Modificar la radiación solar, para contener la crisis climática derivada del calentamiento del planeta, todavía requiere mucha investigación sobre riesgos y beneficios antes de considerar su posible despliegue, advirtió en un nuevo informe el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Un panel de expertos reunidos por el Pnuma señaló que la Modificación de la Radiación Solar (MRS) -un conjunto de tecnologías experimentales para enfriar la Tierra, que se estudia ante el retraso de la acción climática- aún no está lista para su despliegue a gran escala.
La MRS, concluyó el grupo de expertos, “no puede sustituir la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (que calientan la atmósfera) y el compromiso por reducirlas debe seguir siendo la prioridad mundial”.
Andrea Hinwood, directora científica del Pnuma, dijo que “el cambio climático está llevando al mundo a tierras inexploradas, y aún se buscan todas las posibles soluciones viables”. “Sin embargo, todas las nuevas tecnologías deben ser comprendidas y estudiadas en profundidad, y se deben identificar los posibles riesgos o consecuencias antes de ponerlas en práctica”, apuntó.
Las medidas temporales de emergencia como la MRS se plantean en el discurso científico y público porque los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no están en camino de cumplir con el Acuerdo de París.
Ese pacto de casi todos los países del mundo, adoptado en 2015, prevé esfuerzos globales para reducir las emisiones de modo que la temperatura del planeta no exceda de 1,5 grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900), ni de dos grados al finalizar la centuria. Mediante la MRS se pretende enfriar la Tierra a corto plazo al reflejar un pequeño porcentaje de la luz solar en el espacio.
Algunos científicos han considerado el uso de pantallas, espejos o partículas de polvo, capaces de bloquear la radiación solar lo suficiente como para mitigar los efectos del calentamiento global. El reporte del Pnuma reconoce que maduran algunas tecnologías de MRS, como la inyección de aerosoles estratosféricos, y que los experimentos al aire libre se están llevando a cabo activamente. Pero la revisión realizada por el panel de expertos encuentra problemas críticos no resueltos en su conjunto.
Existen incertidumbres significativas sobre los impactos sociales y ambientales de la MRS, así como sobre su seguridad y viabilidad. “La MRS no hace frente a las causas del cambio climático, por lo que no solucionará de raíz ni cambiará los impactos que ya estamos experimentando”, indicaron los expertos.
Los impactos de las tecnologías de MRS en los países de ingreso bajo y mediano siguen siendo poco estudiados, a pesar de que a menudo están en la primera línea del cambio climático y enfrentarían los impactos potenciales de las tecnologías de MRS si se desplegaran.
Asimismo, se plantean aspectos adicionales como la gobernanza de los experimentos a pequeña escala al aire libre; el despliegue operativo, el desarrollo tecnológico y la financiación; así como diversos retos éticos y de equidad relacionados con el consentimiento.
“Se ha avanzado mucho en la investigación sobre la MRS y se han logrado importantes avances en la modelización, pero necesitamos muchas más pruebas empíricas sobre los riesgos y las posibles consecuencias antes de exponer nuestra única atmósfera a esas tecnologías”, dijo Hinwood.
Consideró que “el sector privado y las autoridades reguladoras deben abordar las dudas asociadas con estas tecnologías, responder gran parte de las preguntas fundamentales sobre las implicaciones en seguridad, y priorizar el principio de precaución antes de que se contemple modificar la radiación solar”.
Los expertos consideraron que no se justifica el despliegue a corto y medio plazo de la MRS y que sería imprudente utilizarla por el momento. Sin embargo, admiten que esta opinión puede cambiar si la acción climática sigue siendo insuficiente.
Para Hinwood “no hay atajos ni sustitutos a la necesidad de que los países reduzcan drásticamente sus emisiones nocivas y no hay mejor alternativa para nuestra paz, salud y bienestar que un cambio hacia una economía circular, en armonía con la naturaleza”.
A-E/HM - Fuente: IPS
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