos han contado cómo en una devolución forzosa en la frontera, alguna persona ha caído en ese río y desaparecido entre sus aguas…. La niña Madina Hussiny, fue devuelta ilegalmente con su familia desde Croacia a Serbia en unas vías de tren y murió atropellada por un tren tras la devolución.
Siempre que estas personas quieren y pueden (es muy traumático para muchas personas recordar los hechos), recogemos la información en un informe que compartimos dentro de la red Border Violence Monitoring Network. Una red que ha ido creciendo y recogemos testimonios en diferentes lugares de la ruta Balcánica, realizamos labores de denuncia o disponemos equipos legales.
Al mismo tiempo, desde Bruselas, la Comisión Europea ha recibido informes constantes sobre estos hechos ilegales cometidos en nuestras fronteras por agentes de seguridad de países miembros de la Unión Europea y hay miembros del Parlamento Europeo que han compartido estos informes en sesiones de control. Aún así, las autoridades de la UE no han tomado medidas al respecto, y continúan financiando a la policía fronteriza de estos países con el dinero de los impuestos de los ciudadanos de la UE.
Sobre No Name Kitchen (NNK)
No Name Kitchen es un movimiento independiente con presencia en zonas fronterizas de los Balcanes y del Mediterráneo. Creemos que la ayuda humanitaria que brindamos a diario a miles de personas debe complementarse a la acción política para generar un cambio. Por ello, NNK cofundó la red Border Violence Monitoring Network y recoge testimonios de violencia para crear conciencia y abogar por el respeto a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional.
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