El aparecido
Se corrió la noticia que el escritor del pueblo había fallecido. La gente comentaba en los barrios, cuál había sido la causa de la muerte, y nadie se podía contestar. Y cuando desapareció el atardecer, aproximadamente a las siete de la noche, un grupo de amigos del escritor fue a su casa para darle las condolencias a su anciana madre y cuando estuvieron con ella le preguntaron.
- ¿Cuál fue la causa de la muerte de su hijo?
- Fue que inesperadamente recibió el silencio del tiempo porque sus obras todavía no han sido publicadas. Es cierto que está muerto pero no sepultado, replicó la anciana madre.
En ese momento con un andar pausado desde sus aposentos apareció el escritor y los saludó muy afectivamente.
CON SANGRE
El reloj tiempo se ha esmerado en actuar en algunos casos a favor y otros en contra de las personas nobles. Pero qué pasó. Fue condenado a muerte, recibe la cruz. Cae por primera vez. Encuentra a su madre. Cirineo, ayuda. Impresión de la Santa faz. Cae por segunda vez. Consuela a las mujeres. Cae por tercera vez. Es desnudado. Clavado, muere y bajado, y puesto en su Santo lugar. Ese fue y es el destino del mundo del cual nos servimos, acabar con lo bueno a cambio de lo protervo, que ironía de la vida, ¡verdad!, le expresó Zoraida a Zaida.
- Quiere decir que aquí en la tierra somos CRISTO SIN CRUZ, le inquirió Zaida a Zoraida.
- Pues claro, acaso no vez que, está vida está repleta de sufrimientos que nunca acaban, y estamos como condenados a cargar esa cruz simbólica, en este caso es el sufrimiento por la vida y sus quehaceres, replicó Zoraida.
- Que dilema de la vida al unísono gesticularon ambas amigas.
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