Los representantes de los dos parlamentos libios enfrentados, el de Tobruk, reconocido internacionalemente, y de Trípoli, firaron finalmente un acuerdo este jueves en Marruecos, país cuyo monarca, el Rey Mohammed VI, jugó un papel fundamental en el acuerdo.
El acuerdo se rubricó en la ciudad marroquí de Sjirat (en árabe, الصخيرات Aṣ-Ṣajīrāt; en francés, Skhirat), localidad a mitad de camino entre Rabat y Casablanca, en cuyas playas el Rey posee un palacio veraniego.
Tras la firma del acuerdo, los signatarios se tomaron de la mano y empezaron a corear el nombre de su país.
Este éxito de Mohammed VI se suma a los elogios que cosechó por su firme posición ante la amenaza yihadista, que le ha hecho cobrar notoriedad a su papel protagónico en la escena internacional. Tras los atentados de noviembre en Paris, el Rey de Marruecos se ganó la gratitud del gobierno de Hollande, con quien poco después suscribió acuerdos para formar imanes franceses de acuerdo a la interpretación del islam vigente en Marruecos. Los organismos de seguridad marroquíes cooperaron de manera determinante para desmantelar la célula terrorista de ISIS en Saint Denis.
Luego del éxito marroquí en su cooperación con Francia, también el gobierno de Bélgica peticionó al soberano marroquí una colaboración "estrecha y avanzada". Fueron los organismos de seguridad de Marruecos quienes identificaron a Salah Abdeslam, el yihadista que cruzó la frontera con Bélgica el mismo día de los actos terroristas.
Desde su llegada al trono en 1999, el Rey Mohammed VI se ha caracterizado por ofrecer un papel conciliador entre partes antagonistas, además de promover la modernidad y el pluralismo en su Reino. Todo parece indicar que al igual que en la religión, donde Marruecos se encuentra a la vanguardia en la interpretación islam, este Reino gobernado por una monarquía constitucional se consolidará a la cabeza de los gobiernos progresistas del mundo musulmán.
También jugó un papel protagónico en la firma de documentos que reunió esta semana a los cancilleres de España, Italia, Turquía, Qatar, Túnez y Marruecos y logró que la comunidad internacional haga una demostración de apoyo a su gestión, con la firma histórica del acuerdo para la pacificación libia en territorio marroquí.
El ministro español José Manuel García-Margallo, confesó que el enfrentamiento entre libios es un conflicto al que España concede la máxima importancia por estar "frente a casa", y que es fundamental para frenar el avance del yihadismo.
El enviado especial del secretario general de Naciones Unidas para ese país, Martin Kobler, fue elogiado por "su dedicación y la habilidad que han mostrado para aunar a las facciones libias en este importante paso".
Este acuerdo de paz busca, según declaraciones de los firmantes, alcanzar el objetivo de una transición política estable y la formación de un gobierno de unidad nacional.
Este gobierno de unidad nacional deberá presentar el texto de una nueva Constitución, que será votada en referéndum por los libios.
De esta manera, con el impulso decisivo de Mohammed VI de Marruecos, se ha dado un primer paso para el entendimiento político y reordenamiento de Libia tras la catástrofe engendrada por la que dio en llamarse “Primavera Árabe”.
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