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​De la guerra de las Malvinas a la de Ucrania

La guerra anglo-argentina del 2 de abril al 14 de junio de 1982 ha sido la única que se ha dado en la historia universal con buques y aviones centrada cerca o dentro de la Antártida
Isaac Bigio
sábado, 2 de abril de 2022, 10:56 h (CET)

Nos encontramos en medio del 40 aniversario de la guerra de las Malvinas, la última que se haya dado entre una república americana y la monarquía británica. Sin embargo, en el Reino Unido, donde me encuentro, casi nadie viene hablando de ello. En cambio, todos los diarios y noticieros están centrados en el conflicto ruso-ucraniano. Algo que tienen en común esas confrontaciones bélicas son que ambas pueden tener una tremenda influencia geopolítica que afecte a todo el planeta y que se dieron cuando en Londres había o hay un Gobierno conservador con baja popularidad que trata de aprovecharse de esa disputa para evitar su caída.


Una importante diferencia es que en las islas del Atlántico sur sí combatieron y murieron muchos soldados británicos, mientras que en la Europa oriental de hoy Reino Unido no ha intervenido directamente, aunque sí ayuda a Kiev con armas, dinero, apoyo logístico y entrenadores militares. Después de que el 2 de abril de 1982 la junta castrense argentina invadió a las Malvinas, se generó una ola de gran patriotismo gran británico en el cual la población se unió enarbolando su bandera e insignias nacionales por doquier. Esta vez, es la bicolor ucraniana la que aparece en las solapas de muchos transeúntes, en las vitrinas de muchas viviendas y negocios y en casi todas las plazas centrales, mercados y alcaldías de todas las ciudades y pueblos menores.


Veremos en esta nota como estas dos guerras han afectado o vienen afectado al mundo.


Las Malvinas


La guerra anglo-argentina del 2 de abril al 14 de junio de 1982 ha sido la única que se ha dado en la historia universal con buques y aviones centrada cerca o dentro de la Antártida, el único continente sin ciudades y donde está prohibido el uso de armas.


Los territorios en disputa pareciera que no debieran importar tanto debido a encontrarse en el extremo sur y helado del planeta. Las Malvinas (Falklands en inglés, su actual idioma oficial) son un archipiélago conformado por 776 islas menores y 2 mayores, los que se encuentran a 480 kilómetros al este de la Patagonia argentina y a 1,200 kilómetros desde la Antártida continental. Entonces, desde Stanley (la capital de este territorio británico de ultramar) se administraban las islas Georgia del Sur (1,300 kilómetros más al este de las Malvinas) y el archipiélago de las Sándwiches del Sur (800 kilómetros aún más al este que Georgia del Sur).


Mientras las Malvinas están al extremo sur de la plataforma continental sudamericana, las otras islas son parte de la Antártida o de lo que se llaman las Antillas de dicho continente blanco.


Hoy, en las Malvinas viven poco más de 3 mil habitantes, mientras que en las demás islas no hay una población permanente. Quienes más caminan sobre sus dos pies en dichos territorios son millones de pingüinos. En la guerra de 1982 murieron, entre bajas directas (o producto del agravamiento de las heridas o por suicidios), unos 1,100 argentinos y 550 británicos, un total de casi tantas personas como los habitantes que entonces había en estas islas.


Lo que llama la atención del porqué se dio una guerra en el "fin del mundo", la misma que duró 63 días y que ha generado que el grueso Latinoamérica se ponga en contra del Reino Unido. A pesar de que esas islas son muy poco pobladas, que sus primeros habitantes llegaron con la colonización europea y que nunca han pasado de relativamente pocas familias, lo importante de estos territorios es su ubicación geográfica (entre los continentes sudamericano y antártico) y por sus recursos naturales (pesca, ganadería y, sobre todo, hidrocarburos).


Por el momento, en el Polo Sur solo viven unas 5,000 personas (y 250 en el lado argentino), pero el continente blanco tiene grandes potenciales energéticos y minerales. En algún momento puede dar paso a una colonización masiva (sus condiciones allí son más favorables que Marte o cualquier otro planeta donde no hay mucho oxígeno).


Una vez que fui a hablar con el cónsul argentino en Londres, me sorprendió ver colgado en la pared un gran mapa de su república en el cual el centro de esto la ocupaban esos 3 grupos de islas que Buenos Aires reclama como suyos. Argentina se proclama como un Estado bi continental donde el norte está conformado por sus poblados territorios en Sudamérica y el sur por su casi despoblada plataforma antártica, la misma que tiene una superficie mayor que la del Perú o de cualquier otra república latinoamericana después de Brasil y México. Buenos Aires sostiene que todos estos amplios territorios pertenecen a la "Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur".


Impacto


Cuando la dictadura castrense argentina invadió las Malvinas, esta pensaba que los británicos no la iban a defender tanto. Este archipiélago casi deshabitado se encuentra en el lado opuesto del globo y a casi 13 mil kilómetros de distancia de Londres. No obstante, para Margaret Thatcher (Primera Ministra británica en 1979-90), recuperar las "Falklands" fue la misión que le permitió distraer a la opinión pública (la misma que le cuestionaba por sus duros ajustes sociales) y consolidarse 11 años en el poder (récord al que ningún otro mandatario contemporáneo ha llegado en Reino Unido).


Cabalgando con la ola patriótica que produjo su victoria militar, ella adelantó las elecciones generales (para vencerlas ampliamente en 1983) con las cuales derrotó a Michael Foot, el líder más radical que tuvo el laborismo a fines del siglo XX con lo cual se desarticuló al ala socialista de dicho partido. Esto le sirvió para preparar una embestida contra los derechos laborales y dar paso al cierre de minas y muchas otras empresas. Gracias a la autoridad ganada en esa guerra, ella desató una guerra para aplastar la larga huelga minera indefinida (1984-85) y luego a otros sectores que salían a defender sus conquistas sociales (como los obreros gráficos).


Hasta antes de Thatcher, todos los países europeos eran partidarios de una significativa intervención del estado en la economía, de que haya muchas empresas y servicios públicos y de que se mantenga o expanda el estado de bienestar social. Con ella todo cambia. Thatcher es la que crea el verbo "privatizar". Es ella la que inicia la serie de reformas monetaristas para ir vendiendo empresas estatales al sector privado, incentivar la libre empresa y generar despidos masivos.


Junto al presidente estadounidense Donald Reagan, ambos lanzan una ofensiva para doblegar al bloque soviético, armar a Al Qaeda y otros grupos islamistas para que caiga la invasión soviética en Afganistán y militarizan el espacio. Con todo ello, logran la caída del muro de Berlín en 1989, lo que abre las puertas a la victoria de la OTAN en la guerra fría y a la desintegración del Pacto de Varsovia y de la URSS.


Aunque parezca inverosímil de creer, pero la victoria británica en unas alejadas islas donde hay decenas de veces más pingüinos o corderos que humanos fue algo que consolidó a Thatcher, a su nuevo sistema privatizador y neoliberal y a su estrategia de desintegrar al todopoderoso "bloque socialista".


Por otra parte, la derrota argentina en las Malvinas acentuó la interferencia de las potencias del norte sobre Latinoamérica, y el que esta región, que empezaba a transitar hacia la democratización post-dictaduras militares, fuese adoptando medidas de ajuste y el concenso de Washington, el cual se consolidaría tras la caída y disolución de la URSS.


En el caso británico, la victoria en las "Falklands" condujo a la derrota y marginamiento del ala socialista del laborismo y a que este partido dio un giro, con Tony Blair a la cabeza, para adaptarse a las nuevas recetas monetaristas de Thatcher y hacia lograr que los "rojos" del Reino Unido se conviertan en el principal socio de EEUU en sus invasiones a Irak, Yugoslavia y Afganistán.

El thatcherismo empujó a los partidos europeos (incluso a la socialdemocracia) hacia la derecha e ir desarticulando parcialmente el estado de bienestar social de la postguerra.


Debilitar a Rusia


A 3 décadas de la disolución de la URSS entre 15 repúblicas promercado es que estalla la guerra ruso-ucraniana. Las otras 2 federaciones "socialistas" del este europeo también fueron presionadas a dividirse (Yugoslavia y Checoslovaquia). El colapso del "bloque socialista" en 1989-91 condujo a la expansión de la Comunidad Europea y de la OTAN hacia Europa Oriental. La Alemania oriental "comunista" fue anexada a la Alemania occidental capitalista. Polonia, Hungría, las nuevas repúblicas checa, eslovaca, eslovena, croata y bosnia, Rumanía, Bulgaria y las 3 exrepúblicas soviéticas del Báltico (Lituania, Letonia y Estonia) se unieron a la UE. A la OTAN entraron todas estas últimas (salvo Bosnia) y también otras 3 repúblicas ex-"comunistas": Albania, Macedonia y Montenegro.


En 1991 las potencias de la OTAN iniciaron la guerra de Irak para proteger a una autocracia monárquica (Kuwait) que fue invadida por un exaliado suyo (Saddam Hussein, al que previamente habían armado para que hubiese hecho la guerra de 1980-88 contra la revolución de los ayatolás de Irán). Dicho conflicto ayudó a ir creando un mundo unipolar y a precipitar el colapso soviético.


Una Rusia debilitada tras su desplome económico no pudo impedir la expansión de la OTAN, la cual llegó, por primera vez, a sus fronteras. La primera guerra que la OTAN hizo en la antigua Europa "socialista" fue contra los serbios (aliados históricos de los rusos) a quienes bombardeó, conduciendo a la fragmentación de Yugoslavia en 8 Estados y a la primera limpieza étnica de la población de toda una república (la de Krajina, la cual luego de echar a casi toda su mayoría serbia, fue reincorporada a Croacia).


Luego, la OTAN generó varias guerras en Afganistán (2001-21), Irak (2003 hasta hoy), Libia (2010 hasta hoy) y Siria (2011 hasta hoy), además de otras incursiones y bombardeos. Incluso, el único aliado nuclear de EEUU en el mundo musulmán (Pakistán) fue víctima de incursiones bélicas norteamericanas (incluyendo la que mató a Osama Bin Laden).


Washington inicialmente había apuntalado a Boris Yeltsin y a su socio Vladímir Putin en Rusia, pues ambos patrocinaron el desmantelamiento de la economía estatizada y planificada y el monopolio político del Partido Comunista, el cual desde 1991 pasó a la oposición. Cuando Putin decidió aplastar a sangre y fuego los intentos de la pequeña y montañosa república de Chechenia de ser independiente, la OTAN no dijo mucho. Era una suerte de concesión a su aliado Putin a cambio que él les dejara hacer lo que quisieran en el mundo musulmán y en el este europeo.


Sin embargo, Putin, al igual que Frankestein, empezó a rebelarse. En 2008, Rusia invadió territorios de Georgia para lograr que esta sea fragmentada y se creen las repúblicas separatistas de Abjasia y Osetia del Sur. Moscú dividía a cualquier exrepública soviética que quisiese entrar a la UE y a la OTAN. En Moldavia también ayudaron a originar la república eslava independiente de Transnistria para dificultar que este país se reunificase con Rumanía o se uniese a la UE y la OTAN. En 2014 le tocó el turno a Ucrania cuando los rusos la invadieron y alentaron la separación de 3 regiones de dicho país donde la mayoría de sus habitantes habla el ruso (Crimea, Luhansk y Donetsk).


Tras la primera guerra de Ucrania, Rusia fue expulsada del Grupo de las 8 potencias (por eso ahora este solo se llama G7) y no se le ha permitido entrar a la OCDE (a la cual Perú está por ingresar). Moscú, por su parte, desafió a Washington en el Medio Oriente. Tras que, inicialmente, Putin no vetó las invasiones de la OTAN a Afganistán, Irak y Libia (pese a que los gobernantes de estas dos últimas eran "socialistas panarabistas" aliados suyos), sí cambiaron cuando EEUU y sus aliados quisieron derrocar al gobierno sirio de Bashir Assad.


En Siria se encuentra la mayor base naval rusa fuera de su país, la cual se encuentra en Latakia, la región de la etnia alawita (a la que pertenecen los Assad). Irán y sus socios chiitas en Irak y Líbano decidieron jugársela todo por el todo para defender a Assad (pues consideran que los alawitas son otra rama del chiismo) y para evitar que Siria pase a ser un Estado controlado por fundamentalistas sunitas ligados a Turquía y a las petro-monarquías arábigas.


Putin les malogró el pastel a los estadounidenses, pues ayudó a que Assad y sus socios de Irán, Irak y Líbano ganasen la guerra civil siria. Además de propinarle una derrota en esa región, Putin ayudó a proteger a Teherán de las sanciones de Donald Trump y a hacer que se cree un "arco" que se extienda desde partes de Afganistán, Irán, Irak, Siria y Líbano (uniendo a los mares Mediterráneo e Indio). A este bloque los ayatolás le llaman el "Eje de la Resistencia" en el cual incluyen a sus socios en palestina y Yemen.


Putin, desafiante, ha enviado armas e inversiones a Venezuela y sus aliados latinoamericanos y también ha hecho una estrecha alianza con China. El Grupo de Beijing une a Rusia, China, Irán, a 4 ex repúblicas soviéticas del Asia central y a Pakistán (aliado de EEUU) formando un pacto de cooperación económica y militar que domina a la mayor masa terrestre del planeta.


Ucrania


Si antes la OTAN veía a Putin como un aliado, hoy tratan de reconstituir su alianza militar transformándolo en el enemigo común. Ya pasó el "peligro comunista" que sirvió de nexo para crear a la OTAN, pero ahora esta, que se estaba desintegrando debido al poco interés en ella y en la UE por parte de Trump, se va revitalizando haciendo que nuevamente el Kremlin pase a ser el "Gran Satán" contra el cual hay que organizar una cruzada.


Ucrania se ha convertido en el terreno de una nueva guerra indirecta entre Washington y Moscú. Este es el antiguo granero del imperio ruso y un país con muchos recursos agrícolas, mineros e industriales. Es el país puramente europeo más extenso (Rusia es mucho mayor, pero la mayoría de su territorio está en Asia).


La UE y la OTAN han buscado expandirse a Ucrania, lo que ha generado constantes choques y cambios de gobiernos en Kiev. Ucrania es una nación partida entre dos sentimientos. Por una parte, comparte con Rusia una lengua similar, el mismo alfabeto, credo ortodoxo cristiano e historia centenaria común (Kiev es la cuna de Rusia). De otro lado, muchos quieren reclamarse como europeos y creen que uniéndose a la UE y la OTAN van a poder lograr el libre tránsito y comercio con el oeste de su continente.


La Ucrania de la posguerra es la fusión de territorios occidentales que antes pertenecieron al imperio austro-húngaro o a la monarquía rumana (y que le fueron quitados a Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Rumania tras la derrota de Hitler) con la antigua república soviética ucraniana que domina al centro y oeste del país y que se creó después de la revolución bolchevique de 1917. En 1954 Nikita Krushev hizo que Rusia le ceda Crimea, pero en el 2014 un referéndum en esa península decidió retornar a Rusia.


La OTAN y la UE han venido presionando a Ucrania para que se incorpore a sus filas, lo cual ha generado un choque con la población ruso-hablante (que domina Crimea y el este). La "revolución" de febrero 2014 produjo un Gobierno de alianza entre la derecha proeuropea y grupos que reivindican a los colaboradores de la invasión nazi de 1941-45. Esta coalición proscribió a la izquierda (mientras legalizó y financió a escuadrones paramilitares con insignias de las SS de Hitler), demolió monumentos de héroes soviéticos e hizo que el ruso dejase de ser idioma cooficial (a pesar de que 1 de cada 5 a 6 ucranianos lo habla en casa y el resto lo entiende total o parcialmente). Esto generó una serie de levantamientos (particularmente en las zonas ruso-hablantes) y en los referéndums separatistas de Crimea, Luhansk y Donetsk.


En los últimos 8 años Ucrania ha sido liderada por gobiernos de derecha que han querido entrar a la UE y a la OTAN y que han considerado que las repúblicas independentistas son terroristas con los cuales solo cabe responder con la fuerza bruta. Esto ha producido 14 mil muertes en el sudeste ucraniano.


La actual crisis ha sido producida porque el Presidente Volodímir Zelenski planteó abiertamente entrar a la OTAN y volverse a dotar de armas atómicas. Por su parte, los ucranianos han acusado a Putin de no querer reconocer que su nación existe y merece ser respetada y no agredida.


Británicos y ucranianos


La actual guerra ha venido sirviendo en Londres para que el Primer Ministro Boris Johnson busque proyectarse como el gran sostén europeo de Ucrania y como el artífice de una gran coalición contra Moscú. Inmediatamente antes del conflicto, cada vez que él se presentaba al Parlamento, todas las bancadas opositoras (y algunos legisladores de su partido conservador) le demandaban que renuncie. Esto, debido a que se habían encontrado pruebas que el Premier en su residencia había organizado fiestas o reuniones sociales durante la pandemia, violando las propias reglas de cuarentena o distancia social que él mismo había obligado al resto de la población inglesa a acatar.

Así como antes pasó con las Malvinas, Ucrania ha permitido dispersar esa ola de críticas. Tal como van las cosas, Johnson ha logrado evitar ser sacado del poder.


Hoy, él ha logrado que la oposición laborista, en vez de criticar su política ante Ucrania, trate de competir con él en pedir sanciones más duras contra Moscú. El alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, habló ante una masiva concentración pro-Ucrania el sábado 26 de marzo. El portavoz de la cámara de los comunes, el laborista Sir Lindsay Hoyle, suele andar con una cinta en su pecho y una corbata con los colores celeste-amarillo de la bicolor ucraniana. Johnson, en cambio, se coloca una pequeña insignia en su saco, uniendo a las banderas británica y ucraniana.


Hasta en los pueblos más chicos flamea la bandera ucraniana. Esta es la primera vez que veo en Reino Unido que se despliegue a una bandera de una nación extranjera tanto o más que a la nacional.

Ucrania fue impulsada a ir a una guerra que no podía ganar y que la OTAN era incapaz de intervenir (bajo riesgo de producir una hecatombe nuclear). Y, todo ello, para que ahora Zelenski admita que su república ya no va a entrar a la OTAN ni se va a dotar de bombas nucleares.


Al momento de escribir estas líneas, siguen las conversaciones de las delegaciones rusas y ucranianas, pero no se ponen de acuerdo sobre el que hacer ante las 3 regiones separatistas ruso-parlantes. El Reino Unido, basándose en su propia experiencia, bien podría recomendarles que se respeten los resultados de los referéndums sobre su independencia (o que se convoquen a unos nuevos). A fin y al cabo en 2014, el mismo año en que Londres aceptó que Escocia decida en las urnas si iba o no a separarse del Reino Unido, Donetsk, Luhansk y Crimea hicieron ello, pero ni Kiev ni ninguna potencia occidental ha aceptado ello.


La guerra de Ucrania ha servido para evitar que caiga Boris Johnson. Joe Biden ha querido valerse de ella para tramontar en las encuestas, pero no le viene dando muchos resultados. Aunque, al final, la OTAN admita temporalmente que ya no puede expandirse al este, puede reconfortarse en haber logrado dos puntos a favor. Ha aislado a Rusia sometiéndola a las peores sanciones económicas que se haya dado contra esta potencia y ha logrado acercar a la población ucraniana hacia Occidente.


Biden en algún momento planteó la posibilidad de un "cambio de régimen" en Rusia, algo que no puede lograr y que, de concretarse una paz con base en que Kiev desista de querer integrar a la OTAN, va a ser presentado como una victoria para que Putin se revitalice en su propio país.


La guerra de las Malvinas sembró las condiciones para el triunfo de Thatcher y de sus políticas neoliberales, lo cual luego produciría la caída de la URSS. Con la guerra de Ucrania, la OTAN ha querido arrinconar a Putin. Sin embargo, no viene logrando esos propósitos. Más bien, ahora Washington se ha visto obligado a reanudar lazos con Irán y Venezuela, sus antiguos adversarios cuyo petróleo requiere para compensar el que quieren que se deje de comprar de Rusia. China es un gran ganador en ese conflicto, el cual, si bien ha unido a la OTAN y a la UE, no ha logrado la derrota de Rusia ni la caída de Putin.

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