Sí, ¡gracias Rafael Nadal! Otra vez has vuelto a triunfar, pero no solo has sido tú, sino todos los españoles por haber elevado el nombre de España, con tu esfuerzo y trabajo a lo más alto que se puede llegar en el deporte del Tenis. ¡Nos sentimos orgullosos de ti! Manolo Santana hizo que los españoles corrientes y molientes entendiésemos este deporte que desconocíamos. Antes era propio de las clases privilegiadas, el pueblo no tenía acceso a él. Muchos fuimos lo que disfrutamos con sus clases magistrales de tenista consumado y llegamos a apreciarlo. Erigió el basamento para que sobre él se edificase este deporte apenas conocido y apreciado por nosotros. Sin embargo tú lo has introducido en nuestras vidas, y disfrutamos cuando juegas y vences, al igual que si lo hiciésemos nosotros. Innumerables días de gloria has proporcionado a España con tus triunfos que los hemos considerado como si fuesen de cada uno de nosotros. Tu esfuerzo, tu sacrificio, tu abnegación hace que nos sintamos unos contigo. Aparte de esto, tu sencillez y humildad cautivadoras te hacen más campeón aún. No eres un ídolo con pies de barro, como tantos otros, simplemente eres un ser humano con unas cualidades excepcionales pero que no haces gala de ellas. Eso te eleva sobre los demás Eres un hispano al que podemos aplicar lo que dijo cierto Coronel sueco en la batalla de Nordlinger (los suecos fueron derrotados en esta batalla): “Nunca nos habíamos enfrentado a un soldado de infantería como el español. No se derrumba, es una roca, no desespera y resiste paciente hasta que puede derrotarte”. Has dado muestras de ser esa roca, has superado tus dolencias y tus deficiencias físicas para llevar el nombre de España a lo más alto que se pueda conseguir en el noble deporte del tenis. Llevas el sagrado nombre de Rafael (medicina de Dios), seguro que él te protege, te cuida, te mima y alienta en tus padecimientos para darte la fortaleza de la que haces gala para triunfar y hacer que los españoles nos sintamos orgullosos de ti. Por ello, nuevamente: ¡Gracias, Rafael!
|