Mucho se ha hablado, escrito y especulado sobre la moción propuesta por VOX y llevada a cabo por el Sr. Tamames, si era oportuna, si no, si una astracanada, si un darle aire al gobierno despistando todo el problema de corrupción que está saliendo, etc.etc. No voy a entrar si ha sido positiva o no, simplemente me voy a limitar hacer un comentario como mera espectadora liberal, sin pertenecer a ningún partido político.
Se dice que rectificar es de sabios y así lo demostró el señor Tamames en sus repetidas intervenciones. Lo que pude ver y oír los dos días, ya que lo seguí con autentica paciencia, fue una sarta de palabrería barata y demagógica que si no fuera porque vivo aquí y se de lo que se trata, podría pensar que están todos locos. La moción de censura es el procedimiento que a petición de un grupo puede exigir al gobierno en su poder ejecutivo una responsabilidad política. El parlamento es el lugar donde a través de diversas opiniones se debe llegar a un consenso más o menos plural pero siempre dentro de unos límites de educación y respeto, tanto al lugar como a los representantes de los distintos grupos.
Como tal moción no se sacó nada en claro pero si pudimos ver la cerrazón, la ineptitud, la falta de educación y respeto, la inexperiencia, la incultura, la vanidad y orgullo de muchos participantes. Imagino que habrá habido analistas exteriores que dieran fe de lo allí ocurrido y no es que en Europa se esté mucho mejor que aquí, pero hay que recordar que mal de muchos es consuelo de tontos. Francamente se pasa vergüenza ajena de ver como se miente con un descaro abrumador, como se repiten una y otra vez eslóganes a favor y en contra de unos y otros, como se ha aprovechado el parlamento para empezar un mitin político en avanzadilla de las próximas elecciones un gobierno que llevaba todo escrito de antemano y no escuchaba las preguntas y opiniones que allí se hacían, demostrando una vez más el odio y la división que se ha creado entre los españoles.
Me gustaría saber si todos los políticos actuales con representación parlamentaria tuviesen unos sueldos equivalentes a los demás españoles y una ausencia de prebendas que llevan los cargos, se dedicarían con tanto énfasis a defender esas supuestas ideologías. Entre ellos se tiran a degüello pero ninguno quiere perder el sillón, por supuesto no dimite nadie y se unifican como borregos en rebaño, es decir que cuando ven tambalear el sitio la ideología personal se va al garete y la dignidad, por supuesto, sin comentario.
Da vergüenza y pena ver la ignorancia de varias generaciones en historia y humanidades víctimas de unos gobiernos que no han sabido poner en valor la importancia de la educación para el progreso de un país. Han preferido tener una sociedad sin valores, sin principios, sin cultura para poder manejarla a su antojo al no tener criterios definidos para opinar libremente.
Prefieren una sociedad de subsidios y vagos, en vez de trabajadores que con su esfuerzo han levantado más de una vez este inexplicable país que a través de su historia, cada vez que levanta cabeza intentan destruirla los gobernantes de turno.
Ramón Tamames demostró ser un político de los que ya quedan pocos, por edad, por conocimientos y experiencias vívidas, por respeto al lugar y a los representantes parlamentarios. Todo ello debería ser suficiente para que aprendieran comportamiento e historia los allí reunidos.
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