El establishment del Estado español estaría formado por las élites financiera-empresarial, política, judicial, militar, jerarquía católica, universitaria y mass media del Estado español, herederos naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro "Oligarquía financiera y poder político en España", escrito por el ex-banquero Manuel Puerto Ducet).
Dichos lobbys de presión estarían interconectados mediante "una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses económicos y amalgamada por la defensa a ultranza del Régimen del 78 y de la "unidad indisoluble de España", y su objetivo confeso sería implementar en España una "democracia no liberal" siguiendo la estela de la Hungría de Orbán.
Así, en las próximas Generales podríamos asistir al triunfo de la nueva CEDA representada por PP y Vox (previa absorción de los restos del naufragio de Ciudadanos) que conformarían un Gobierno de Salvación nacional basado en la triple enzima tardofranquista (mantenimiento de la unidad indisoluble de España, control estricto de la inmigración y retorno al pensamiento único heteropatriarcal) y que gobernará con claros tintes autocráticos.
La autocracia sería pues una especie de dictadura invisible sustentada en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas y culto al líder) basadas en el control absoluto de los medios de comunicación y la censura y desprestigio social de los individuos refractarios al mensaje del líder. De ello sería paradigma el primer ministro húngaro, Viktor Orbán que habría convertido a Hungría en la primera autocracia europea o "democracia no liberal" y que sería el espejo de un partido otrora partidario de la democracia liberal como el PP de Feijóo.
Así, en el supuesto de alcanzar el Poder el PP en coalición con Vox, asistiremos a la implementación de "una democracia no liberal" siguiendo la estela de Orbán que beberá de las fuentes del centralismo bonapartitsta y del paternalismo de las dictaduras blandas. Ello se traducirá en la supresión de la ley del aborto y la de eutanasia, en la modificación de la Ley de Partidos para ilegalizar a Bildu y ERC, en el finiquito de la separación de poderes de Montesquieu así como en la instauración de una feroz ofensiva recentralizadora que supondrá la asunción por el Gobierno central de las competencias de Policía y Prisiones de Cataluña y Euskadi.
Asimismo, dicha ofensiva recentralizadora supondrá "de facto" vaciar de contenido las competencias legislativas de los Parlamentos forales vasco-navarros, medidas restrictivas que podrían convertir tanto a Cataluña, Euskadi y Navarra en autogobiernos devaluados, enconsertados y sometidos a los dictados del Gobierno Central o Tribunal Constitucional de turno, lo que podría desembocar en la apertura del Frente del Norte contra la regresión centralista del Gobierno de Madrid.
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