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Los funcionarios del Estado en España pueden elegir entre la sanidad pública o privada; el resto de ciudadanos, no. Estos empleados públicos gozan de una mutualidad (Muface) que hace las veces de seguridad social y les proporciona cobertura por incapacidad y un seguro sanitario privado que subvenciona el Estado al 80%. Se trata de un modelo que incluye elementos muy sorprendentes.
Una de las ultimas malevolentes ideas de este ávido de recaudación, que en noramala nos gobierna, es poner un impuesto a las familias que además de pagar en nómina la Seguridad Social, tienen una póliza privada de seguro de salud. A finalizar el año 2023, aproximadamente, había un 12,4 % de hispanos con una póliza de estas, o lo que es lo mismo, un 25,8% de la población española, es decir, más de una cuarta parte de españoles.
Se estima que 1 de cada 3 reumatólogos/as trabaja en el sector privado. Sin embargo, “a pesar de este número de profesionales, la oferta sigue siendo muy escasa para cubrir la creciente demanda en centros privados que, con frecuencia, conduce a la saturación en las consultas con largas listas de espera”, según advierte el Dr. José de la Mata, reumatólogo del Instituto de Salud Articular ARI y uno de los coordinadores de la ‘VI Jornada SER de Reumatología Privada’.
La Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE) es una entidad pública que gestiona la asistencia sanitaria y las prestaciones sociales de los funcionarios civiles del Estado. Creada en 1975, permite a sus afiliados elegir entre recibir atención sanitaria a través del sistema público de salud o mediante aseguradoras privadas concertadas. Ahora, el Gobierno ha propuesto su eliminación, argumentando que el modelo actual es insostenible.
El sector privado desempeña un papel muy relevante en el SNS asumiendo una parte significativa de la actividad asistencial, lo cual contribuye a liberar de recursos al sistema público y a reducir la presión asistencial y, por tanto, a una mayor accesibilidad a la atención médica. "El SNS se enfrenta a problemas estructurales que requieren reformas (...)".
El 33% de los médicos españoles son mayores de 55 años, tal y como se recoge en el informe Tendencias en el Sector Healthcare, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, en el que se plantea que la escasez de sanitarios obligará “a nuevos modelos relacionales y organizativos”. En países europeos como Francia, Italia o Alemania, el dato aumenta hasta el 40%. En el año 2000, el porcentaje de médicos mayores de 55, en España, era del 20%.
HUSR en Las Palmas se sitúa en el puesto número 55 del ranking de reputación de hospitales privados nacionales, convirtiéndose en el único hospital privado en Gran Canaria que se incluye en esta clasificación. Se trata, pues, de un reconocimiento muy especial y valorado, al trabajo que realizan cada día en sus modernas instalaciones un equipo médico de la más alta cualificación.
Es vergonzoso que en ambulatorios de Gijón los pacientes tengan que esperar los fines de semana más de 3 horas y en bastantes casos 4 horas a ser atendidos por los médicos de guardia por falta de médicos, porque solo está un doctor, ya que el segundo médico está visitando domicilios de pacientes.
España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo y sigue estando entre los 10 mejores países del ranking de eficiencia en sanidad de la OMS. Sin embargo, el número de usuarios de sanidad privada sigue en aumento: el 56% de los hospitales y el 34% de las camas son privadas. Ante estos datos, la digitalización hospitalaria y la planificación de estrategias de salud en el ámbito del envejecimiento de la población se ha convertido en una prioridad.
El propósito inicial del asunto deriva de un hecho tan sufrido por todos como inesperado. Pero, a estas alturas ya se desprenden claros indicios de que el diseño seguirá martilleando a los que ya no tienen ni capacidad ni fuerza moral para continuar perdiendo. Los mismos, que ahora tendrán que elegir entre subrogar su persona a otro o renunciar progresivamente a su pleno derecho asistencial.
La sanidad pública ha llegado a tal punto, que ya no da más de sí, porque después de cuarenta años, es necesario un reajuste total y sobre todo buena gestión, reorganización en todos los sentidos. Llevamos muchos años en una total decadencia, más acentuada desde el 2008, cuando se intentaba que los españoles contrataran seguros médicos, intentando privatizar la sanidad pública.
Una orden del gobierno autonómico andaluz -que concierta la atención primaria y que fija en 65 euros el precio por la consulta en una policlínica privada- ha sido la chispa que ha desencadenado las movilizaciones de la ya dolorida población, que lleva años sufriendo el progresivo deterioro de la sanidad pública.
En Asturias la situación de la sanidad pública es muy alarmante, porque faltan médicos de atención primaria. También es algo que es verificable, ya que existen pocos médicos especialistas para la cantidad de pacientes que tienen que ser atendidos, de forma eficiente y rápida. En la sanidad privada la atención médica es mucho más rápida y ofrece la realización de más pruebas diagnósticas de alto nivel, con lo que la calidad de la misma es superior.
Una cuarta parte de los españoles ya paga un seguro privado. Ante la dificultad y los retrasos en la atención primaria pública, muchos -de los casi 11 millones de españoles con seguro privado- gastan 20 euros mensuales en una póliza básica, meramente para ser recibidos por un médico de familia. El empeoramiento de la sanidad pública está generando el aumento de la sanidad privada.
Cuando hay algún problema de importancia, lo que no es justo es que los ciudadanos españoles, que pagan para tener una sanidad pública todos los años de su vida, tengan que abonar de su bolsillo a médicos especialistas de la sanidad privada. Y esto ocurre, porque los tiempos de espera son larguísimos, de más de medio año o de más de un año.
Ya ha comenzado en varios estados de Estados Unidos el período de votación anticipada de las elecciones de mitad de mandato de 2022. La inflación, la economía y la recesión son las principales preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos, según las encuestas. En este marco, la célebre frase “¡es la economía, estúpido!”, acuñada por el asesor político demócrata James Carville durante la campaña presidencial de 1992, ha sido muy utilizada últimamente.
En la trampa del cinismo político. En poner el foco allá donde quieren que alumbremos y no donde debemos iluminar. La desesperación por una cita médica que parecía no llegar nunca vía sanidad pública, me empujó hacia la acera de enfrente. Vallada, exclusiva y aparentemente mejorada, te invitaba a eliminar cualquier tipo de traba burocrática a golpe de talonario. Bienvenida sanidad privada. Fácil, legítimo, pero, en el fondo, también peligroso.
La atención del paciente con patología reumática en el ámbito privado representa una parte considerable de la asistencia global y, sin duda, es necesaria para mantener la sostenibilidad del sistema sanitario. No obstante, durante dicho ejercicio hay diferencias significativas. El reumatólogo de privada, suele tener más dificultad para trabajar en equipo, investigar, publicar, ejercer la docencia o manejar patologías que requieren el uso de terapias complejas.
La calle habla de muchas cosas que las Redes Sociales no recogen, porque no les interesa los jubilados, ni saber de las salas de estar de los mayores, ni revolver los supermercados de La gente normal, en definitiva, no conocer las “cotidianas VÍAS de la vida obrera”.
Como cada año, este jueves se celebra el Día Mundial de las Enfermedades Raras; una denominación que engloba más de 7.000 patologías denominadas como “minoritarias”. Sin embargo, estas afectan a más de tres millones de personas en nuestro país y, en términos globales, a un 8% de la población de todo el planeta.
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