Me fui despojando de todo, / arranqué la costra del nosotros,
/ los huesos de la carne, / los apegos del yo,
/ me disolví en el mar cósmico... / la LUZ se hizo en mí.
Del poema: Gnosis.Abel Pérez Rojas
La poesía tiene un poder transformador que emana de la fuente misma de la vida; en ese sentido, la poesía es vida y la vida es poesía. De lo anterior pueden dar testimonio millones de personas de todos los tiempos. Jorge Antonio Rodríguez y Morgado (Puebla, México. 1951), es uno de ellos. Hace tan solo un par de años invité a mi estimado amigo Jorge a que incursionara en la poesía, pues su asiduidad como investigador y su disciplina para escribir son cualidades que le hacen sobresalir, además de su pasión por el simbolismo, la filosofía y el camino iniciático.
La invitación surgió ante la convocatoria para conformar la Primera Antología Internacional de Poesía Sabersinfin. Jorge como buen ingeniero civil –cursó un doctorado en Estructuras por el Instituto Moscovita de Ingeniería y Construcción, en Moscú, extinta URSS)– lo pensó, seguramente hizo sus cálculos, evaluó riesgos, avizoró beneficios, y dijo, en su forma de hablar serena, que lo pensaría.
Días después estaba en el correo electrónico del equipo editorial de Sabersinfin el poemaLa magia de existir, de Rodríguez y Morgado:
En esta contingencia sanitaria/ se ha generado una terrible enfermedad. / Apocalipsis presto a suceder, / millones de infectados y de muertos. / Urge un mago, como símbolo de amor / que elimine este sufrir.
Jorge daba sus primeras pinceladas públicas como naciente poeta. Centrado más en el fondo que en la lírica, el también titular del programa ConoSER bien, apeló al valor simbólico de las palabras, la fuerza de los conceptos y el llamado de la utopía:
Los que esta ignominia presenciamos, / podemos afirmar que existe el Mago. / Ser Divino que hará la magia de existir, / eliminando este terrible padecer, / permitiendo hallar el cielo aquí en la tierra, / cumpliendo los designios del Señor.
Algo pasó por la mente disciplinada de Jorge que decidió escribir más con orientación poética.
El Mago que describe Jorge en su poema, seguramente le habló al oído y le tocó el corazón, porque desde entonces ha escrito mucho con sentido poético.
Uno de los aciertos de lo que escribe Jorge es que detrás de sus líneas está el reconocimiento humilde de que él no es poeta, pero le da vida intentarlo y buscar la belleza estética de las palabras articuladas conscientemente, así como los significados ocultos de las formas.
¡Oh, salve Mago interno, / íntimo de cada ser! / urge que te hagas presente, / ¡nos hace falta tu recto proceder!
Jorge llamó tanto en su primer poema al Mago, que éste se le apareció, y no ha dejado de incursionar en los terrenos de la poesía.
Hace unos días Jorge A. Rodríguez y Morgado presentó su primer libro con treinta y tres composiciones, bajo el título: Poesía hermética: Nacimiento, Vida, Muerte. Me sentí muy alegre de ese importante paso e incursión editorial de nuestro neonato vate.
Seguramente vendrán más libros, porque si algo tiene Rodríguez y Morgado es disciplina.
Con la autorización respectiva, comparto aquí las palabras del autor para el libro recién cocinado, el cual ha visto la luz bajo el sello editorial de El mundo iluminado, bajo el diseño y cuidado de mi amigo, el doctor Miguel Ángel Martínez Barradas.
En esta obra titulada Poesía hermética: Nacimiento, Vida, Muerte, he abarcado conceptos que se emplean comúnmente en las escuelas de misterios, como el de la Iniciación, simbolismo, alquimia, masonería, tarot, cábala, VITROL, INRI, sin dejar pasar el tema de la muerte; todo, de manera poética.
Se han incluido en estos poemas las diferentes formas de expresar el pensamiento de modo simbólico, como el mito, la alegoría, la metáfora, etc., con la intención de sembrar en el lector la duda filosófica e impulsarlo a que profundice en el estudio de algún tema en particular desde otro punto de vista –el poético–.
En algunos poemas se pensará que influyó el dadaísmo, pero, todo esto se hizo lo más apegado al poco conocimiento que poseo, tanto en lo relativo a la poesía, como en lo referente a lo esotérico, adquirido en mi andar por las diferentes escuelas de misterio y que considero definitivamente que me han marcado, por lo cual pienso que este material puede servir de punto de partida para abarcar temas herméticos con más seriedad y profundidad.
Este material se ha estructurado de forma tal que lleva un mensaje oculto, debido a que desde su estructura se ha dividido el libro en tres etapas: nacimiento, vida y muerte, compuesta por once poemas cada una de éstas, lo cual da un gran total de treinta y tres poemas.
El tres es un número muy apreciado en las escuelas de misterios y el treinta y tres (dos veces el tres) se ha considerado como un número mágico, ya que refiere al grado máximo obtenido en la masonería del Rito Escocés, a la edad de Cristo cuando muere, al número de vértebras que posee el ser humano y es el número maestro por excelencia, junto a los números once (nacimiento) y veintidós (nacimiento más vida), cargado aquel de equilibrio y espiritualidad. Este número se ve reflejado en el poema la Divina Comedia de Dante Alighieri y en “Grado 33”.
El asignar valores numéricos a las letras es una práctica utilizada desde la más remota antigüedad, ya los hebreos con la gematría, los griegos con la isopsefia y los árabes con su sistema abyad, interpretaban los nombres, palabras y frases para ser asociadas con el número de acuerdo con una correspondencia numerológica. En la actualidad, aquí en occidente, la numerología pitagórica ha sustituido a los anteriores métodos.
La numerología se ha aplicado internamente en algunos poemas para estructurarlos o para asignar el nombre (incluso el número de páginas de este libro tiene relación con el número tres).
Espero sea de interés esta obra y estimule a quien la lea para adentrarse en la comprensión de los estudios esotéricos, sólo hay que esperar el tiempo, para lo cual, le recuerdo amable lector, una idea de Jorge Isaacs: “Al tiempo, tiempo le pido; el tiempo, tiempo me da; pero el mismo tiempo me dice que él me desengañará”.
Hasta aquí la reproducción textual.
Cierro este artículo con mi poema Gnosis, a propósito del saber ancestral tan aludido e invocado por mi querido Jorge:
Me fui despojando de todo, / arranqué la costra del nosotros, / los huesos de la carne, / los apegos del yo, / me disolví en el mar cósmico... / la LUZ se hizo en mí. / Reconocí en la infinitud / la carga íntima / del aporte peculiar / para reconstruir a témpore. / Disolverse, / concentrarse, / expandirse, / contraerse, / detonar sin fin. / Libre de conceptos, / de definiciones, / de formalismos, / descubrir el ser / en la intimidad secreta / de la gnosis mística y quimérica. / La LUZ se hizo en mí, / yo moro en ella / y ella en mí.
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