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Empobrecer a muchos, riqueza para pocos

El BCE reconoce lo que es un secreto a voces. La inflación está siendo provocada por las altas ganancias de las grandes empresas, y no por los costes laborales
Eduardo Madroñal Pedraza
sábado, 29 de abril de 2023, 11:55 h (CET)

Empobrecer a muchos, riqueza para pocos


No es inflación, es saqueo monopolista. Sí hay alternativa, redistribuir la riqueza. Perdonen que empecemos por el final. Porque la escalada de la inflación no es un “fenómeno natural caído del cielo”, sino que está siendo alimentada por los monopolios de la energía, las grandes cadenas de distribución de materias primas y alimentos y el capital financiero para incrementar su tasa de ganancia, en condiciones de pandemia y ahora de guerra, a costa de saquear y empobrecer al 90% de la población. Por ello hay que redistribuir la riqueza, frente a las alternativas que reducen las medidas a paliar los efectos de la inflación en los sectores más vulnerables mientras el saqueo continúa para muchos, para el 90% de la población española.


Y mientras usted se empobrece... ellos se forran


El salario nominal de la mayoría de los españoles ha subido el año pasado. En el cómputo anual, el incremento del SMI con respecto a 2022 es de 1.120 euros. Recordemos que el año pasado el SMI quedó fijado en 1.000€ por 14 pagas, y que en 2023 volverá a incrementarse a 80€. Pero este hecho positivo no puede ocultar la cruda realidad: los sueldos de los españoles -el salario relativo, el poder adquisitivo de los sueldos- se han devaluado en un 9% en los últimos años, y muy especialmente en 2022.


Ingresan más dinero en nuestra nómina. Pero esos euros nos sirven para comprar menos bienes de uso y consumo. Entre 2007 y 2022 la inflación acumulada es del 33%, mientras los sueldos de los empleados de base crecieron un 23,9%. Es decir, el poder adquisitivo de los asalariados cayó un 9,1%.


Todo ello en un año donde los beneficios empresariales han crecido -en término medio- siete veces más que los salarios. Y donde los grandes bancos y monopolios han decidido premiar con una lluvia de dividendos y retribuciones tanto a sus grandes ejecutivos como a sus accionistas.


Y unos se empobrecen dolorosamente


Cáritas demuestra -con datos contundentes de su informe FOESSA- que la pobreza y la exclusión social en España es algo estructural, y que, a pesar de las mejoras, más de una de cada cuatro familias sufren situaciones de pobreza y exclusión social; que la población que tiene dificultades para llegar a fin de mes se mantiene estable y lejos de mejorar ha empeorado, por ejemplo, las familias que no pueden mantener sus casas a una temperatura adecuada y las que no pueden comer las proteínas necesarias durante la semana.


Un problema estructural de pobreza y exclusión que sufren especialmente las personas más jóvenes y las familias con hijos. Y uno de los aspectos más alarmantes es el incremento significativo de los niños y adolescentes que no tienen acceso a, al menos, dos raciones de carne, pollo o equivalente a la semana; y son el 5,9% del total frente al 4,9% del año pasado.


Lo admite el BCE, la inflación son elevadas ganancias monopolistas


El Banco Central Europeo (BCE) reconoce lo que es un secreto a voces. La inflación está siendo provocada por las altas ganancias de las grandes empresas, y no por los costes laborales. De puertas para adentro y aunque no lo reconozcan de forma oficial, según la agencia Reuters, los responsables de la formulación de políticas del BCE han concluido que la inflación europea está siendo alimentada por los beneficios empresariales y no por el aumento de los costes laborales y productivos; que la inflación está siendo hinchada por una inflación de beneficios de bancos y grandes monopolios.


Ya hace meses que Oxfam Intermón denunciaba el considerable aumento de los márgenes de ganancias empresariales -de las grandes empresas, no de las pymes- como la causa del 90% de la inflación en España. Y en julio de 2022, un informe de CCOO demostraba que el 83% de la subida de los precios estaba provocada por el aumento de los beneficios monopolistas y financieros.

Es decir, que la mayoría de las grandes empresas de la zona euro se están beneficiando de la alta inflación, mientras que los trabajadores y los consumidores están pagando duramente la factura. Y que los bancos están aprovechando el arbitraje financiero del BCE para lograr unas cuantiosas ganancias extra gracias a la subida de los tipos de interés. Sólo en España, los grandes bancos del Ibex35 han acumulado en 2022 los mayores beneficios de toda su historia (21.000 millones), en parte gracias al maná de beneficios caídos del cielo con la subida del Euribor, que condena a las familias a tener que pagar 200, 300 y 400 euros más al mes por su préstamo hipotecario. El BCE no es una "autoridad monetaria" imparcial ni neutral. Sirve a sus dueños, las principales oligarquías financieras europeas.


Hay alternativa, redistribuir la riqueza


Somos un país rico y con muchos recursos. Pero esa riqueza no se redistribuye. Bancos, monopolios y el gran capital extranjero ganan cada vez más. Mientras se empobrece a las clases trabajadoras y se asfixia a las pymes. Redistribuir la riqueza es disponer de una parte de las enormes ganancias de bancos, monopolios y capital extranjero -que son fruto del esfuerzo colectivo de toda la sociedad- para poder destinarlo en interés de la mayoría y de la comunidad.


Redistribuir no es “repartir” lo que hay. Se trata de transferir parte de esa riqueza que se apropian unos pocos, a los salarios y las pymes elevando el poder adquisitivo de la mayoría. Y al mismo tiempo crear nuevas fuentes riqueza. Reindustrializando toda España, creando riqueza y empleo en las zonas rurales. Redistribuir la riqueza también es destinar recursos suficientes a resolver los problemas que afectan directamente a la calidad de vida de las familias en la vivienda, la sanidad, la educación y las pensiones.


Pero redistribuir la riqueza es también generar riqueza. Siempre apoyaremos cualquier medida que beneficie a las clases populares, pero las medidas temporales, limitadas y paliativas, financiadas principalmente con cargo al Estado, no acaban con el saqueo monopolista y financiero a la población. Redistribuir la riqueza no es aumentar la deuda pública.

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