Dice un viejo refrán que cuando la justicia es tonta, la sentencia es pronta. Es lo que ha sucedido con una improcedente sentencia que ya quedó sin efecto al ser recurrida por Marruecos, y que pretendía anular acuerdos bilaterales entre la Unión Europea y Rabbat.
En general, estas maniobras legalistas con ribetes de colonialismo judicial, son tentativas de generar golpes propagandísticos por parte de los fantoches de Argelia, en la cuestión del Sáhara Occidental marroquí.
Este conflicto artificial fue expresamente creado para desviar la atención y no devolver el enorme territorio que arrebataron a su vecino, con inequívoco gesto de Caín y con los favores del colonialismo francés.
Todos estos golpes propagandísticos son preparados a través de informes falsos, de organizaciones sin credibilidad, que reciben sobornos de Argel, y tienen interés en mantener el contencioso para seguir disfrutando del lucro antisocial, al costo del sufrimiento de los pueblos del desierto.
En un comunicado oficial, Marruecos señala que “se ha enterado” del improcedente recurso contra el acuerdo que no puede ser anulado, como señalan las mismas autoridades de la Unión Europea, por una sentencia de ese nivel.
"El Reino de Marruecos se ha enterado de la sentencia del Tribunal de la Unión Europea respecto al recurso interpuesto contra el acuerdo entre Marruecos y la Unión Europea relativo a las medidas de liberalización recíprocas en materia de productos agrícolas, de productos agrícolas transformados y de productos de la pesca, adoptado el 8 de marzo de 2012", indicó viernes el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación en un comunicado.
"Aunque esta decisión concierne exclusivamente el Consejo Europeo, y que no pone de ninguna manera en tela de juicio el acuerdo agrícola firmado entre el Reino de Marruecos y la Unión Europea, el Reino expresa su sorpresa por esta decisión que concierne un protocolo, que como todos los acuerdos bilaterales firmados, es conforme a la legalidad internacional", subraya la misma fuente.
"El Reino de Marruecos se pregunta legítimamente sobre la oportunidad del mantenimiento del edificio contractual que las dos partes han logrado construir durante largos años en los ámbitos político, económico, humano y de seguridad en un espíritu de asociación y de respeto de los valores internacionalmente reconocidos", y "espera que la Unión Europea tome las medidas internas apropiadas con vistas a encontrar una salida definitiva a este procedimiento, que depende de su ámbito de actuación, en el marco del respeto", indica la misma fuente.
"Marruecos seguirá con suma atención la evolución de una peripecia judicial de fuerte connotación política y tomará, en caso de necesidad, las medidas que se imponen", afirma el documento.
"Continuamos confiando en la solidez jurídica de los acuerdos concluidos con la Unión Europea y en la capacidad de las instancias competentes del Consejo Europeo de hacer prevalecer las reglas del derecho sobre toda otra consideración política", agrega el comunicado.
Por último, Marruecos reitera "su voluntad constante de cumplir sus compromisos para con la Unión Europea en la serenidad y la confianza mutua, así como en el marco de la legalidad internacional", concluye.
Lo cierto es que el aparato de propaganda argelino ha desnaturalizado la disputa ante parte importante del público presentándolo como un problema de “descolonización”. Esta idea peca de poco realista, dado que Marruecos derrotó al colonialismo español en 1975, y la otrora potencia colonial ya no volvió ni volverá a ocupar jamás esos territorios, mal que les pese a los nostálgicos de su generalísimo.
Las versiones también desafían a la lógica hablando de Marruecos como “potencia ocupante”, dado que todos sabemos que la recuperación que hizo de su propio territorio ese país, fue una marcha pacífica y no califica para tal denominación.
Por último, no se puede omitir entre las grandes falacias polisaristas la versión de un “saqueo” de los recursos naturales en el Sáhara, dado que los números demuestran de manera contundente que Rabbat ha invertido en esos parajes desérticos mucho más de lo que hasta ahora ha ganado.
Y cuando hablamos de “ganancias” no debemos olvidar los daños y perjuicios que ocasiona la desinformación y permanentes campañas difamatorias al país que hoy sufre los embates del colonialismo judicial.
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