¡Date prisa, poeta atormentado! y haz un soneto “corto” y biensonante, que pueda ser, el sí apasionante de un jurado imparcial y preparado.
Varias neuras se me han averiado en este afán gustoso y penetrante, que aspira a ser tan raro y excitante como encontrar un simio humanizado.
No pidas, por favor, que escriba “corto” un soneto, que tiene su medida, pues -sin ella- resultaría un aborto.
Catorce versos, son los que ahora aporto, dos cuartetos y dos tercetos suman. Llegado su final, me reconforto.
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