La humillante derrota de la selección española de fútbol ante la mediocre selección de Marruecos, no dista mucho de lo que ocurre en el Gobierno de España. Este parece ser el signo de los tiempos que, a toda costa, hay que cambiarlo si queremos volver al camino de la decencia y de la eficacia. El paralelismo entre la política y el fútbol de la selección es tan notorio que admite poca discusión.
Mientras en el Gobierno designan a dedo a un montón de cargos aunque sean parientes o cercanos a los que ejercen el poder, en la selección de fútbol tienen un puesto fácil quienes procedan de equipos que sean cercanos a Rubiales o al seleccionador. En ambos casos se producen anomalías que rozan la legalidad o, al menos, la buena práctica. Para poner algún ejemplo, fijémonos en la ausencia en el equipo de España, de dos jugadores en plena forma como son Canales e Iglesias del Betis Balompié y la inclusión absurda de Busquets que está para la jubilación. Pero, claro, Busquets es del Barcelona, que con otros siete barcelonistas más, hacen un total de ocho seleccionados de este club al que, según se rumorea, quiere entrenar Luis Enrique.
En cuanto a la táctica empleada, el seleccionador soloaspira a que los jugadores tengan siempre el balón como si con ello se consiguiera todo; y no es así. ¿Pensará quizás que está vigente el viejo refrán que dice “el buen paño en el arca se vende”? Pues no señor, hay que cambiar de táctica. Y el colmo de la estupidez es lo que les dijo Luis Enrique sobre los penaltis a los jugadores: que llegaran al Mundial después de haber ensayado mil veces lanzamientos desde los once metros. ¿Por qué no les dijo que también fueran bien entrenados para ahorrarse él esta tarea?
En definitiva, hemos hecho el ridículo más espantoso, a pesar de las fanfarronerías de quien estaba “vendiendo la piel del oso antes de cazarlo”. Lo que nos hace falta en España es que, cuanto antes, entre “aire fresco” en el Gobierno, en la Federación de Fútbol y en un montón de instituciones con síntomas de resquebrajamiento democrático.
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