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Ya no hay políticos como los de antes

Solo piensan en sus propios beneficios y en dividir al pueblo para vencer, y gracias a sus actitudes, lo que predomina en las calles es el odio
María Beatriz Muñoz Ruiz
martes, 7 de junio de 2022, 09:54 h (CET)

Muchas veces, las películas llegan a nuestras vidas de alguna forma u otra, al igual que determinadas publicaciones. Siempre me ha fastidiado la gente que te etiqueta en sus publicaciones sin tener nada que ver con ellas, el destino es el encargado de decidir si necesitas leer algo o ver algo que puede aportarte cosas positivas a tu vida.


Dentro de poco son aquí, en Andalucía, las elecciones, y si os soy sincera, por ahora no tengo intención de votar, y menos después de haber visto la película Invictus. Sí, la mayoría de la gente seguro que la vio hace mucho tiempo, ya que se trata de una película estrenada en 2009.


Invictus es de esas películas que nunca habría pensado en ver, no porque no admire a Nelson Mandela, sino porque me creí que sería una película que no me aportaría nada nuevo aparte de lo que ya sabía, pero no fue así, en la biografía de Mandela no se puede ver la preocupación, el perdón, la paz que desprende esa persona y la inteligencia de un hombre que supo unir a un pueblo que estaba dividido.


Si la he empezado a ver, es porque mis hijos tenían que hacer un trabajo sobre la película, mi marido y yo sentimos curiosidad y nos quedamos a verla también.


Cuando terminó la película me quedé con un sabor agridulce de la realidad política que hoy día vivimos, mi primer pensamiento fue “que pena que no existan ya políticos que piensen en el pueblo, políticos que no quieran dividir, sino unir”.


La película comienza con la liberación de Nelson Mandela y su llegada a la presidencia. Nelson se enfrentó a un pueblo dividido por colores, pero demostró que no se trata de ver qué tipo de ciudadano se encuentra en el poder, porque si deseamos cambiar las cosas, debemos lograr la igualdad, no la dominación de unos sobre otros.


Qué triste que por ser una persona negra o ser mujer, se consideren población de segunda. Un simple color de piel determina los derechos de una persona, que absurdo ¿no? Imaginaos que me pinto el cuerpo de azul, y solo por cambiar de color ya no puedo votar, o entrar por la entrada principal de ciertos sitios, imaginaos que los que tienen el pelo rizado, por el simple hecho de tener el pelo rizado ya no tienen derecho a utilizar el transporte público. Y si encima eras mujer y negra, ya eras considerada peor que un perro.


Cuando Mandela accedió al poder, la gente blanca y la gente negra se hallaron aún más divididos; la gente negra sintió que ahora tenían el poder de dar su merecido a la gente blanca, y los blancos se sintieron injustamente perdedores y no aceptaban una derrota. En aquel momento, podría decirse que ninguno de los dos bandos tenía razón. Pero Mandela no llegó al poder para imponerse o vengarse de los que lo habían metido en la cárcel, Mandela quería un pueblo unido en el que no existieran diferencias de colores. Ciudadanos con los mismos derechos y deberes, ciudadanos todos de primera, unidos para levantar un país.


En 1995 se celebró en Sudáfrica la Copa Mundial de Rugby, y a través de esa victoria, Mandela consiguió unir al pueblo, y es que muchas veces, el futbol consigue más que las reuniones. Pero, sobre todo, vi a un hombre lleno de paz, de sensatez, sabiduría y preocupación, alguien que quería mejorar su país a pesar de no ser entendido ni por sus propios votantes.


Actualmente, los políticos solo piensan en sus propios beneficios y en dividir al pueblo para vencer, y gracias a sus actitudes, lo que predomina en las calles es el odio. La gente repite frases de los políticos que creen serán sus salvadores, políticos cuyos votantes piensan que están en conocimiento de la verdad absoluta.


Pero la única verdad absoluta es que todos somos idiotas por creernos todo lo que vemos en las redes sociales y repetir como papagayos lo que dicen, porque lo peor no es votar al partido equivocado, lo peor es ver a ese partido como los únicos que tienen razón en todo, pesar que los que votan a otros partidos son estúpidos, seres ignorantes que votan con una venda en los ojos.


Mirad alrededor, ¿de veras creéis que estáis en posesión de la verdad absoluta? Todos lo creéis, pero… ¿quién será el que tenga razón? Siento deciros que todos y ninguno, y siento deciros que solo son palabras analizadas y estadísticamente elegidas para atraer votantes.


Qué triste que yo no existan político que luchen “por y para el pueblo”.

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