Tanto la Fed como el BCE han señalado que aún no han terminado su lucha contra la inflación y que seguirán subiendo los tipos en las próximas reuniones. El último gráfico de puntos de la Fed mostraba una tasa máxima del 5,1% en 2023, lo que parece un caso base razonable. Por su parte, el BCE sugirió que podría situar su tasa de depósito por encima del 3%. Sin embargo, los bancos centrales no saben realmente dónde tienen que llegar para que la inflación vuelva al objetivo. En última instancia, los datos que muestren cómo reaccionan las economías al endurecimiento en curso dictarán el ritmo y el alcance del endurecimiento en el futuro.
Riesgos para la economía y los mercados
El riesgo de que los bancos centrales se excedan es pronunciado, dado que el reciente endurecimiento de la política monetaria se ha producido a un ritmo rápido y se tardará algún tiempo (hasta 18 meses) en ver su pleno impacto en la economía real. Además, en la zona euro, aunque la crisis energética ha resultado ser leve hasta ahora, es probable que los precios de la energía se mantengan elevados durante el próximo año, lo que lastrará el crecimiento. Las actuales previsiones económicas del BCE parecen demasiado optimistas.
Los mercados están luchando por adaptarse a un nuevo entorno de tipos de interés más altos. Como demostró la crisis de los fondos LDI en Reino Unido, hay bolsas desconocidas del mercado que son especialmente vulnerables en el entorno actual y el riesgo de que se produzca un accidente es alto. Aunque los bancos centrales están decididos a luchar contra la inflación, un accidente de mercado que implique un riesgo sistémico obligaría a replantearse la configuración de las políticas.
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