Según datos oficiales, el 2 de octubre solo fueron a sufragar 5 618 659 electores registrados, un 77.3% de los 24 749 351 ciudadanos obligados a ir a las urnas. Ese 22.7% de votantes absentistas van a tener que pagar multas.
De los 19 130 692 peruanos que sí votaron, 3 314 682 lo hicieron votando nulo o blanco (el 17.3%). Ningún partido ha sacado esa cifra tan alta en estas elecciones, así como en las del 11 de abril 2021. Esta representa casi el doble de la que obtuvo Perú Libre al triunfar en las legislativas pasadas.
La suma de los votos blancos y nulos ganó el primer lugar en departamentos tan poblados como Áncash, Cajamarca o Lambayeque (donde estos casi duplicaron al vencedor oficial).
Si sumamos los ausentes, nulos y blancos tenemos 8 933 341 electores que no votaron por nadie. Esta es una cifra superior en unos 100 mil votos a las que Pedro Castillo obtuvo para la Presidencia y de 150 mil votos más que las que Keiko Fujimori consiguió. Equivale al 36.1% del total del electorado.
En Lima metropolitana, Rafael López se convierte en el primer alcalde electo con menos votos que el abstencionismo. El 21.4% de los ciudadanos limeños no fue a sufragar. López apenas ganó con 1 402 627 votos, frente a 1 626 488 electores ausentes. La suma de los nulos, blancos y ausentes es de 2 268 398 ciudadanos. En la capital un 30% no votó por nadie y por el “ganador” solo lo hizo el 18.5% de sus 7 593 103 electores.
Si descontamos a Lima metropolitana, los que no votaron por nadie en las 25 elecciones regionales son 6 664 943 electores. Estos representan al 38.85% de los 17 156 248 peruanos registrados en el interior.
Se dice que el 2 de octubre cayeron los 2 partidos del balotaje pasado (PL y FP), pues ninguno de ellos ganó en cualquiera de las 25 regiones, y el primero solo lo hizo en 3 de las 196 provincias. Sin embargo, todos los partidos se han desgastado, los de la mayoría congresal por golpistas y los oficialistas por tantas denuncias y por quebrar sus promesas. Solo en la capital y en 9 departamentos ganaron partidos nacionales, mientras que en las 16 regiones restantes triunfaron caudillos locales. El terreno queda fértil para nuevas crisis y movimientos de todo tipo.
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