El paso por nuestras vidas de la pandemia del Covid-19 ha revolucionado los gustos de la población en general a la hora de vestir. Tras los diferentes confinamientos y las largas estancias en el hogar, las prendas de ropa cómodas comenzaron a tomar de nuevo las calles hasta convencernos de que son una estupenda opción para casi todas las ocasiones y en muchos sentidos. Ahora, un estudio ha puesto de manifiesto que una de la prendas más rechazadas por las mujeres, especialmente por las francesas, es el sujetador.
A consecuencia de la herencia de los largos períodos de confinamiento, los sujetadores cuentan actualmente con un número insignificante de seguidoras en Francia, siendo especialmente rechazado por las generaciones más jóvenes, quienes confirman que no se trata solo de una moda efímera. Este es uno de los datos más relevantes que se desprende del estudio de Ifop para XLoveCam sobre los “Hábitos de los europeos tras la crisis sanitaria del Covid”, basado en una encuesta realizada el pasado mes de junio a más de cinco mil personas mayores de 18 años de Italia, España, Francia Alemania y el Reino Unido.
NO sujetador y sujetadores
La proporción de jóvenes francesas menores de 25 años que este pasado verano confesaron no usar nunca sujetador fue del 13%, porcentaje que representa una caída significativa si se compara con los datos del primer confinamiento (abril de 2020), momento en el que un 20% de las jóvenes encuestadas aseguraba no llevarlo. Sin embargo, la cifra del pasado mes de junio de 2022 sigue siendo tres veces mayor a la mostrada antes del inicio de la crisis sanitaria, período en el que únicamente el 4% prescindía de esta prenda de lencería.
Según François Kraus, experto de Ifop: “A pesar de haber retornado a la normalidad tras la pandemia, la tendencia parece mostrar que prescindir del sujetador es una tendencia que ha llegado para quedarse entre las jóvenes francesas. Esta circunstancia se ha visto favorecida por dos aspectos destacados: un neofeminismo que promueve la liberación del cuerpo femenino y un positivismo corporal que anima a primar la comodidad. Ambas son tendencias significativamente arraigadas en las nuevas generaciones del país”.
En un contexto “post-Covid”, Francia parece ser el país en el que más se rechaza el uso del sujetador Esta tendencia de la ausencia de sujetador entre las mujeres francesas juega, sin duda, un papel importante en el hecho de que Francia sea actualmente el país donde hay más mujeres que no usan sujetador en el conjunto de su población adulta (6% en Francia, frente a una media del 4%), algo que se pone de manifiesto especialmente entre las jóvenes menores de 25 años: un 13% en Francia, frente a solo un 3% en España, un 2% en Italia y únicamente el 1% en Reino Unido y Alemania.
Paradójicamente, las mujeres francesas fueron pioneras en el siglo XX en la adopción del sujetador. Sin embargo, cabe recordar que en aquel momento el sujetador fue una prenda muy aclamada como medio de liberación del corsé, aquella pieza de lencería creada para estilizar y moldear la figura femenina que comprimía en exceso el cuerpo de la mujer mediante ajustados cordones con el fin de llegar a conseguir lo que se conoce como ‘cintura de avispa’. Fue una moda que, lamentablemente, llegó a provocar serios problemas de salud, como anomalías respiratorias o daños en órganos internos.
En la actualidad, las mujeres francesas parecen ser las más dispuestas a abandonar lo que las feministas de la década de los sesenta rechazaron firmemente como símbolo de opresión en el vestuario de las mujeres.
Como afirma François Kraus: “En el país de Simone de Beauvoir, es difícil no interpretar este rechazo por el sujetador como el efecto de una conciencias feminista más acentuada, como el impacto del discurso mediático sobre el tema y, quizás también, como la ‘cultura de moda’ de un país en el que las nuevas tendencias se adoptan más rápidamente que en otros lugares, especialmente cuando forman parte del ámbito de la comodidad. Sin embargo, también puede verse en esta circunstancia un mayor grado de secularización, que haría que las mujeres francesas menos sensibles a las presiones puritanas de carácter religioso, rechazaran sentir cualquier tipo de vergüenza ante la exhibición de un pezón femenino”.
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