La actualidad informativa de las últimas semanas nos está mostrando actuaciones personales y profesionales que no son, o no deberían ser, ejemplos a seguir. Al margen del carácter legal, ilegal o alegal de determinadas acciones relacionadas con las comisiones, lo que está claro es que carecen de ética y deontología.
Sin embargo, el conocimiento de la importancia del buen comportamiento es conocido por todos. Por ello, grandes instituciones, oficiales y privadas, aprueban sus códigos éticos o de buen gobierno. Pero en ocasiones, este conocimiento se queda en papel mojado. Una conducta no se adquiere por el compromiso, verbal o escrito, de cumplirlo, sino por la ejecución de la misma hasta convertirla en hábito.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tiene aprobado su código ético de obligado cumplimiento para toda la comunidad que forma parte de la RFEF. Esta obligatoriedad es vigilada por el Comité de Ética que se sirve de dictámenes para realizar su labor, aunque carece de facultad sancionadora. En este documento se afirma que la gestión del fútbol ha de «basarse en la integridad, la transparencia y el respeto como máxima expresión» de la buena gobernanza.
Entre los valores que destaca en relación al fútbol, como deporte que mejora la vida social y cultural, son la dignidad de las personas, el respeto a los derechos humanos, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad, la parconditio y la igualdad. Unos valores que buscan la «obligación de actuar de buena fe en todo momento y en beneficio del fútbol como evento colectivo».
Este objetivo conductual debe ser alcanzado por clubes deportivos, futbolistas, técnicos, directivos, árbitros, etc., tal y como marca del Código Ético de la RFEF. Pero, ¿se realizan actividades formativas para alcanzarlo? O, ¿se sobrentiende que viene de serie?
El conocimiento y la práctica de un comportamiento ético, ya sea a nivel personal o profesional, se debe adquirir y, sobre todo, asimilar en nuestra vida. Por esta razón, debería ser obligatoria su formación en todos los niveles, ya sea en el ámbito académico o en el laboral.
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