Las Leyes Fundamentales del Franquismo fueron derogadas por la Constitución Española al ser aprobado su contenido por la mayoría de los españoles el 6 de diciembre de 1978. Ciento sesenta y nueve artículos, algunos de ellos con un contenido muy extensos que ocuparon 27 páginas, venían a sustituir a los exiguos 36 artículos del Fuero de los Españoles. La amplitud del contenido de la Carta Magna venía a despertar muchas ilusiones y esperanzas entre los españoles como preludio de una sociedad mejor y sobre todo por que suponía un importante punto de arranque para llegar al Estado del Bienestar, que con las leyes franquistas estaba no ya bloqueado sino encadenado y por tanto con nulas posibilidades de comenzar a marchar.
Es evidente que cuando la Constitución del 78 está en vigor desde hace 36 años, todo lo que en ella se contiene tanto en derechos como en deberes, dista mucho de haberse cumplido. Hasta tal punto es así que da la impresión, bastante real, de que los llamados los “siete padres de la Constitución”, sus siete ponentes no repararon en que eran muchos artículos y que a todos ellos por causa de sus distinta naturaleza deberían darles vida, una función real que llegara a satisfacer todo lo que tanto en derechos como deberes venían demandando los españoles desde hacía más de 40 años. La verdad es que han pasado ya 36 años, casi 37, y muchos de esos derechos no han alcanzado ni tan siquiera los mínimos objetivos que se plasmaron en el texto del entramado y variopinto contenido y ya va siendo hora de que lo que se recibió como algo muy positivo y fundamental para el desarrollo de la sociedad española en todo su conjunto vaya siendo ya algo tangible, algo que podamos tocar y disfrutar.
Estamos a bastante distancia de cumplir el contenido del artículo 47 sí, ese que nos dice que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna. Tampoco se cumple el artículo 35, el que nos habla de que todos los españoles tienen derecho al trabajo. Cuando hablamos de la Sanidad (artículo 43) ya vemos en que lamentables condiciones asistenciales se encuentra, hay que recordar a los enfermos de hepatitis C y a otros que también sufren graves dolencias y cuyo tratamiento resulta económicamente muy costoso y no hablemos del copago. O cuando se dice que todos los españoles tienen derecho a una educación (artículo 27) gratuita en los niveles obligatorios y a estas alturas los padres se tienen que gastar un dinero que no tienen para dotar a sus hijos de los libros y resto del material escolar que precisan. El artículo 39 nos habla de la atención a las familias y actualmente hay más de 1.800.000 familias con todos sus miembros en paro y más de 800.000 hogares donde no entra un solo euro. Y qué decir del gastos social, un gasto prioritario y cuya preponderancia la ha perdido por la reforma, única reforma constitucional, aprobada en tres días por PP y PSOE, concretamente el artículo 135 que antepone el pago de la deuda pública a la atención a las personas necesitadas. Los artículo 14 y 21 nos hablan de las libertades y en lugar de hacerlas efectivas para que el ciudadano se sienta verdaderamente libre, el Gobierno aprueba leyes a cuál de ellas más coercitiva en cuanto a sanciones penales y económicas y además de tipo administrativo, un policía local te puede “encajar” una malta de 30.000 euros hasta 600.000, que solo afectan a los ciudadanos que merecen vivir en libertad y que por el contrario los defraudadores, los ladrones de guante blanco, los corruptos, que ya son legión, campan a sus anchas.
Se “fríe” a los ciudadanos con impuestos para mantener instituciones como el Senado y las diputaciones provinciales que está más que demostrado, lo estamos viendo día a día a lo largo de estos últimos 36 años que no sirven para nada y que a los contribuyentes nos cuestan bastante miles de millones de euros. Estas instituciones son geriátricos de lujo, son una especie de balnearios o casas de reposo o relax en donde ingresan a todos aquellos que ya no les son de mucha utilidad a sus partidos políticos. Yo creo que estamos bastante defraudados ante las esperanzas que pusimos en nuestra Constitución. Justo es reconocer que ha habido unos años en que se estaban cumpliendo muchos de las mandatos constitucionales, pero cierto es también que todo eso se ha venido abajo en estos cuatro últimos años. Ni vivienda, ni trabajo, ni sanidad, ni educación, ni atención social, ni libertad, todo lo contrario, ha nacido la ley mordaza, y los senadores y diputados provinciales siguen chupando del bote sin hacer absolutamente nada que contribuya a mejorar las cosas.
Considero que la Constitución no necesita una gran reforma, lo que verdaderamente se precisa es hacer realidad lo que en ella se mandata y eso no es tan complicado, las directrices hace 36 años que se marcaron solo falta cumplirlas.
La Constitución, el problema que yo le veo, es que nació sin madres, solo tuvo padres y es evidente que los padres son menos atentos a la hora de atender adecuadamente a los hijos de lo que en realidad lo es una madre que ha cuidado a su hijo desde que lo gestó en sus entrañas hasta que lo sacó al mundo. Sí creo firmemente que los partos para que salgan bien tienen que protagonizarlos las mujeres. Ellas, con su maternidad siempre responsable, su sensibilidad y con su instinto maternal, nunca engañarán a sus hijos.
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