La actual mandataria peruana Dina Boluarte cumple 61 años, la misma edad que tendría la fallecida princesa británica Diana Spencer. El sábado 6 en que Dina cumplió en Lima 150 días en la Presidencia, en Londres fue coronado Carlos III, el único esposo que tuvo Diana.
Diana, si no hubiera muerto en 1997, tampoco hubiese sido ungida como monarca, puesto que le fue dado a Camila, la mujer que, pese a estar casada con otro caballero, le “sacó la vuelta” con su marido y le quitó de la línea de sucesión. Aunque la princesa de Gales ha sido la mujer más fotografiada y admirada de cualquier realeza moderna a nivel mundial, ella fue removida de su sitial por una dama sin carisma y popularidad.
Dina jamás tuvo el encanto de su coetánea Diana. Por el contrario, su nombre y su retrato aparecen en cientos de marchas como símbolo de repudio. Dina, además, llegó a palacio no de manera directa, sino “sacándole la vuelta” a su mismo compañero de plancha, Pedro Castillo, cuya lealtad juró eterna. Diana y Dina tienen en común que generan multitudes. Mientras la primera era aplaudida por doquier, la segunda es pifiada o produce movilizaciones que piden su dimisión.
Diana nunca estuvo envueltas en hechos violentos y fue una de las campeonas internacionales por la eliminación de las minas de guerra. Dina, a pocos días de asumir el mando, ordenó abalear manifestantes, siendo sus propios paisanos de Apurímac los primeros en caer.
Dina bien pudo haber tenido otra historia. A diferencia de Diana, ella no es de noble cuna, sino una plebeya provinciana y quechua-hablante que llegó a la vicepresidencia como socialista. Boluarte, empero, abandonó sus promesas de ser un baluarte de la democracia, la justicia social y de los pobres, para convertirse en una marioneta de sus antiguos enemigos fujimoristas.
Aunque haya muchos izquierdistas que repudien los privilegios y guerras de las realezas, Diana seguirá concitando admiradores y su hijo heredará el trono. Por el contrario, Dina está llena de detractores y lo mas probable es que acabe sin herederos políticos y procesada por crímenes de lesa humanidad.
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