En aquella reflexión amenazaba con la pronta puesta en marcha de otras elecciones. Pero una vez más, la realidad ha superado las expectativas. Hete aquí que sin consultar con nadie y a calzón quitado, el presidente de nuestro país nos ha metido en otro follón que nos va a tener liados durante casi dos meses. Nos las prometíamos tan felices. Por unos cuantos meses, a lo largo de todo un verano, íbamos a descansar de tanta matraca mitinera y de tantas promesas para conseguir el ansiado voto que les permita sentarse en la poltrona durante otros cuatro años, pero ¡“ay misero de mí, ay infelice”! La vida es sueño y los sueños… sueños son. Ya están volando las flechas en todos los sentidos. Los aguerridos candidatos se aprestan a meterse en las listas, para optar al escaño que les permita defenderse a sí mismos, a su partido y, a veces, a nuestro país. Me imagino la cantidad de componendas, reuniones subterráneas, búsquedas de candidatos “con tirón”, etc., que se estarán fraguando a lo largo de estos escasos días en los que tendrán que confeccionar las candidaturas. Aún recuerdo con la ilusión en que esperábamos las primeras convocatorias electorales a lo largo de los setenta. Nos aprestábamos a dar un paso adelante con la participación de todo el pueblo en el diseño de un futuro lleno de esperanza. Veíamos como un montón de personas de todo tipo, de diversas extracciones sociales, con una alta capacidad demostrada a lo largo de toda una extensa y exitosa vida profesional o laboral, se disponían a poner todo su esfuerzo al servicio de un futuro mejor para España. Temo que los próximos listados de candidatos van a estar llenos de militantes y activistas políticos que no gozan de otros meritos que el de haber pertenecido al partido desde siempre. Lo que les ha impedido conocer la realidad del mundo que les rodea y al que han de intentar mejorar. Bueno. Esto es lo que hay. La buena noticia estriba en que, aunque nos lo van a poner difícil, una vez más nos vamos a acercar a las urnas para elegir al menos malo. Una vez más vamos a votar por descarte. Si nos dejaran, nos votaríamos a nosotros mismos. Cada españolito tiene en su interior un presidente del gobierno, un seleccionador nacional de futbol, un papa y, si me apuran una especie de dios. Espero que después del mes de julio podamos descansar de tanta matraca. Los elegidos, después de unas vacaciones de un par de meses, se aprestarán a ponerse en marcha. No se lo que harán, porque aun no tenemos ningún programa político. Pero creo que mejorarán lo sucedido en esta legislatura. Creo que será bastante fácil. Animo… que ya queda menos.
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