Este poema pertenece a la sección "Cantos para Iratxe", del poemario "La Bella Revolución". Fue recogido en la antología de ecopoesía "Naturaleza poética", editada por La Imprenta en 2022.
Un barco ocupa todo lo que se ve como cuando tu madre te besaba de pequeño entra deslizándose y zarandeándose como por aguas en los pueblos viejas maderas, las brilla el sol, derribando, las gigantes velas hinchadas por un viento sus mástiles de siglos heridos, rompen hasta las nubes un trueno fragoroso y mundial es todo su paso y gritan dentro arriba de él, los marineros, los mecánicos, los obispos de las flores, como si, vivo, el barco, obedeciera un gato negro de ojos amarillos queda ileso entre altas escombreras y sonríe al barco, detengámoslo es un óleo andemos por el lugar para ahora el navío ya ha llegado a una gran ciudad atravesando hundiendo vías de tren postes de la luz atardeceres fábricas asfalto está están todos los que lo comandan detenidos en distintas posturas de acción dos señalan al sol otra estira sogas de un mástil esa mujer tiene el pelo cubierto de aves, una emprende el vuelo, un albatros un búho real una niña el pelo del primer bisonte nacido toda la nave está construida de pelo sus constructoras son antiguas campos de margaritas, blanquísimas, margaritería por el mundo, que no pare que avanza las avenidas le quedan siempre estrechas quilla y quilla va quebrando fachadas ruidosamente el cielo sube un tanto a cada momento para que pase como un caballo nacido No es que crezca es que Es conforme lo requieren los lugares Lo que sí banderas blancas enormes cosidas por María liberada golpea toda puerta con sus recias maderas, la abre, derruye muros donde sabemos hay prisión No hay lona de circo, laboratorio de vivisección, remolque de camión de circo que no se vea
abierto, variado amigo a veces para que tú salgas de la oscuridad hay que hablarte con fuerza recuerdas ese día que te hice llorar? Cuál fue tu enfado No había valle que yo no viera feo a tu mirada En la mañana, me dijiste Gracias Va llegando surcando y rompiendo fronteras de las naciones poco a poco al mar barco con mástiles de tallo las ciudades, se bañarán con sangre y sueños, si una mente sufre dolor pero siente por una vez y para siempre la libertad ese dolor no existe Barco llamado Sonrisa No tiene capitán es un viejo de larga barba pelirroja que se decía anarquista y que abandonó la empresa aún en puerto Tengo un campito decía no puedo desatenderlo cada mañana, me da tomates cada tanto y cebollas y, bueno, también de cuando en cuando pasa Belén y me saluda una chica demasiado joven para mí, ya veis, yo como si hubiera vivido toda la etapa del mundo
los marineros, el barco partió vacío, sólo con una que tenía cara muy sonrosada, aroma maravilloso, se fueron sumando desde las azoteas de los suicidas las nubes más tormentosas siempre dan paso a
Horizontes Horizontes Horizontes
Caos, pero el cartero, avanzando cojo con la pierna rota y la gorra del color de un piano sonando entrará sangrante a la Iglesia dale la carta al cura: “Salga de aquí, aquí ya no hay nada”, al solitario que sujeta un rifle apoyado en su ventana: “nada es lo que defiendes, no apuntes, pavos reales, galgos, corriendo entre los cascotes, cisnes, agosto, gritos de madres buscando a sus hijos, no dispares
algunos animales ya llegando a zonas de vegetación incontables, Un elefante muerto atropellado entre dos vehículos, con la cabeza y los colmillos hacia arriba Maite zaitut
el firmamento como un tejido de colores, cuajado de pájaros liberados
Sale el director de la capital del mundo washington director del hospital más grande del huerto y se hace marinero animales azules truenos azules bufando entre escombros y polvos azules tigres azul la sangre
no dispares
el hombre apostado en su ventana sonríe, su rifle no tenía balas es de los nuestros, dice un marinero desde arriba del barco que ya ha vuelto al índigo mar que agita sus briznas con una intensidad de no nombrado de dicha y paz nunca vista
tú, Iratxe, avanzas descalza hacia el río y bebes de su limpia agua con las palmas
se aproxima un niño sujetando un gato en brazos
se ven por las montañas animales y humanos trigo, trigo, trigo, trigo, ámanos perdónanos retórnanos la inocencia
ederra
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