La suerte parece estar echada para el vilipendiado intenente de Asunción, Arnaldo Samaniego.
Los colorados, que en sus internas partidarias optaron por avalar su descabellada pretensión de ser reelecto, confiando en el dinero sucio de la corrupción y en el juego sucio electoral, hoy se dan de bruces contra la realidad. Una realidad que repetimos hasta el hartazgo durante los meses interminables que tuvieron para reflexionar sobre la mejor opción.
Hoy los analistas y la ciudadanía consideran irreversible la ventaja favorable para Mario Ferreiro, el preferido de los votantes asuncenos, quien supera a Samaniego por casi veinte puntos.
“Alea Jacta Est” es una expresión atribuida por Suetonio a Julio César en el momento que este cruzara el río Rubicón, límite entre Italia y la Galia Cisalpina, provincia que le había asignado el Senado romano.
Lo mismo puede decirse de los colorados, que cruzaron el Rubicon el 26 de Julio optando cual si fueran autómatas por un candidato que se sabía totalmente desprestigiado y no daba la talla para enfrentar a Ferreiro.
La frase citada por Suetonio calza perfecta a Samaniego, un verdadero imitador de Nerón y Calígula, dos emperadores aquejados por el saturnismo que derivaba de las cañerías de plomo que usaban en la Roma de aquel tiempo.
La Roma de aquel entonces era muy parecida a lo que hoy es el principal mercado municipal de Asunción, una aglomeración de puestos de madera por los que se circula a través de estrechas callejuelas. Ello hizo que no fuera extraño que un gran incendio lo consumiera. Lo que sí fue extraña fue la explicación que dio al respecto el intendente Arnaldo Samaniego, quien calificó al siniestro como "una revelación divina".
Cual Nerón tocando la lira mientras Roma ardía, Samaniego decidió atribuir a fuerzas sobrenaturales el incendio cuyo origen tenía, en realidad, causas bien terrenales. Sobre las humeantes ruinas que dejó el siniestro, el intendente desempolvó un lucrativo proyecto de "mejoras" de dicho mercado, que le proporcionarían grandes ganancias a través de contrataciones de empresas amigas.
Muchos bromearon en las redes sociales que si hubo una señal divina, ésta indicaba que el intendente debía renunciar o ser destituido de inmediato.
Algo parecido había sucedido con los camiones que recolectan la basura de la ciudad, denunciaron los concejales. El mismo intendente Samaniego había propiciado su inutilización para privatizar el servicio en beneficio de sus amigos empresarios. Con frecuencia este prócer de opereta aprovechó las tragedias para realizar negocios, como en el caso de las inundaciones de las zonas palúdicas, que quiso convertir en negocio inmobiliario vendiendo los terrenos a sus socios empresariales. Cuando una airada multitud cercó la municipalidad para lincharlo, Samaniego culpó del estallido que él mismo desató a los bolivarianos y a la cadena de origen venezolano Telesur.
Cuenta Suetonio en su “Vida de los doce césares” que el emperador romano Calígula quedó fascinado cuando vio un caballo de carrera procedente de Hispania, al que inmediatamente compró y llamó Incitato. Tanta fue la fascinación que le construyó una caballeriza de mármol, con incrustaciones de piedras preciosas y lo atavió con mantos del costoso tinte púrpura, símbolo de realeza.
Como si fuera un importante parlamentario, le asignaron a Incitato 18 sirvientas que debían cuidarlo, se le construyó un palacio con paradisíacos jardines y pudo ostentar riquezas tales como un gran collar de metales y piedras preciosas en su establo con pesebres de marfil. Calígula incluso le obsequió a su animal favorito bellas mujeres y en lo que soliviantó los ánimos en el mundillo político romano, lo declaró Cónsul de Roma.
Cuando todos pensaban que ya Incitato había pasado a la historia, como un caso único de caballo poderoso que fuera elevado al rango de dignatario, apareció el caso de los honorables caballos del novio de la senadora Lilian Samaniego, hermana de Arnaldo.
Según revelaciones periodísticas, Samaniego decidió asfaltar unos 350 metros de calle empedrada, detrás del Hipódromo donde casualmente se encuentran los stud (donde se cuidan los caballos de carrera) de Jorge Coscia Saccarello, sindicado por la prensa como pareja sentimental de Lilian Samaniego.
Cuando Julio César pronunció su célebre frase “La suerte está echada”, se rebeló contra la autoridad del Senado para tomar el poder y asumió el riesgo de una ejecución infamante. El punto no tenía retorno.
Julio César la sacó barata, pues triunfó tras ese levantamiento contra Octavio.
Difícilmente acompañe la misma suerte a Samaniego, quien el 26 de julio cruzó el Rubicon sin posibilidades de vencer, en una rebelión contra el mismo pueblo que hoy lo abandona a su suerte.
|