Al ver al Cristo de los Estudiantes he sentido un gran escalofrío; la imagen muestra el rigor impío que soportó en escarnios degradantes.
Los golpes y otros signos lacerantes, son el vestigio minucioso y frío de una muerte, que aquel pueblo judío, le provocó con tintes humillantes.
Mas no lograron que el Amor Divino, puesto a prueba de tan violento modo, mermara por el daño y el tormento.
Y se palpa de un modo cristalino, que Cristo es, envuelto en sangre y lodo, Hijo de Dios, su Preciado Instrumento.
*Dedicatoria: A la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
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