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​Medicare para Todos, una receta ganadora

Es una receta largamente esperada para el deteriorado sistema de salud estadounidense
Amy Goodman
lunes, 24 de octubre de 2022, 09:14 h (CET)

Ya ha comenzado en varios estados de Estados Unidos el período de votación anticipada de las elecciones de mitad de mandato de 2022. La inflación, la economía y la recesión son las principales preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos, según las encuestas. En este marco, la célebre frase “¡es la economía, estúpido!”, acuñada por el asesor político demócrata James Carville durante la campaña presidencial de 1992, ha sido muy utilizada últimamente. Resulta extraño, entonces, que el sistema de salud apenas se haya planteado como un tema de campaña en estas elecciones, a pesar de que la atención médica representa el 20% de la economía estadounidense. 


El sistema de salud estadounidense es un complejo patchwork de entidades y programas públicos y privados que hace que el país tenga la atención médica per cápita más cara del mundo. Sin embargo, la salud de la población estadounidense es, en promedio, peor que la de la población de otros países ricos.


Un actor clave de esta disparidad es la industria de los seguros de salud privados, un sector sumamente rentable que se ha interpuesto entre los pacientes y el personal médico. Este sistema disfuncional consume cientos de miles de millones de dólares al año y debería ser un tema central de debate en todas las elecciones. Una posible solución a este problema tan peculiar y exclusivo de Estados Unidos es la adopción del denominado programa Medicare para Todos, un sistema de atención médica universal de pagador único que dejaría a las aseguradoras de salud privadas completamente fuera de la escena.


En un artículo académico publicado en 2019 y titulado “Siguen siendo los precios, estúpido. Por qué Estados Unidos gasta tanto en la atención médica” (It’s Still The Prices, Stupid: Why The US Spends So Much On Health Care), el profesor Gerard Anderson y otros dos colegas suyos de la Universidad Johns Hopkins explican: “El gasto en salud per cápita de Estados Unidos fue de 9.892 dólares en 2016, un 25% más alto que el de Suiza —7.919 dólares— y un 108% más alto que el del país vecino Canadá, que fue de 4.753 dólares”.


La doctora Steffie Woolhandler es médica de atención primaria de la salud y cofundadora de Médicos por un Plan de Salud Nacional (Physicians for a National Health Plan), una organización que promueve un sistema de salud de pagador único en Estados Unidos. En noviembre de 2020, durante una entrevista con Democracy Now!, Woolhandler expresó:

“Lo que realmente necesitamos es proporcionar un buen seguro [médico] a toda la población. Es decir, un sistema [de atención de salud] de pagador único, o Medicare para Todos, tal como lo denominamos. Es un tipo de sistema que tienen varios países del mundo desarrollado, como, por ejemplo, Canadá y Escocia. Te inscribes en el seguro de salud el día que naces y lo mantienes durante toda tu vida. No es gratuito; lo pagas con tus impuestos. Pero es un sistema mucho más eficiente, porque no tiene toda esa burocracia y complejidad administrativa que consume una gran parte del gasto sanitario de Estados Unidos, probablemente más de un tercio. Por lo tanto, al simplificar el sistema de salud, al hacer que deje de ser un negocio y se convierta en un servicio público, se ahorra mucho dinero. Este ahorro permite brindarle cobertura médica a toda la población, así como también eliminar los copagos y deducibles, que han sido un problema importante en la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible”.


La pandemia de la COVID-19 ha dejado al desnudo las enormes brechas, fallas e inequidades que tiene el sistema sanitario de Estados Unidos. El acceso generalizado a las vacunas subvencionadas por el Estado ha modificado el curso de la pandemia de manera radical. Sin embargo, el coronavirus continúa causando muertes y hospitalizaciones y sobrecargando el sistema de prestación de servicios médicos, especialmente al personal sanitario que está en la primera línea de lucha contra la enfermedad. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informan que una media de 323 personas mueren diariamente a causa de la COVID-19 en Estados Unidos. Se prevé que este número de muertes, en su mayoría evitables, empeore en los próximos meses del invierno boreal, a medida que la gente comience a estar más tiempo en espacios cerrados y surjan nuevas variantes de ómicron.


Esta semana, el secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Xavier Becerra, extendió por tres meses más la declaración de emergencia de salud pública por la pandemia de la COVID-19. Esta declaración de emergencia sanitaria proporciona una importante serie de ayudas financiadas por los contribuyentes, como vacunas contra la COVID-19 y pruebas diagnósticas de acceso gratuito. Además, y quizá esto sea lo más importante, la declaración de emergencia extiende por un nuevo plazo la ampliación de la cobertura de Medicaid —un programa de salud pública que garantiza el acceso a la atención médica a personas de bajos ingresos—, así como también del Programa de Seguro de Salud Infantil, o CHIP, por sus siglas en inglés. Cuando finalice la emergencia sanitaria, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos estima que unos 15 millones de personas perderán su seguro médico.


La cobertura mediática sobre el propuesto programa “Medicare para Todos” es muy escasa. ¿Estará esto quizás relacionado con el flujo de dinero que los medios de comunicación reciben de parte de esta industria, el aluvión constante de anuncios publicitarios de las compañías farmacéuticas y las aseguradoras? Sin embargo, muchos candidatos del sector progresista del Partido Demócrata abogan por el sistema de atención médica universal de pagador único. Una de ellas es la congresista Cori Bush, quien representa al primer distrito congresional del estado de Misuri en la Cámara de Representantes y se postula a la reelección luego de su primer período en el cargo. 


Cori Bush es la primera mujer afroestadounidense que representa a Misuri en el Congreso de Estados Unidos. La congresista Bush, que en el pasado fue una madre soltera sin techo, es también enfermera. En su libro autobiográfico recientemente publicado, titulado “The Forerunner”, Bush escribe:

“Como alguien que ha pasado la mayor parte de su vida adulta sin tener seguro médico o contando con una cobertura insuficiente, sé lo que es estar agobiada por deudas médicas de miles de dólares y tener que conseguir una atención médica de rutina en una sala de emergencias, en lugar de acudir a un consultorio médico. Y, como enfermera, he visto cómo muchos pacientes abandonan su tratamiento de salud mental o se ven obligados a racionar la insulina porque no pueden pagar el costo del tratamiento o la medicación. Es también por esto que lucho por [el programa] Medicare para Todos, por el fácil acceso a servicios integrales de salud mental y a medicamentos recetados asequibles, porque la atención médica es un derecho humano que debe garantizarse para toda la población”.


La codicia sin límites de las aseguradoras de salud privadas y de las compañías farmacéuticas es uno de los principales impulsores de la desigualdad en la sociedad estadounidense. Medicare para Todos es una receta largamente esperada para nuestro deteriorado sistema de salud.

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