El señor Obama está llegando al término de su último mandato y va escaso de éxitos brillantes que llevarse como recuerdo a su casa, durante los años de dorado retiro que le quedan como expresidente de los EE.UU. de América del Norte. El señor Obama no ha conseguido poner en marcha su ambicioso programa de sanidad pública, no terminó con éxito su labor en Irak y en el caso de su enfrentamiento con Rusia, en el contencioso de Ukrania, tampoco se puede decir que saliera airoso, si se tiene en cuenta que el señor Putín sigue mandando en una parte de ella, previa a la bochornosa, para Occidente, anexión a Rusia de la península de Krimea, pasándose por alto todas las amenazas, tanto de la CE como de la propia administración del señor Obama.
Finalmente, al verse impotente para acabar con la base en Cuba de Guantánamo, donde permanecen encerrado muchos de los terroristas musulmanes que han sido considerados, por los EE.UU, una amenaza evidente para la seguridad nacional; parece que ha conseguido encontrar una válvula de escape, algo que le pueda servir para ponerse una medalla ante los que le votaron hace años, creyéndose que sería capaz de erradicar la marginación de algunos sectores de la población norteamericana, como podrían ser los negros o los hispanos, una promesa electoral que ha sido incapaz de llevar a cabo, si se tiene en cuenta la decepción que, muchos de los votantes de estos grupos marginados de la sociedad estadounidense, han dejado traslucir a medida que la legislatura transcurría y los problemas que los afectaban seguían sin ser solucionados.
El señor Obama ha conseguido que, durante su mandato al frente de la gran nación americana, el prestigio de los EE.UU de América que fueron manteniendo, con mayor o menor fortuna, sus antecesores en el cargo, se fuera reduciendo; cuando ha tenido que ver como naciones como China y Corea del Norte han conseguido hacerse con un potencial militar que pudiera poner en duda la gran supremacía de los norteamericanos, en la que Occidente puso su confianza, como guardián de la libertad. La lucha contra el EI, si es que se la puede calificar así, se ha quedado en una contienda a distancia, sin hombres sobre el terreno, únicamente basada en los bombardeos aéreos contra los talibanes y en el envío de drones a larga distancia para cazar, no creemos que pueda expresarse de otra manera, a los líderes de las milicias yihadistas que no ha prestado atención a lo que les viene desde las alturas. No ha tenido la valentía o no le ha convenido enviar soldados de tierra a los países musulmanes para acabar la contienda (algo que le sería fácil acabar en pocos días, dada la sofisticación de las armas americanas en comparación con las del DAESH); y, cuando decimos que es posible que no le haya convenido, lo hacemos pensando en las presiones que seguramente haya recibido el señor Obama de los fabricantes de armas de su país para prolongar la guerra, alejada de los Estados Unidos, para que se vayan matando entre sí, los milicianos de Basar el Asad y los militares del EI.
Un episodio que podemos decir que ha sido el condicionante de que, la prolongación de la guerra en Siria e Irak, siga produciendo cientos de miles de refugiados que, impulsados por el pánico a perder sus vidas, se dirigen en busca de la salvación hacia Europa que, ante semejante avalancha, pese a la buena voluntad de algunos y la inconsciencia de otros, se ve inane y obligada a poner medidas de salvaguarda para evitar ser invadida por multitudes de inmigrantes de distinta cultura, de lenguaje diferente y, en la mayoría de casos, de religión islamista. No puede decirse que, en este tema, la contribución del señor Obama a mejorar el estado de cosas haya sido, ni mucho menos, la más acertada.
En el aspecto económico no parece que Obama y su administración hayan hecho otra cosa que aumentar exponencialmente la deuda pública de la nación americana, hasta el punto de que, para evitar la quiebra de la nación, tuvo que elevar el techo de la deuda publica hasta el marzo del pasado 2015. Se calcula que el montante total de la deuda de los Estados Unidos ha alcanzado, bajo el mandato de los demócratas de Obama, en el mes de Abril del 2015, la cifra estremecedora de más de los 18 billones de dólares, cantidad que representa el 103% del PIB del país americano. El hecho de que la FED tenga a su disposición la máquina de fabricar dólares, no evita que la depreciación de la moneda americana no llegue a ser un problema especialmente, si, como sucede, esto redunda en perjuicio de aquellos que han venido comprando deuda pública de los EE.UU, cuando se dan cuenta que lo que compraron cada vez vale menos.
El tema del convenio nuclear recientemente formado con Irán, con la oposición de ambas cámaras, no está claro que haya sido una buena idea, ya que son muchos los analistas que dudan de que el gobierno iraní esté dispuesto a renunciar a conseguir las armas nucleares, especialmente cuando ya llevan gastados tantos millones y tienen tan adelantados los proyectos para convertirse en una nación nuclear. Es evidente que, a los iraníes, esta tregua y el poder seguir exportando su petróleo les ha servido para evitar la quiebra de la nación, recuperar sus fuentes de ingresos y conseguir que entren en su nación todas las materias primas, alimentos, técnicas e innovaciones industriales de los que han estado privados durante todo el tiempo del embargo. Sin embargo, queda la duda de que, en algún lugar secreto del país, no existan laboratorios y científicos nucleares que no sigan investigando y quemando etapas para conseguir el preciado combustible atómico.
Es obvio que Obama, a las puertas del final de su mandato, busca a la desesperada colgarse una medalla que le sirva para justificar su paso por la Casa Blanca. La posibilidad de acercarse a Cuba ha sido, a última hora, el clavo ardiendo al que se ha agarrado para intentar sacar rédito político del tan cacareado acercamiento a la nación cubana. Sin embargo, las prisas, las precipitaciones, las urgencias y los aprietos de la proximidad de las elecciones para nuevo presidente, le han hecho adelantarse demasiado, perdiendo toda la ventaja que hubiera podido conseguir apretando las tuercas a los hermanos Castro, para obligarles, a cambio de una apertura económica hacia la isla caribeña, a ceder en derechos humanos, libertades civiles, democratización del gobierno y de las instituciones en los que, durante tantos años, no ha existido otro poder que el omnímodo de Fidel y su hermano Raúl.
Obama ha tenido que ceder, y ceder ha querido decir que lo ha dado todo ( al menos lo que él podía disponer) sin medir sus consecuencias para su propio país y para los cubanos que, por boca de uno de los exilados, el señor Ferrer, al que ha entrevistado la cadena COPE, no han conseguido que de estas negociaciones haya salido nada que pueda beneficial al pueblo cubano; antes bien, lo que ha sucedido ha sido que, esta abertura unilateral de los americanos, haya significado un espaldarazo para el gobierno de los Castro que, sin ceder prácticamente en nada, logran el balón de oxígeno que necesitaban cuando, seguramente, ya estaban a punto de que les ocurriera lo que a Maduro de Venezuela, que está navegando al borde de la quiebra de la nación venezolana, mientras la población está pasando por un estado supino de necesidad, en el que no disponen ni de alimentos, ni de medicinas ni de los más imprescindibles recursos para sobrevivir, en un estado policiaco en el que sus dirigentes ejercen sus despiadada dictadura.
Según el señor Ferrer, presidente de una asociación de cubanos en España, a la llegada de Obama a Cuba han precedido, durante los últimos meses, más de dos mil detenciones de opositores y, especialmente en los últimos días, para evitar posibles manifestaciones contra el régimen comunista cubano aprovechando la estancia del señor Obama; parece que han tenido lugar otras 500, entre las que se incluían las famosas Damas de Blanco, que habían solicitado entrevistarse con el magnate americano.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como la prensa española de izquierdas se derrite de fervor por Obama, cuando lo evidente es que, el presidente americano, ha caído en la más burda y previsible trampa de los hermanos Castro. Quedará por ver los resultados de este viaje y comprobar si, el señor Barack Obama, consigue ablandar a los Castro para que abra las puertas de Cuba a la democracia. Mucho nos tememos que esto no suceda.
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