Crímenes, asesinatos y genocidios se han cometido a lo largo de la Historia de la Humanidad sin cuento. No prestaremos atención a los llevados a cabo en tiempos pretéritos. No nos fijaremos en las destrucciones de pueblos y tribus perpetradas por pueblos conquistadores. Sí hablaremos de algunos de los ejecutados en tiempos modernos y nos fijaremos especialmente con el que se realiza con todas las bendiciones legales posibles y defendido por gran parte de los humanos. Se define el genocidio como la persecución y aniquilación sistematizada de un grupo social o colectivo amparándose en toda clase de razones políticas, religiosas o étnicas. No voy a hablar de la aniquilación total y absoluta que llevaron a cabo los atenienses con los habitantes de Melos en el año 416 a.C., ni de la destrucción de Sagunto por los cartagineses que tuvo lugar en el 219 a. C. Tampoco de la de Numancia cuya resistencia marca un hito en la historia humana, hasta tal punto que la expresión de resistencia numantina ha quedado acuñada como el deseo indómito de no someterse a una fuerza superior. Sagunto y Numancia, dos ciudades iberas que llevaron su oposición a los invasores hasta un extremo sobrehumano. Numancia, asediada por los romanos tuvo que rendirse en el verano de 133 a. C., tras once meses de asedio, durante el cual a causa del hambre y falta de bastimentos llevó a sus habitantes a alimentarse de los muertos, y a otros a luchar contra sus propios padres, hermanos o amigos para que les diesen muerte antes de caer en manos de los romanos. No recordaré los aniquilamientos llevados a cabo por los regímenes comunistas, solo los consentidos ¿u ordenados por Stalin? se cifran en cien millones de personas. Según datos oficiales en 1933 vivían en la URSS 2,5 millones de judíos; el 36% fue asesinado. En Rumanía había casi un millón; fue exterminado el 47%. Entre Letonia, Estonia y Lituania albergaban a unos 250.000 judíos y el 70% fue eliminado. Alemania: 525.000 judíos, una cuarta parte asesinados. Hungría: 450.000 judíos, el 70% exterminado. Francia: 220.000 judíos, el 22% asesinado. Holanda, 160.000 judíos, el 71% eliminado. También fueron diezmadas las poblaciones judías de Austria, Bélgica, Eslovaquia, Yugoslavia, Grecia, Noruega y Luxemburgo. El mayor exterminio que se llevó acabo fue conocido como la solución final que acabó con más de seis millones de judíos. Los historiadores calculan en 45 millones la cantidad de muertos y desaparecidos víctimas del Gran Salto Adelante chino. Todas estas cuantías de muertos y desaparecidos por regímenes totalitarios quedan empequeñecidos ante la matanza callada, silenciosa y consentida por la ley de los no natos. Según la OMS el aborto fue la causa primera de muerte del año 2021, con un balance de 42,6 millones de fetos aniquilados. Por él murieron más personas que el cáncer, SIDA, malaria y accidentes. Desde que este despreciable crimen está permitido por la Ley, se perpetra en hospitales y centros de salud estatales, cuyo coste lo sufragamos todos los ciudadanos, y privados, el número de eliminados es incontable. Este es un verdadero y abominable genocidio ante el que todos los ciudadanos callamos y damos nuestra aquiescencia porque está permitido, fomentado y costeado por leyes inhumanas que todos consentimos, por ello somos colaboradores, partícipes de este y consentidores con nuestro silencio.
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