No creo en eso que hoy algunos llaman “la superioridad moral de la izquierda”. Tampoco, puestos a decir, en la superioridad ética de las damas del mercadillo benéfico o de la Iglesia Católica.Ocurre, sin embargo, que a los que se dicen de izquierdas se les suele llenar la boca de una moralina cargante, por repetitiva y consabida, y de unos principios que generalmente no se aplican a sí mismos.Estamos hartos -por lo menos yo lo estoy- de oír frases como: “tenemos que luchar para que haya justicia social en este país” “no pueden tolerarse más desahucios” “que pague más el que más tiene” “hay que acabar con las puertas giratorias” etc. No es que, en esencia, sean malas esas propuestas (excepto la demagógica de acabar, sin más, con los deshaucios, pues ¿como se defenderían los propietarios del inquilino moroso que se niega a pagar el alquiler? Aquí se presupone, como tantas veces, que el dueño es “el malo” y el deudor “el bueno”. Una prueba más de la política de brocha gorda que algunos partidos quieren aplicar)
Las victorias relativas -relativas porque sin ciertas amalgamas y trapicheos de votos no lo habrían sido- de Podemos and Co. en las elecciones municipales y autonómicas del año pasado, han puesto de manifiesto, a los ocho meses de haberse celebrado, dos cosas: Que para gobernar no basta con ser guay y de izquierdas, y que los mantras a los que son tan aficionados sólo encubren su carencia de programa político y su deseo de saltarse a la torera el debate democrático. Basta, como botón de muestra y porque es el que conozco mejor, pensar en el desaguisado que han producido Manuela Carmena y su gobierno municipal en el Ayuntamiento de Madrid; donde reina un total desbarajuste, salpicado de algunas ideas geniales (peregrinas) como la de quitar el nombre a decenas de calles de la capital, que lo lucían en homenaje a personalidades, muchas de ellas relacionadas con la cultura y las artes, por el simple hecho de haber convivido más o menos con el franquismo.Pero en su manera de entender las cosas “convivir” equivale a “transigir”. Otro brochazo.
El PSOE, Podemos, Izquierda Unida y todos los partidos que componen ese conglomerado que llamamos “la izquierda” (dónde figuran también prácticamente todos los nacionalistas) se empeñan a todas horas en demostrar lo corrupta que es la derecha, lo mal que lo han hecho Rajoy y el PP, no sólo durante los cuatro años en que han gobernado España, sino durante los lustros anteriores. Y en esto no les falta razón: Ahí están los casos de Luis Bárcenas y la trama Gürtel, Noos, Brugal, y más recientemente la llamada Operación Taula, que afecta a casi toda la totalidad del Partido Popular valenciano... Podemos estar de acuerdo en que resulta inaceptable que los que nos gobiernan roben a mansalva. Sin embargo se dice, y es verdad, que no hay peor mentira que una verdad a medias: el PSOE, por ejemplo, cuenta en su haber con el mayor delito en cuantía económica de la democracia española (casi 1.300 millones de €); una estafa que supera con creces a todas las acumuladas por el PP y su entorno y de la que se habla mucho menos de lo que se debiera; sobre todo a raíz de que, inopinadamente, relevaran a la jueza Alaya del asunto. Por no hablar de casos particulares; como el origen de ciertas fortunas personales de altos dirigentes del partido que ahora lucha para que su endeble lider asuma las tareas de gobierno.
El refranero español abunda en dichos ad hoc; en este caso no hay que romperse mucho la cabeza para encontrar el que les cuadra: “Dijo la sartén al cazo: apártate de mí que tiznas” Y eso es precisamente lo que Pedro Sánchez y los suyos han venido haciendo con Rajoy y su carcomido partido.
Un comentario aparte merece Podemos; pero antes de hacerlo valdría la pena preguntarse qué es Podemos: ¿Un partido? ¿Una comandita? ¿Una sociedad de socorros mutuos?
Creo que tiene mucho de las dos últimas, con la apariencia de un partido político. Y con todo el respeto que debe merecer el criterio de cada cual, es evidente que un gran número de los votantes de esa peculiar formación ha estado movido más por el deseo de hacer tabla rasa, que por la reflexión . Solo así podría entenderse qué tantas personas (más de 5 millones de votos el 20D)hayan pasado por alto que la superioridad moral de “su” izquierda es tan sólo una patraña, una mentira que se descascarilla como la pintura vieja de una pared.
Veamos varios ejemplos, que no por ser bien conocidos dejan de ilustrar perfectamente esta doble moral que los convierte simplemente en unos falsarios:
Pablo Iglesias, cuyos programas televisivos de propaganda progre y casposa han sido financiados por dos “modelos de democracia”, como son la venezolana y la iraní (Si se demostrará además que ello le ha servido para montar la infraestructura de su partido, habría incurrido en uno de los delitos de financiación ilegal que el reprocha a los partidos de “la casta”) Por otro lado, su ideario, que está en las antípodas de la democracia de la que se sirve para descalabrarla, está al alcance de cualquiera que sepa conectarse a YouTube.
Iñigo Errejón, un segundo de abordo cubierto de moralina, que no dudó en cobrar de una universidad pública andaluza una cantidad mensual por un trabajo que nunca realizó.
Juan Carlos Monedero, el ideólogo y Pepito Grillo del partido, que cobró casi medio millón de euros del sátrapa Hugo Chávez por un supuesto trabajo de asesoría. Este dinero, cuyo destino final es fácil de adivinar, nunca fue declarado a Hacienda y que se sepa nunca se tomaron medidas en su contra, salvo la famosa colleja simbólica del ministro Montoro ante las cámaras de televisión.
Manuela Carmena ( otra “alcalda”, que no alcaldesa) de Madrid, que aunque dice no ser de Podemos, ha sido aupada al cargo en nombre de esa formación. Todo un ejemplo de prácticas “peperas” o de la casta; por ejemplo, al practicar el nepotismo más descarado nombrando a un sobrino político para uno de los cargos técnicos mejor remunerados del Ayuntamiento o a un inexperto ingeniero de veintitantos años, hijo de una amiga, para el puesto de Director de la Sociedad Municipal Madrid Calle 30, con un sueldo de 100000 € al año .
El caso de Carmena podría ampliarse hasta escribir un libro. Me refería a ella al principio de este artículo y con ella termino.
Son todos ellos el ejemplo contrario de lo que predican. Aplican eso que el castizo llamó la “ley del embudo” y que se resume en esto: lo ancho para mí y lo estrecho para los demás. Con todo y con eso seguirán dándonos a todos lecciones de ética y moral... para eso son LA IZQUIERDA.
|