Hay empresarios que han iniciado inversiones supeditándolas, o dando por segura, la llegada de los fondos europeos que tan mal gestiona el Gobierno socialcomunista y, hartos del caos, así como de la falta de criterios claros, se han visto obligados a renunciar a las mismas. No es un dato aislado, sino un grito nacional que se escucha a lo largo y ancho de toda nuestra geografía.
Explíquenme cómo puede ser que el dinero tarde entre seis y ocho meses en llegar a su último destino desde el momento de la aprobación. La solución a tanto despropósito no es otra que ordenar lo que está anclado en un desorden brutal. Y si no lo explica el Gobierno, al menos que dejen explayarse al «melocotón» de Nadia Calviño antes de que Anticorrupción tome cartas en el asunto.
La falta de una agencia de distribución y control de los fondos europeos es el motivo del caos reinante, cuestión ésta que se manifiesta también en cuanto toca el corrupto Gobierno de Pedro «El mentiroso».
A ver cómo se ejecutan gran parte de los fondos. Durante el ejercicio económico 2023, el Gobierno de Sánchez va a sudar tinta para explicar muchas cosas: se acerca el tratamiento que han de dar a la sentencia condenatoria d ellos ERE y caso del hermano corrompido de Ximo Puig, además de que le tocará de soslayo la influencia negativa del caso corrompido de Mónica Oltra, los abusos sexuales a menores en Baleares y otras cuestiones de dinero público desfalcado durante la pandemia y las compras de material sanitario.
El mencionado año 2023 tenemos elecciones para todos los gustos y debates de todo tipo. El agotamiento del Gobierno llega porque su maquinaria está fundamentada en la mentira, la traición a la ciudadanía y en la improvisación. Todos los fracasos de Sánchez en Europa, que son muchos y continuos, los compensará el «manirroto» de PLAYBOL con los agasajos que le hacen «sus chicas» al regreso de cada viaje fracasado, contaminante y envuelto en sospechosos gastos. El sobredimensionado Gobierno socialcomunista no sirve más que para un aumento desorbitado de gastos y para mantener inútiles ministros (y excesivas “inútilas”).
Nunca un Gobierno más inservible había contado con cientos de asesores sin formación, ni especialización ni estudios acreditados. Pedro Sánchez «El mentiroso» ya está camino del garlito y no tardará en caer en la emboscada: una vez fuera del Gobierno, los tribunales serán sus compañeros ordinarios y frecuentes. Ya predijo la bruja francesa, Lagarde Ventura, que su fin de Gobierno iba a ser dramático y la posterior caída iría acompañada de lágrimas y sangre. Dejemos que el tiempo diga su última palabra. Al menos en Ferraz, los cuchillos ya están afilados. Y si llegaran a confirmarse los indultos a los delincuentes ladrones y expresidentes de Andalucía, las calles serán el polvorín brutal e incendiario que hasta ahora hemos sujetado. Ya nadie da un euro por este Gobierno.
Los diversos sectores económicos se han hartado de criticar la falta de diálogo por parte de Moncloa. El caudillismo del sanchismo es una clara malversación de la democracia y un intento de desestabilizar todo tipo de instituciones. El golpismo catalán, el terrorismo bilduetarra, el independentismo fraudulento y el nacionalismo profascista le acompañarán de por vida. Y ahora también la corrupción; nunca un caso semejante había saltado a Europa con tanto daño a instituciones financieras y supranacionales. El miedo ya está instalado en el Ejecutivo.
A ese miedo se une el desconcierto y la desconfianza de que todo se está haciendo mal, tarde y a destiempo. Un plan sin objetivos realistas no es más que papel mojado, como ha sucedido con los 20 céntimos subvencionados al crudo, el racaneo con el IVA, los PERTES de diverso tipo que han llegado con vocación de permanencia, etc. Recuerden que los PERTES son proyectos con un amplio carácter estratégico y con gran capacidad de generar el arrastre necesario para el crecimiento económico, el empleo y la competitividad de la economía española.
Estos proyectos disponen de un importante componente de colaboración posible entre los proyectos públicos y privados, incluso pueden participar en ellos diferentes administraciones, de ahí su alta carga de transversalidad en ocasiones. La realidad diaria nos demuestra que muchos de esos proyectos han sido abandonados por las empresas ante el excesivo personal empleado, la tardanza en la llegada de los fondos y el permanente regateo del Gobierno a las comunidades que no son de su color. Europa ya se ha hartado y Bruselas está del Gobierno español hasta la punta del moño.
La desconfianza en el Gobierno español ha hecho que ya casi nadie comulgue con ruedas de molino, que afiance lo de andar con pies de plomo y huya de dar tres cuartos al pregonero. ¿Acaso este desgobierno de izquierdas no ha ido de Judas a Pilatos? Desde el principio, Sánchez y sus ministros se han lavado a lo gato. Y así los cubre el pelo.
En fin, nunca un Gobierno pintarrajeado de socialismo y comunismo, además de con fuerte carga de porquería en su albañal, llegará a ser de alto coturno. Y, menos aún, desde que se demostró que abusaba de los medios del erario público e intenta vivir de bóbilis, bóbilis (Falcon, Super Puma, coche oficial…)
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