Los horrores de la guerra en Ucrania están marcando a una generación de niños y niñas, con 1,5 millones de menores en peligro de sufrir problemas como ansiedad, depresión y deterioro social, según advierte un nuevo informe de World Vision, “No Peace of Mind (Sin paz mental)”. El informe da la voz de alarma sobre una crisis inminente, ya que los padres y madres ucranianos revelan que la salud mental de sus hijos es ya su mayor preocupación. World Vision afirma que, si no se interviene rápidamente en Ucrania y en los países que acogen a las personas refugiadas, las heridas mentales de la guerra podrían afectar a los niños y niñas hasta la edad adulta.
“No Peace of Mind (Sin paz mental)” destaca historias devastadoras de niños y niñas que lloran durante la noche, que se sienten demasiado asustados para dormir, y que son capaces de nombrar los diferentes tipos de armas utilizadas en el conflicto.
Catherine Green, directora de la Respuesta a la Crisis en Ucrania de World Vision, afirma que es crucial que los servicios de prevención de salud mental para los menores y las familias sean prioritarios antes de que sea demasiado tarde.
"A World Vision le preocupa que la guerra esté sometiendo a los niños y niñas a un miedo y una desesperanza constantes, lo que aumenta sus respuestas inmediatas al estrés y, como consecuencia, el riesgo de sufrir trastornos mentales como el trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad", explica Catherine Green. "Por eso estamos impulsando nuestra programación psicosocial pero no podemos hacerlo solos. Sabemos por la experiencia en lugares como Siria y Sudán del Sur que una inversión adecuada en salud mental y otros servicios es vital para que los menores superen el trauma que han sufrido".
El uso de la artillería, los morteros y la fuerza militar pone a los niños y niñas en riesgo de muerte y lesiones, y también amenaza su bienestar emocional. La exposición a los ataques aéreos, los bombardeos y la cruda violencia militar puede destruir la sensación de seguridad de los menores, que es fundamental para un desarrollo infantil saludable. Además, casi dos tercios de los menores ucranianos se han visto obligados a abandonar sus hogares, con el consiguiente trauma que supone ser arrancados de sus redes de apoyo y tener que huir a países o ciudades desconocidas y, para muchos, separados de sus familiares.
En las entrevistas con los niños y niñas ucranianos y sus cuidadores, que cruzan la frontera con Rumanía, dijeron repetidamente al personal de World Vision que se sentían asustados y angustiados cada vez que oían un ataque aéreo. "Daba miedo, mucho miedo", dice Polina, de 12 años, de Mariupol. "Todos los días oíamos el ruido de los aviones, los tanques y los disparos en las calles. Un cohete explotó cerca de nuestro jardín. Una casa se incendió y las paredes se cayeron. Había cenizas por toda la ciudad. Era hora de irse".
Una madre contó al personal de World Vision que su familia abandonó el este de Ucrania fundamentalmente por la preocupación por la salud mental de sus hijos y nietos, que habían estado sometidos a la guerra durante ocho años. "Al principio los niños estaban asustados y traumatizados", explica Iryna, que se ha refugiado en una iglesia de Chernivtsi gestionada por uno de los socios de World Vision, Arms of Mercy. "Pero entonces me di cuenta de que no reaccionaban cuando había bombardeos y de que podían nombrar exactamente de qué tipo de arma se trataba. Descubrir esto fue un shock para mí, no podía entender porque no reaccionaban. Y eso es lo más aterrador, que los niños y niñas se están acostumbrando".
Green explica que gastar ahora sólo 50 dólares por persona podría evitar que más de un millón de personas afectadas por el conflicto desarrollaran problemas de salud mental más complejos, como ansiedad, depresión, esquizofrenia o trastorno bipolar.
Estudios anteriores han demostrado que más del 22% de las poblaciones afectadas por conflictos pueden acabar padeciendo algún tipo de trastorno mental. En el contexto de Ucrania, eso significaría unos 4,5 millones de personas , 1,5 millones de ellos niños y niñas. Pero la cifra crece cada día. "Los niños son resistentes y pueden protegerse de cualquier efecto duradero con el apoyo adecuado.
La buena noticia es que las muestras de generosidad hacia el pueblo ucraniano significa que estamos en una posición poco común en esta emergencia: hay fondos para que las organizaciones llevemos a cabo nuestro trabajo y protejamos la salud mental de los niños y niñas, y la de sus cuidadores. Pero urge priorizar los programas de prevención y financiarlos ahora, tanto en Ucrania, como en los países de acogida", concluye Eloisa Molina, Coordinadora de Comunicación de World Vision.
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