Al gobierno que mal gobierna España, compuesto de inútiles y malvados, presidido, desgraciadamente, por un cateto, déspota, plagiador, exhumador y embustero, lo que más le gusta es prohibir. Verso que formará parte sustancial del falaz léxico en el que se mueven con perniciosa habilidad. Del tiempo que llevan arruinando España, han empleado muchas más horas en decirnos lo que tenemos que hacer (o no hacer) en lugar de(como haríanpersonas decentes) suprimir o bajar impuestos y buscar la manera de evitar esta ruina del 10% de inflación. Que no se escuden en la pandemia (la hay en todo el mundo) o en laguerra (que afecta a todos). Lo que en realidad hacen, es todo lo contrario, como declarar estados de alarma, subir el SMI (creando más desempleo) perturbar la economía sembrando la inquietud entre empresarios agrícolas, ganaderosy profesionales autónomos, desprestigiándolos con todo descaro, e, incluso, aconsejando que no se consuman o anuncien sus productos.
Ahora se descuelgan con otra inicua ley: la que persiguea lo que ellos llaman “acoso a las mujeres que acuden a abortar”. Está claro que esta ley es contraria a la razón, por eso solo la han votado, las izquierdas y los proetarras, golpistas, separatistas y antiespañoles. Y, para mayor escarnio, se prevén castigos hasta de CÁRCEL mientras van soltando a etarras “a puñados”.
Se amparan (como siempre) en mentiras porque lo que intentanlas auténticas defensoras de la Vida (con mayúsculas) es que no se cometan más asesinatos de seres indefensos como si carecieran de derechos por estar en el claustro materno. Y, lejos de ese supuesto acoso, lo que hacen es rezar y buscar soluciones para las mujeres que desistan voluntariamente de realizar ese penoso y, seguramente, indeseado acto.
Sin embargo, estos defensores de la cultura de la muerte, consienten acosos a empresarios y a instituciones, incluso con barricadas e incendios de contenedores, para que “actúen” “sus sindicatos” bien “untados” conmillones de euros. Millones que proceden de “mi bolsillo” y el de mis demás compatriotas. Ya lo dijo Jesús (he dicho Jesús, ¿qué pasa?): “Por sus obras los conoceréis”.
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