Qué gran verdad es que la religión más extendida en el mundo es el “papanatismo”. Basta con que un analfabeto funcional indocumentado tenga una “ocurrencia” y esta salga de su boca, para que los medios de comunicación la aireen, la propaguen, se imponga y acepte como un dogma social profano contra el que no se puede, ir ni rechazar, si no se quiere aparecer como un retrógrado, como ocurre con la enorme cantidad de barbarismo ingleses que nos invaden. Me refiero a la expresión “sí o sí.” No sé, y prefiero mantenerme en la ignorancia quién fue el primero que expresó esta aberrante locución, pero manifiesto mi total rechazo hacia ella, porque, además de mostrar quien la dice, una gran carencia de vocabulario es una incorrección inadmisible. Me explico, la letra “o” cuando la exponemos bien, en nuestras conversaciones o en nuestros escritos, la usamos para expresar una disyunción, contraposición o discrepancia entre dos palabras, oraciones o términos v.g.: “blanco o negro”, “azul o verde”, “alto bajo”, “no sé si Pedro vendrá o se quedará en su casa”. Son por, tanto, oposiciones de palabras o pensamientos que expresan una disyunción, o diferencia, por tanto si decimos sí, tendremos que contraponerle su contrario, no, ya que sí y sí son la misma palabra repetida. El étimo de la palabra disyunción es el verbo latino disiungere = desunir, separar, por ello quien dice “sí o sí”, no está desuniendo ni separando nada, sino expresando lo mismo en repetición. Veamos disyunción, según la Rae, es una separación de dos realidades, cada una de las cuales está referida intrínsecamente a la otra. “Sí” no es una realidad distinta a sí misma, es un pleonasmo innecesario, y, como tal, no añade nada nuevo a nuestra conversación. Otra cosa es que queramos indicar que una cosa ha de hacerse, necesariamente, sin remisión, o a la fuerza, o con el arcaísmo “por uebos”. Entonces tendremos que utilizar una expresión, palabra o locución que no sea una repetición del mismo concepto, con las expresiones que hemos referido en el párrafo anterior. Otra expresión que desconozco de dónde habrá salido, pero que se ha extendido más pronto que un reguero de pólvora incendiado, es “lo siguiente” V.g.: Paco ¿te duele la cabeza? Me duele no, “lo siguiente”, ¿Tienes frío? Frío no, lo siguiente. Esta locución estamos hartos de oírla. Me gustaría que alguien me explicase qué quiere decir “lo siguiente”, pues no llego a alcanzar qué es lo siguiente del frío o de un dolor de cabeza. Nuestra lengua tiene una infinidad de posibilidades de manifestar la grandeza de algo. ¿Tienes frío? Muchísimo. ¿Te duele la cabeza? Insoportablemente. Pero hoy día, la economía del lenguaje, cosa que siempre hemos pretendido, no se consigue con estas frases que, en realidad no significan nada por sí mismas, y, sin embargo denotan la pobreza de vocabulario de los interlocutores, fruto de la deficiente educación que padece nuestra juventud desde niños, y que hace que universitarios cometan faltas de ortografía, no sepan resumir o comprender un texto, ni señalar las partes más importantes del mismo, con lo que estamos logrando una juventud analfabeta carente de conocimientos, aunque sepa leer y escribir.
Experiencia personal: estaba redactando en mi móvil este escrito en una clínica mientras esperaba mi turno, se acercó una enfermera que, leyendo por encima de mi hombro, me dijo ¿Qué es una conjunción disyuntiva? Sin comentarios. Si no estoy equivocado la carrera de enfermería es un ciclo de Grado medio por lo que se tiene que superar un Bachillerato, preferiblemente de Ciencia y Tecnología.
|