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​Periodistas y policías en la inmundicia

Siempre he dicho que aquellos gritos de “a por ellos” a las puertas de los cuarteles de policía y Guardia Civil un día se volverían contra los que callaban
Rafa Esteve-Casanova
jueves, 14 de julio de 2022, 09:03 h (CET)

Estos días en la Carrera de San Jerónimo, al lado de los leones construidos con el bronce de los cañones arrebatados por el ejercito español en una de las diversas guerras coloniales que siempre perdió, los representantes del pueblo están discutiendo sobre el “estado de la nación”. Se discutirá, se dialogará, se reprochará, se lanzaran unos a otros los trastos a la cabeza, y al final el Gobierno para contentar al personal y ante la perspectiva de perder el poder en las próximas elecciones presentará una elegida selección de propuestas que le sirvan de anzuelo para ir pescando votos, propuestas a las que no daré crédito mientras no las vea reflejadas negro sobre blanco en las páginas del Boletín Oficial del Estado, ya que mientras no aparezcan en el BE las promesas del político al mando tan sólo deben considerarse, como dicen por mi tierra, “bufes de pato”.


Pero, a pesar de estar casi tres días en dimes y diretes parlamentarios, desde el banco azul del Gobierno nadie abrirá la boca para explicar con claridad las vergüenzas por las que una parte del Estado, la más oculta, mentirosa, peligrosa y trilera, saltándose a la torera todas las normas de la democracia y de la deontología profesional , está haciendo pasar a España haciendo uso de los poderes otorgados por la ciudadanía para intentar llevar las aguas al molino de la extrema derecha y la antidemocrácia. Estoy hablando de esa llamada “policía patriótica” amparada por un ministro de Interior, Fernández Díaz, impregnado de ideología franquista, estoy hablando de jueces de la cúpula judicial que en sus actuaciones no dejan exponer a las defensas las pruebas que demuestran la brutalidad policial contra ciudadanos que tan sólo querían votar, estoy hablando de jueces que en sus sentencias pueden estar bordeando el filo de la navaja de la prevaricación, estoy hablando de periodistas, directamente de extrema derecha como Inda, o disfrazados, como García Ferreras, de progresista que dan pábulo a informes policiales sabiendo que son falsos.


Desde hace un tiempo, como en un serial por entregas, se van conociendo algunas de las conversaciones que el policía Villarejo, en tiempos mano derecha de Fernández Díaz, ha mantenido y registrado en audio con diversas personalidades del Gobierno de Mariano Rajoy, una de ellas la que fuera su mano derecha, Maria Dolores de Cospedal. Lo que más ha escandalizado es conocer cómo se gestó una mentira contra Pablo Iglesias, entonces líder de PODEMOS, para evitar que esta formación, recién llegada a la política, pudiera dar la sorpresa y superar en votos al PSOE. Villarejo y su “policía patriótica” pueden crear noticias falsas pero les hace falta la cooperación necesaria de periodistas y medios de comunicación para airearla en noticiarios y tertulias. Y es aquí donde entran en acción un periodista sin escrúpulos y con poca credibilidad entre los colegas serios como Eduardo Inda, y otro, García Ferreras, director de la Sexta, una de las cadenas de Atresmedia, del Grupo Planeta editor de La Razón, Ferreras tenía hasta ahora un cierto barniz de periodista aliado con el progresismo, ahora apesta a cloaca.


Por uno de los audios de Villarejo nos hemos enterado que Inda, con un informe falso de la policía, llevó la noticia a García Ferreras y éste ha pesar de dudar de su veracidad la publicó sin más confirmación. El presentador de “Al Rojo Vivo” se limpió el trasero con las hojas del código deontológico del periodismo. ¿Y todo para qué? Para intentar modificar el resultado de unas elecciones generales. En cualquier país democrático Inda y su OK Diario ni tan sólo existirían porque ningún Ministerio le habría dado 500.000 euros para lanzar su panfleto digital, aquí lo financiaron desde el Ministerio de Industria, en cualquier país democrático García Ferreras habría sido cesado de manera inmediata por los dueños de la cadena en la que trabaja, pero ya sabemos que aquí no pasará nada, tal vez lo premien, porque tanto en Tele 5, como en las cadenas de Atresmedia se prima la mala prensa cada día.


Desde Catalunya hace tiempo que todo esto no nos viene de nuevo puesto que esta policía patriótica fue creada expresamente para ir contra el independentismo, sus actuaciones han sido largamente coreadas y aplaudidas por esa Brunete Mediática que forman EL ABC, EL MUNDO y LA RAZÓN, junto con algunos digitales que beben sus noticias de las ubres de la extrema derecha, con sus noticias hicieron salir a la calle a algunos de sus lectores para que al grito de “A por ellos” alentaran a las fuerzas policiales a apalear a los catalanes. Y como una pata más de esta mesa del odio están las togas de la Brigada Aranzadi que tienen copados el Supremo y el Constitucional para desde allí gobernar a golpe de sentencia, ocupando el lugar que constitucionalmente corresponde al Legislativo y el Ejecutivo. La Cúpula Judicial española ha asesinado, metafóricamente, a Montesquieu en beneficio de la derecha extrema y la extrema derecha y en contra de la Ley con mayúscula.


Se inventaron mentiras contra el alcalde Trias para impedir su reelección favoreciendo así a Colau que en sus mitines habló largo y tendido sobre los dineros que Trías tenia en una cuenta suiza. Colau todavía no ha tenido tiempo de pedir perdón por toda la bilis que contra Trias lanzó en aquellos mitines que la llevaron a la alcaldía de Barcelona de la mano de policías y periodistas que nadaban en la inmundicia, como cuatro años después llegaría a la alcaldía, que había ganado ERC, de la mano de un Manuel Valls al que empresarios barceloneses habían comprado generosamente para evitar que un independentista llegará a ser alcalde de Barcelona. Todos lanzaron el grito ancestral de “antes roja que rota”.


Toda mi solidaridad con Pablo Iglesias, a pesar de que también él, cuando fueron políticos catalanes, miembros del CDR, o simples ciudadanos independentistas, fue incapaz de mostrarse solidario con ellos, como la mayoría de la izquierda española. Siempre he dicho que aquellos gritos de “a por ellos” a las puertas de los cuarteles de policía y Guardia Civil un día se volverían contra los que callaban y miraban hacia otra parte pensando que a “ellos” no les afectaban. Aviso para las izquierdas, ahora “ellos” son también ese “ellos” que molesta a los poderosos de siempre, tengan cuidado y sepan quienes son los “suyos”, son los desfavorecidos, los necesitados, los trabajadores. No lo olviden. 

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